“Debemos cultivar nuestro jardín”, escribía Voltaire. Sigamos esta recomendación al pie de la letra, tanto en sentido propio como figurado. En toda Francia encontrarás jardines suntuosos, célebres o intimistas, perfectos para hacer un paréntesis de tranquilidad durante un paseo por una vegetación muy cuidada y asombrosa en ocasiones. Pasea por estos espacios verdes únicos para vivir un momento intemporal.
Versalles: el más majestuoso
¿Hace falta presentar Versalles, proyecto titánico realizado bajo el reinado de Luis XIV para mostrar todo el esplendor de Francia? Declarado propiedad nacional, el recinto se extiende sobre más de 800 hectáreas, un lugar en el que a María Antonieta le encantaba pasearse. Los jardines de Versalles fueron creados a lo largo de unos cuarenta años con la ayuda de André Le Nôtre. Representan el estilo “a la francesa”, donde reinan el orden y la simetría. Versalles es un espacio de vegetación que alberga parterres, numerosos bosquecillos, estatuas y fuentes, que entran en funcionamiento durante determinados eventos. ¡Sueña y escápate a este entorno mágico con motivo del 400 aniversario de la construcción del castillo!
Giverny: el más pictórico
Descubre uno de los jardines franceses más emblemáticos, moldeado por uno de los maestros del impresionismo, Claude Monet. Al mudarse allí en 1883 con su familia, el artista creó un jardín de flores, llamado el Clos Normand, pero también un jardín acuático de inspiración japonesa. El puente cubierto de glicinas, los sauces llorones y los célebres nenúfares (visibles en el invernadero) son por sí mismos verdaderas obras maestras. ¿Tienes ganas de soñar? Déjate tentar por la visita a la residencia y a los jardines. Antes de descubrir las experiencias a vivir en Normandía tras los pasos de los impresionistas.
Villandry: el más elegante
Pese a ser el último castillo construido durante el Renacimiento en el Valle del Loira, Villandry no deja de ser muy impresionante, en especial por sus jardines. Construidos y renovados por la familia Carvallo, están repartidos en cuatro niveles y representan la elegancia a la francesa. Son seis en total y se presentan como otros tantos cuadros de vegetación: huerto decorativo, jardín de ornamento, jardín de agua, jardín medicinal, laberinto de arbustos y jardín del sol. ¡A buen seguro quedarás maravillado!
Rosaleda del Val-de-Marne: el más aromático
Creada por Jules Gravereaux y Edouard André a finales del siglo XIX, la rosaleda del Val de Marne fue el primer jardín dedicado a la reina de las flores. Contiene una de las más importantes colecciones de rosas antiguas del mundo. Mundialmente conocido declarado “Jardín Destacado”, cuenta en la actualidad con cerca de 2.900 especies y variedades de rosas, dispuestas en un jardín a la francesa de 1,5 hectáreas. Un paseo relajante y apacible que ofrece los aromas más agradables.
Villa y jardines Ephrussi de Rothschild: el más exótico
Entre Niza y Menton, la Villa Ephrussi de Rothschild es uno de los más bellos palacios de la Costa Azul, rodeada por sus magníficos jardines. Dominando el Mediterráneo, fue construida en siete años durante la Belle Epoque por Béatrice Ephrussi de Rothschild, una rica heredera. Al pasearse por el recinto, se pueden admirar sus 9 jardines: florentino, español, a la francesa, exótico, lapidario, japonés, provenzal, la rosaleda y por último el jardín de Sèvres. Podrás contemplar las columnatas, estanques y parterres floridos. ¡Un viaje visual y olfativo! A añadir en tu lista de jardines que no debes perderte en la Costa Azul.
Jardín de bambúes en Cévennes: el más exuberante
Declarado Jardín Destacado y Monumento Histórico, este jardín de bambúes fue creado en 1856 por Eugène Mazel, un hombre apasionado por la horticultura. De sus viajes a Extremo Oriente trajo numerosas especies exóticas, en particular bambúes. El parque se extiende en la actualidad sobre 12 hectáreas y deslumbra por sus árboles centenarios pero también por su jardín acuático, su laberinto vegetal, su poblado laosiano o el invernadero Mazel… Un jardín único en France que ofrece un exotismo inesperado en las Cévennes Gardoises.
Chenonceau: el más mágico
Construido sobre el río Cher, el Castillo de Chenonceau se afirma como una de las joyas del Valle del Loira y símbolo de la arquitectura del Renacimiento. Apodado “el castillo de las Damas” por la gran influencia que han tenido las mujeres a lo largo de su historia, ofrece un preciso equilibrio entre arquitectura y paisaje, a través de una hermosa combinación de agua, piedra y vegetación. Estos elegantes jardines a la francesa son un deleite para la vista: los rosales trepadores del jardín de Diana de Poitiers, los parterres floridos del jardín de Catalina de Médicis, el laberinto circular, el huerto de flores, el jardín verde y, más recientemente, el jardín en homenaje a Russell Page.
Bagatelle: el más bucólico
Situando dentro del bosque de Boulogne, es uno de los cuatros recintos del jardín botánico de París. El castillo y el parque de Bagatelle fueron construidos en 1775 tras una apuesta entre María Antonieta y su cuñado el conde de Artois. El parque ofrece un paseo agradable y romántico entre cataratas, puentecitos y espejos de agua. También es conocido por su rosaleda que cuenta con 1.200 variedades diferentes y acoge, entre otros, conciertos de música clásica durante el verano.
Dominio de Rayol: el más mediterráneo
Situada entre Le Lavandou y Saint-Tropez, entre Provenza y la Costa Azul, la propiedad de Rayol fue inicialmente creada por el hombre de negocios Alfred Courmes, que compró 40 hectáreas de monte bajo salvaje en 1909. Tras permanecer abandonado, el Conservatorio del Litoral decidió en 1989 encargar su renovación al paisajista Gilles Clément para proteger las costas salvajes de la Corniche des Maures. Creó un jardín que presenta diversos paisajes: cuenca mediterránea, sureste de California, centro de Chile, la región de El Cabo en Suráfrica y Australia meridional. Para disfrutar de un momento intemporal y una invitación al viaje en un espacio natural protegido de 20 hectáreas.
Jardines Albert Kahn: el más relajante
Al comprar este palacete en 1895 en el departamento de Hauts-de-Seine, el banquero Albert Kahn pasó a dedicarse de pleno al arte botánico, su verdadera pasión. Con la ayuda del jefe jardinero Louis Picart, crearon un jardín “escénico”, género típico del siglo XIX. Podrás admirar un jardín francés, un jardín inglés y un jardín japonés, así como un bosque de los Vosgos. Los jardines Albert Kahn, apacibles y que invitan a la contemplación, son el eco al ideal de paz universal que el banquero filántropo defendió a lo largo de su vida, a través del estudio y el conocimiento de las diferentes culturas. Renovado en 2021, el museo Albert Khan ha vuelto a abrir sus puertas al público.
Eyrignac y sus jardines: el más artístico
En pleno Périgord Noir en la región de Nouvelle-Aquitaine, Eyrignac es un paraíso de clima templado, con una tierra generosa donde brotan 7 manantiales y abunda una gran variedad de fauna y flora locales. Alrededor de una casa solariega familiar del siglo XVII, los jardines se han reestructurado por completo a partir de 1965. Distinguidos en 2004 con el sello «Jardines destacables», se enmarcan en las grandes tradiciones del jardín típico francés. Todo un museo al aire libre para descubrir el arte topiario, una técnica de podar de forma decorativa. Una oportunidad única para pasear en medio de sus 300 topiarias en la búsqueda de distintas formas geométricas: esferas, cubos, conos, pirámides o espirales, que constituyen verdaderas arquitecturas vegetales.
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Por Blandine Prigent
Redactora web France.fr