¿Qué tal una escapada invernal a Estrasburgo, en Alsacia? Este destino cautiva a las parejas con su rica amalgama de patrimonio natural, arquitectónico y culinario, creando una experiencia verdaderamente inolvidable.
En el corazón de la naturaleza
En invierno, el frío alsaciano invita a las parejas a abrazarse con mayor intensidad, especialmente durante un apacible paseo. Así de juntitos, podréis recorrer el gran parque de l’Orangerie, declarado monumento histórico y que mezcla clasicismo y romanticismo. Podréis observar las cigüeñas, que fueron reintroducidas y que han encontrado aquí un oasis de paz. Para un momento todavía más romántico y relajante, podéis alquilar una barca y aproximaros a la gran catarata del parque. A continuación, debéis dirigiros al Buerehiesel, una bonita casa con entramado de madera que alberga, protegida por su magnífico ventanal, un restaurante gastronómico.
¡Boda en la catedral!
Con su majestuosa fachada gótica de gres rosa, la catedral de Estrasburgo hace soñar a más de una pareja que estaría encantada con darse el “sí, quiero” allí. Pero antes de imaginarse dirigiéndote hacia el altar, déjate subyugar por el interior de la catedral, donde te recibirá un imponente reloj astronómico de la época del Renacimiento. Cada día a las 12h30, los autómatas entran en acción y ofrecen un espectáculo único. Justo al lado, no te pierdas el pilar de los ángeles, que en toda su altura ilustra el Apocalipsis. Si te resulta demasiado dramático, dirígete a la plataforma de la catedral para respirar aire puro y disfrutar de unas vistas incomparables de la ciudad.
Cerca del séptimo cielo...
Con sus 330 peldaños a escalar, llegar a lo alto de la plataforma de la catedral parece interminable, pero las vistas que te aguardan arriba bien merecen el esfuerzo. A 66 metros de altitud, toda la ciudad se ofrece ante ti. La actual, claro está, pero también la de ayer, gracias a la aplicación VR Strasbourg 360°. Al mirar hacia el oeste, verás aparecer en tu móvil la ciudad tal y como era en 1490: las murallas con sus 25 torres, los edificios de esa época hoy desaparecidos, así como las obras del segundo campanario de la catedral. Hacia el este, descubrirás la ciudad en 1730. De vuelta al presente, puedes contemplar otras iglesias. Algunas albergan verdaderos tesoros: estatuas funerarias barrocas, magníficos órganos del siglo XVIII, frescos del XIX… Un viaje al pasado, pero muy real.
Paseo de enamorados
Ponemos rumbo al barrio de la Petite France, donde las casas con entramado de madera contrastan alegremente con las coloridas fachadas y sus voladizos. Sus tejados inclinados las elevan hacia el cielo. Para un paseo romántico, toma un pequeño barco eléctrico en uno de los cinco brazos del Ill, y déjate llevar para soñar despierto con el pasado medieval reflejado en la superficie del agua...
En la plaza Benjamin Zix, admira la Maison des Tanneurs, en plena floración de primavera a otoño, mientras disfrutas de la sombra de los plátanos en verano. A continuación, toma la empedrada rue du Bain-aux-plantes para llegar al Pont du Faisan, más conocido como el puente giratorio. Este puente tiene la particularidad de girar para dejar pasar los barcos de recreo que surcan el Ill, ofreciendo un momento mágico a los peatones.
Desde la terraza panorámica del dique Vauban, disfruta de una vista impresionante de los Ponts Couverts, la catedral y el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo.
Unos momentos deliciosos
Si quieres mimar a tu media naranja con especialidades alsacianas, nada como una cena en un restaurante auténtico, conocido aquí como winstub. Si buscas una comida más íntima, elige un restaurante gastronómico. Entre las direcciones que no debes perderte, La Casserole te espera cerca de la catedral de Notre-Dame de Estrasburgo en un ambiente acogedor, a menos que prefieras a uno de los pasteles del Hotel Leonor. ¿Por qué no dejarse tentar por un postre coco-exótico acompañado de un chocolate caliente o un té Mariage Frères?
Para una noche romántica...
El Hotel Kaijoo de 4 estrellas promete una noche romántica rodeado de una decoración de estilo industrial, con toques nórdicos y japoneses… Una estética sobria, zen, bonita y moderna, que también permite viajar con la imaginación. Situado en el corazón de La Petite France, este hotel se compromete a reducir la huella de carbono de los viajeros. Su tranquilo entorno es ideal para una escapada atemporal en la Grande Île, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Una cita romántica
En febrero, los enamorados se dan cita durante diez días para el evento “Strasbourg mon amour” que propone grandes bailes o veladas más íntimas, experiencias gastronómicas, conciertos exclusivos, visitas insólitas y un festival de literatura romántica. ¡Nos vemos en febrero!
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Por France.fr
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