Un grupo de jóvenes chefs despierta desde hace poco tiempo los paladares de la metrópoli del norte de Francia abriendo nuevos establecimientos, accesibles y a la última. Bistrot gastronómico, cantina eco o restaurante a la última… Esta es nuestra selección de buenas mesas en Lille.
Solange: bistrot gastronómico
Este es un restaurante un poco alejado del centro que merece ser visitado, ya que en sus fogones trabaja con denuedo Christophe Pirotais, candidato de la promoción 2015 del programa Top Chef. La pequeña sala con 30 cubiertos tiene una decoración depurada, pero los platos son generosos y creativos, preparados con buenos productos. Entre las propuestas destacadas figura el costillar de cerdo asado, tan tierno que se deshace en la boca. Una cocina bistronómica, como nos gusta, y de la que no hay que privarse vistos sus precios muy abordables.
Jane: restaurante-bar para compartir
A dos pasos de la Grand’Place, L’Arbre Voyageur (el Árbol Viajero) ha plantado su concepto de hotel de 4 estrellas en el antiguo consulado de Polonia revestido con una espectacular fachada de cristal. Además de un ultramarinos gourmet y una tienda de flores, esta nueva dirección de Lille acoge dos restaurantes. Uno de ellos es el Jane, que reivindica una “cocina para compartir”, a imagen de su original decoración que combina toques retro y africanos. Entre sorprendentes cócteles servidos bajo una campana, pasta flambeada con vodka o hielo aromatizado con tomillo por el chef Jean-Christophe Gille, se pueden descubrir numerosos sabores inéditos.
Empreinte: cocina neo-gastronónica
Una gran mesa rústica donde los comensales comparten el pan, en el centro de sala, y unas vidrieras que difunden una suave luz amarilla dan el tono al lugar: el de un ambiente acogedor donde la madera, el cuero y el metal aportan una elegancia bruta, una sencillez natural que va a lo fundamental, como la cocina de Ismaël Guerre-Genton. Al abrir Empreinte con su compañera Inès en 2016, este chef treintañero ha apostado por la emoción y un ambiente desenfadado. Un reto superado por este restaurante donde los productos de temporada y lo vegetal dictan el menú: 3, 5 o 7 platos a elegir cada noche, según una fórmula a ciegas que encuentra un gran éxito.
Sébastopol: loft a la última
Una fachada clásica y de tonos oscuros y, en el interior, una gran sala con ambiente de loft, luminosa con ventanas altas, madera clara y apliques de taller… Al Sébastopol, que ha reabierto hace poco con este nuevo aspecto moderno, le gustan los contrastes y juega con ellos. En la cocina, el equipo reunido alrededor de Damien Laforce utiliza sin complejos los productos de la tierra, reinventando incluso los tradicionales mejillones con patatas fritas. La carta, minimalista, garantiza frescor y evita las largas descripciones de platos. Mejor así: salvia y carne de vaca o manzana, tomillo y acedera se combinan bien, sin afectación.
Rococo restaurante: cocina regional creativa
Puede que la fachada del edificio no llame mucho la atención, pero en el interior encontrarás un entorno suntuoso y lleno de contrastes: un comedor estilo Napoleón III, con sus dorados, molduras, lámparas de araña y... un mobiliario contemporáneo que se integra a la perfección. En el comedor, te recibe un ambiente silencioso y un equipo que te atenderá con esmero. En cuanto al paladar, el chef Antoine Ferrerira te ofrece una atractiva carta que cambia de vez en cuando. La cocina es creativa y de temporada, con un sutil protagonismo de los productos regionales. Según el humor del chef, podrás probar, por ejemplo, vieiras de Boulogne-Sur-Mer, salchicha de Morteaux asada con harissa fresca o Ballottine de ave con crema reducida de Maroilles y sus acompañamientos. Cuando hace buen tiempo, una agradable terraza exterior hace las delicias de los comensales.
Le Coke: brasserie chic
En la antigua sede en Lille de la Compañía de Minas de Lens se ha instalado la Brasserie Coke: 1.000 m2 que la familia Galliaerde, ya al frente de tres restaurantes en la ciudad, ha reacondicionado conservando el espíritu del lugar -parquets, molduras, lustros-, a lo que ha añadido un toque contemporáneo. En la planta baja, el espacio de bar deja entrever la gran cocina. En la primera planta, el restaurante con unos 60 cubiertos sirve unas recetas locales que siguen el paso de las estaciones. Mención especial merece el menú “charbon” (carbón) y sus 10 platos que prometen “una experiencia sensorial”.
Por Pascale Filliâtre
Periodista y viajera.
A menudo, he ido hasta la otra punta del planeta para encontrar lo que Francia nos ofrece… justo al lado. filliatre.pascale@orange.fr