Para ti... ¿Provenza = verano + piscina + lavanda? ¡Desengáñate! Este territorio extremadamente bello nos depara en invierno bonitas sorpresas. Dotada de un clima suave y de un cielo azul luminoso, la región nos mostrará un encanto totalmente diferente en temporada baja. Sigue nuestra guía.
Escalar en Les Baux-de-Provence
Encaramado a su nido de águilas en el corazón del Parque natural regional de los Alpilles, Les-Baux-de-Provence es uno de los pueblos más bellos de la Provenza... y de Francia. Inundado de visitantes en verano, el pueblo, vecino de Saint-Rémy-de-Provence, desprende tranquilidad en invierno, estación ideal para pasear por sus estrechas calles empedradas y descubrir los restos minerales de su castillo. Bajo el pueblo, las Carrières des Lumières invitan a un interludio poético en cualquier estación gracias a las exposiciones inmersivas de obras de arte proyectadas en las paredes.
Descubrir Sainte-Victoire de otro modo
Al este de Aix-en-Provence, esta montaña que Cézanne inmortalizó unas 60 veces, es el símbolo de la Provenza. En lugar de una agotadora ascensión bajo un sol abrasador, imagina el camino hasta la cima en la estación de los copos, jalonado por algún que otro encuentro con cabras y ovejas.
Recorrer las calanques bajo un azul profundo
Las calanques, esas calas de abruptos acantilados de un blanco deslumbrante, resultan aún más impresionantes bajo la intensa luz invernal. Veinte kilómetros de calas, a veces vírgenes, a veces verdes, entre Marsella y Cassis... o el comienzo de una hermosa aventura, en bicicleta, a pie o en rappel. Ideal para un picnic gourmet en pareja junto a una naturaleza preservada. Una forma estupenda de redescubrir la Provenza en invierno.
Llenarse de arte en el Castillo de La Coste
La instalación in situ de Daniel Buren, el edificio de Tadao Ando, el móvil de Calder, la araña de Louise Bourgeois, aprovecha los encantos de una finca vinícola excepcional para descubrir el arte contemporáneo paseando entre las viñas. Unas cuarenta obras se descubren en el jardín de esculturas de la Villa La Coste, uno de los 31 palaces de Francia, situado cerca de Aix-en-Provence. Una oportunidad para descubrir la Provenza en invierno, una estación marcada por temperaturas suaves y hermosos días soleados.
Deambular tranquilamente por Marsella
La ciudad de Marsella se revela en temporada baja. Descubre el Mucem y la arquitectura firmada por Rudy Ricciotti sin hacer cola, explora la Villa Méditérranée que alberga la réplica de la cueva de Cosquer, visita el hospicio Vieille Charité sin las aglomeraciones habituales y prueba el ecléctico programa cultural de la Friche de La Belle de Mai. ¡Vive la Provenza en invierno!
Chuparse los dedos en Puyricard
El pueblo de Puyricard, cerca de Aix-en-Provence, es un lugar de encuentro secreto para los verdaderos gourmets, sobre todo en invierno y con motivo de las fiestas de fin de año. Chocolates finos, orangettes, calissons, frutas confitadas y otros postres de Provenza forman parte del menú de las fiestas. Chocolatera artesanal desde 1967, la Maison Puyricard, presente en Provenza, en la Costa Azul y en París, también ofrece talleres supervisados por maestros chocolateros, suficientes para que la temperatura exterior suba unos grados a pesar del viento de mistral...
Seguir los pasos de Van Gogh en Arles
El 20 de febrero de 1888 Vincent van Gogh llegó a Arles, con un tiempo de nieve excepcionalmente rudo. Allí pasó 14 meses especialmente prolíficos, inspirado por la luz y los colores de las estaciones provenzales. Para retroceder en la historia del mismo modo, traspasa la entrada de la Fundación Van Gogh y pasea por la ciudad en invierno. Los amantes del arte también visitarán el centro cultural experimental Luma Arles.
Festejar la oliva y el aceite de Provenza
En las alturas de Manosque, y en toda la Provenza, el invierno es la estación de la aceituna. Para conocer la cultura viva y sabrosa del olivo y degustar el primer aceite de oliva del año, con notas de alcachofa, pimienta y hierba cortada: acude en noviembre a la almazara Gouvan, en Forcalquier, al ecomuseo L'Olivier, en Volx o a la almazara Margarier del Domaine de la Michelle, en Auriol. Más al norte, en Nyons, a la entrada del parque natural regional de las Baronnies, se celebra la aceituna negra durante todo el invierno: fête de l'olive piquée en diciembre, fête de l'alicoque (aceite nuevo) en febrero.
Por Pauline Weber
Periodista independiente especializada en cultura @paulineweber_