5 especialidades de montaña que debes probar en los Alpes

Después del esfuerzo...

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Raclette y embutidos
© Shutterstock - Una raclette y una bandeja de embutidos.

Tiempo de lectura: 0 minPublicado el 13 marzo 2024

Cuando estés de vacaciones en los Alpes, no dejes pasar la oportunidad de satisfacer tu paladar con los exquisitos sabores de la montaña. Tan cerca de los pastos de montaña, es el momento perfecto para degustar quesos locales de calidad que darán un sabor muy especial a tus raclettes y fondues. Te mostramos las especialidades que no puedes dejar de probar en la montaña este invierno, desde los entrantes hasta los postres... y algunas direcciones locavore donde degustar buenos productos de montaña. ¡Buen provecho!

La fondue

Fondue de Saboya
© Shutterstock - Una fondue de Saboya.

¿Cuál es tu mejor recuerdo en la montaña? ¡La fondue, por supuesto! ¿Quién no ha rascado el fondo del recipiente o perdido su trozo de pan entre carcajadas? La fondue es indisociable de las vacaciones de esquí. En Saboya, se prepara con quesos beaufort, abondance y emmental. Se añade vino blanco, ajo para perfumar el recipiente, un poquito de kirsch, ¡y ya está! Hay otras muchas variantes a base de queso comté, tomme de Saboya o de morbier. Todo es cuestión de gusto. Recomendamos comprar directamente a los productores locales en la granja, o disfrutar de una fondue en un restaurante que favorezca los canales de circuito corto. 

Algunas direcciones gourmet y locavore:

La raclette

Raclette
© AdobeStock / Dmitry-Evs - La raclette no puede faltar en unas vacaciones de invierno en los Alpes.

Es la otra especialidad incuestionable. La raclette tiene algo que gusta a todos, tanto para los amantes del queso como de los embutidos (y las patatas). Esta receta, inventada al otro lado de los Alpes, en Suiza, en el siglo XIX, ha cruzado nuestras fronteras, para nuestro deleite. Hoy existe una Raclette de Savoie IGP reconocible por su corteza lisa de color amarillo a naranja, así como innumerables sabores para todos los paladares (pimienta, vino blanco, ajo silvestre, humo de haya...). Al igual que la fondue, la raclette es una forma agradable de pasar un momento inolvidable con los amigos y la familia, y de afrontar el invierno. Puedes comprarla en la quesería o cooperativa local, o disfrutar de esta especialidad alpina en un restaurante que favorezca los circuitos cortos de distribución, en la estación o en altitud. 

Algunas direcciones gourmet y locavore:

Más información:

Los crozets

Crozets
© ALF photo / Adobe Stock - Los ingredientes de la croziflette, inspirada en la tartiflette: crozets, queso reblochon y bacon.

Según cuenta la leyenda, los crozets nacieron en el siglo XVII en el valle de la Tarentaise, en Saboya, a dos pasos del Mont-Blanc. Al parecer, la palabra “crozet” procede del dialecto local “croé”, que significa “pequeño”. Los crozets son unas pequeñas masas de forma cuadrada a base de harina, huevo, sal y agua. Se pueden tomar en sopa, en gratén con queso beaufort e incluso en una versión revisitada de la tartiflette, la “croziflette”. Su pequeño tamaño estaría relacionado con el deseo de las gentes de la montaña de transportar un volumen reducido de alimento en su zurrón durante sus expediciones en las cumbres.

El pastel de Saboya

Pastel de Saboya
© Shutterstock - El pastel de Saboya.

Ligero como una pluma, este pastel es uno de los símbolos de Saboya. Ideal para acompañar un té, está formado por fécula de patata y/o harina, azúcar en polvo, huevos y un poco de cáscara de limón rayada. Esta especialidad de los Alpes nació en 1358 en Chambéry, con motivo de la reunión diplomática entre el conde Amadeo VI de Saboya y Carlos IV de Luxemburgo. Como anécdota, en aquella época Saboya aún no era francesa. La receta tan ligera del pastel de Saboya es del pastelero Pierre de Yenne. Los encontrarás en panaderías, pastelerías y salones de té de todos los Alpes.

El brioche con almendras garrapiñadas

Brioches con almendras garrapiñadas
© iStock - Alphotographic - Brioches con almendras garrapiñadas.

Otra especialidad de la montaña que no puede faltar en los Alpes: el brioche con almendras garrapiñadas o brioche de Saint-Genix. Al parecer nació en 1880, imaginado por el pastelero Pierre Labully al que se le ocurrió meter almendras garrapiñadas dentro del brioche. ¡Y fue todo un éxito! El brioche adquiere un hermoso color rosado y se perfuma con un sabor dulce al fundirse las almendras garrapiñadas. El pastelero registró esta creación con su nombre, Pastel Labully. En la actualidad, uno no puede pasar por Saint-Genix-les-Villages sin detenerse en la pastelería Labully para probar este célebre brioche con almendras garrapiñadas. 

Una dirección muy dulce e ineludible:

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Por Sandy Pérolle

Epicúrea y especialista en estilo de vida.

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