Centro de arte y de cultura con una arquitectura espectacular, el Centro Pompidou-Metz abrió sus puertas en 2010 en el barrio del Amphithéâtre, en Metz. Entre grandes exposiciones temáticas, eventos multidisciplinarios y talleres para los jóvenes, los motivos para visitarlo no faltan.
Cubierta y sombrero chino: una arquitectura innovadora
Visualmente increíble, la arquitectura del Centro Pompidou-Metz es también una proeza técnica. El conjunto recuerda a una carpa de circo pero es un sombrero chino, encontrado por casualidad por uno de los arquitectos del proyecto, el que inspiró la inmenso cubierta con forma de volutas. El armazón, de una complejidad inhabitual, es uno de los mayores jamás realizados: 8.000 m2 enteramente de madera. De este océano de techumbre blanca surgen las galerías, cuyos ventanales ofrecen unas vistas sobre la ciudad, como otras tantas postales. El conjunto se desarrolla alrededor de una flecha central de 77 metros, guiño al año de creación del Centro Pompidou en París.
Grandes volúmenes para grandes exposiciones
En el interior del edificio, los 5.000 m2 de espacios para exposiciones se extienden en unos fantásticos volúmenes con la Gran Nave, cuya altura bajo techo varía entre 5,70 y 18 metros, y las tres galerías pensadas como espacios abiertos que se entrecruzan. Un recinto magnífico para grandes exposiciones temáticas, como las del Centro Pompidou de París. “Fernand Léger. La Belleza está por todas partes”, “Warhol Underground” o "Parejas modernas”... El Centro Pompidou-Metz puede echar mano de las 100.000 obras del Centro Pompidou de París, que cuenta con una de las dos más importantes colecciones de arte contemporáneo en el mundo.
Unos eventos que mezclan distinta formas de arte
Danza, música, artes visuales, literatura, conferencias… La agenda está llena de citas que permiten explorar diferentes formas de arte alrededor de una temática común.
Los artistas al encuentro de los más jóvenes
Además de utilizar los espacios de exposición, tanto los artistas reconocidos como los jóvenes creadores también participan en los talleres dirigidos a los niños y adolescentes para comunicar su pasión. Unos intercambios lúdicos que se prolongan con la experimentación de diversas formas de creación contemporánea. Realizar esculturas con chicle o iniciarse a la serigrafía sobre crêpes son tan sólo dos ejemplos de formas de abrir el espíritu de las jóvenes generaciones.
Por Anne-Claire Delorme
Periodista y viajera.