La costa de Bretaña del sur... belleza, historia en cualquier parada, paisajes espectaculares, una cultura muy autóctona, y unos saber-hacer que provienen de la tierra… Esto es lo que sentirás y descubrirás en esta ruta que presentamos.
1 - Brest
Brest, France
Esta ciudad, destruida en la segunda guerra mundial en un 90%, puede parecer sombría con sus construcciones muy austeras e impersonales, pero gana cuando se la visita. Ciudad moderna y dinámica, en Brest se respira aires marítimos por su situación en una rada.
Qué ver en Brest:
- La calle de Siam
- El teleférico
- El convento de Capucins
- El castillo
- El puerto de Brest-La rada
En el centro de la ciudad, si quieres pasear, imposible perderse el eje formado por la calle Jean Jaurès y en su prolongación la calle Siam. En su centro, la monumental plaza de la Libertad donde se encuentra el imponente ayuntamiento, es el lugar donde airearse un poco. Recorre la calle Siam con sus fuentes de mármol negro de la artista Marta Pan. En la parte baja de la calle, puedes hacer una pausa para sentarte en una terraza y ver el puente levadizo/carretera de Recouvrance de acero que atraviesa el puerto militar. Justo en esta orilla, está el castillo de Brest medieval. Esta fortaleza se impone como una plaza militar de primer orden. Ahora alberga el Museo Nacional de la Marina. El castillo domina el curso fluvial costero, la rada y la bocana. Súbete a la torre y a las murallas para admirar su arquitectura. Hacia la derecha, un moderno teleférico te transporta al barrio de la Recouvrance y a los Talleres des Capucins. Este emplazamiento debe su nombre a un antiguo convento que fue destruido para construir después una fábrica de construcción naval en su lugar. Ahora se ha convertido en el espacio cubierto más grande de Europa. Es un punto de encuentro lleno de vida para los habitantes de la ciudad. Ya desde el teleférico disfrutarás de magníficas vistas sobre el curso fluvial costero, la torre Tanguy y la rada. Al llegar a los Talleres, ya apreciarás la grandiosidad del lugar, muy propicios para paseos familiares y donde los jóvenes bailan el hip hop, o detenerse a escuchar grupos musicales típicos bretones. Es un lugar cultural también con exposiciones temporales, la mediateca… Pasear por los muelles del puerto comercial te ofrecerá una de las mejores vistas de la ciudad, faros, balizas, los astilleros navales de madera y la goleta la Recouvrance. Y por fin la rada, la base náutica de la ciudad donde se pueden practicar multitud de actividades náuticas.
2 - Faro de la Punta Saint-Mathieu
Punta Saint-Mathieu
A 36 minutos de Brest en coche, está el pueblo de Pougonvelin. Esta villa marcada por su carácter auténtico, está situada en la punta de Finistère, frente al Mar de Iroise. Este mar de reflejos turquesas te transporta a lugares extraordinarios como el fuerte centinela de Bertheaume y la Punta Saint-Mathieu. En la Punta Saint-Mathieu, la majestuosidad du su faro blanco y rojo contrasta con los vestigios de la iglesia abacial que dejó huellas de misterio… El faro, las ruinas de la abadía, el memorial nacional de los marineros, la capilla Notre-Dame des Grâces… Y unas vistas que quitan el soplo te esperan en este lugar.
- El faro: en 1835, se enciende por vez primera. Sus 37 metros de alto culminan a 58 metros por encima del nivel del mar y señaliza la ruta para entrar en la bocana de Brest. Está clasificado Monumento Histórico desde noviembre 2010. Se puede visitar si te atreves a subir sus ¡163 escalones!
- La abadía: de construcción románica y gótica del s. XI, fue ocupada por los monjes benedictinos hasta la revolución francesa, asegurando la vigilancia de la costa ocupándose de un fuego en lo alto de una torre, ancestro del faro actual.
- El cenotafio: este memorial nacional de los marineros muertos por Francia fue construido en 1927. Domina un viejo fortín, y una gran estela, una mujer de luto frente al océano, traduce el dolor moral y la tristeza.
3 - Plougastel - Daoulas
Plougastel-Daoulas, France
Dejando ya la Punta de Saint-Mathieu y Brest y de camino a la Península de Crozon, bien merece una paradita al pueblo de Plougastel-Daoulas. Si estáis en julio y agosto no dejes de probar la conocida “Fresa de Plougastel” (Indicación Geográfica Protegida), originaria de Sudamérica, es un francés que descubre las fresas en el S. XVIII y la trae a Francia. Conquistados por su sabor la adoptan, la cultivan y la exportan desde finales del S. XIX. Hoy es un símbolo de la ciudad. Ya allí, bien merece una visita el calvario del s. XVII, uno de los más conocidos. Fue construido tras una epidemia de peste ocurrida en la región.
También merece la pena acercarse a la abadía de Daoulas. Es un edificio arquitectónico excepcional de Finistère, clasificado como Monumento Histórico. Es un antiguo monasterio que fue fundado en el s. XII por los canónigos de la orden de San Agustín: su iglesia abacial, la fuente monumental Notre-Dame-des-Fontaines, el claustro románico y su pila y el oratorio del s. XVI evidencian todavía hoy lo que fue su poder. También es conocida por sus jardines extraordinarios. Reúne plantas medicinales del mundo entero.
4 - Landévennec
Landévennec, France
Siguiendo el camino hacia Crozon, en el corazón de un parque natural, te adentras en Landévennec, uno de esos lugares preservados que gusta descubrir por ser un lugar excepcional de un pasado rico en historia y de arqueología. Desde el S. XVII, la Marina se ha interesado mucho en Landévennec y es en el s.XIX que se crea la Estación naval visitada por Napoleón III durante su viaje a Bretaña en agosto 1858. Hoy esta reserva ha dejado su lugar a un cementerio de barcos que puede descubrir desde un mirador. Landévennec es también conocida por su abadía donde unos 40 Benedictinos seguían la vida monástica implantada aquí por San Guénolé. Un museo en la antigua abadía presenta estos 15 siglos de historia en las cuales horas gloriosas y vicisitudes se han sucedido a lo largo de la historia de Bretaña. Se pueden visitar las ruinas de la antigua abadía que te transportarán en el tiempo.
5 - Península de Crozon: Camaret-sur-mer y la Punta de Pen-Hir
Camaret-sur-Mer, France
Pon rumbo a la Península de Crozon, un paraíso sobre la tierra, con aguas de color turquesa, calitas, pueblos con mucho encanto.
Desde el Cabo de la Cabra al Sur hasta la Punta de Pen-Hir al norte, la península ofrece paisajes asombrosos. La playa de la Isla Virgen en Morgat está considerada como una de las más bellas playas del mundo. Los conocidos Montoncitos de guisantes de la Punta de Pen-Hir que se codean con las alineaciones megalíticos de Lagatjar, clasificados Monumentos Históricos, y Camaret-sur-Mer serán una visita inolvidable.
Camaret-sur-Mer Durante mucho tiempo gracias a sus profundas aguas, Camaret fue un puerto de escala para los barcos costeadores y los largos barcos venidos de España y de Portugal. La importancia estratégica del puerto militar de Brest le dio un papel de puerto de escala y de avituallamiento, en espera del tiempo, el viento y las corrientes favorables. Es un Puerto de interés Patrimonial.
Te sentirás atraído por la Torre Dorada, que forma parte de la Red de Lugares Mayores de Vauban, declarada patrimonio mundial por la UNESCO, que recuerda la necesidad de defensa del lugar, en periodo de guerra con Inglaterra. Es un puerto típico donde dar un paseo por los animados muelles y sus casas de colores. A continuación dirígete hacia la capilla de Notre-Dame de Rocamadour famosa por sus maquetas de barcos, pasando antes por el cementerio marino donde reposan antiguos barcos. Deambula por sus callejuelas del barrio de los artistas. Saborea sus productos de mar en el animado puerto. Si quieres hacer senderismo, sigue el sendero costero GR34 que bordea magníficos acantilados. Desde Camaret-sur-Mer también hay salidas hacia la isla de Ouessant si te animas a ir más allá en tu recorrido.
Para ver paisajes asombrosos, sube a la Punta de Pen-Hir, famosa por ser uno de los 4 salientes rocosos más bellos de la Península, presenta impresionantes acantilados muy pronunciados. La vista sobre los Montoncitos de guisantes es extraordinaria así como el amplio panorama: los Montoncitos de guisantes, la Punta del Raz a la izquierda y la Punta Saint-Mathieu a la derecha. Llegando a la punta de Pen-Hir, verás a tu derecha los alineamientos megalíticos de Lagatiar. Párate un instante para admirar estas piedras levantadas aquí hace algunos milenios.
6 - Locronan
Locronan, France
Pequeña ciudad con carácter de Bretaña, clasificada dentro de Monumentos Históricos desde 1924, Locronan es uno de los sitios más prestigiosos de Bretaña. Por su calidad arquitectónica, a este municipio lo han destacado como: Pequeña Ciudad con Carácter de Bretaña y uno de los Pueblos más Bellos de Francia. Te dejará boquiabierto.
Locronan es ante todo una tierra de tradiciones. Tierra de milagros, vio su fama y su riqueza crecer gracias a la creencia devota a San Ronan y de su herencia de culto a la fecundidad. Conoció su apogeo en el s. XVI con la industria de la tela de vela que tuvo como comanditario la Compañía de Indias. Maravillosamente conservada, el Pueblo de granito a conservado bellas residencias Renacimiento y su magnífica iglesia del s. XV. Es muy conocida por una de las procesiones más grandes de Bretaña, La Troménie. Se celebra cada 6 años en un recorrido de 12 kilómeteros.
No dejes de comer una galette y una crêpe en sus numerosos locales. Como sabes este manjar nació en Bretaña.
Qué ver en Locronan:
- La Grand’Place, casas de granito de los siglos XVII y XVIII, y calles adyacentes
- Iglesia prioral Saint-Ronan (s. XV) y la capilla del Penity (s. XV y XVI)
- La fuente monumental Saint-Entrope (s. XVII)
- Capilla Notre-Dame-de-Bonne-Nouvelle (s. XV y XVII)
7 - Quimper
Quimper, France
Clasificada como “Ciudad de Arte e historia” desde 1989, Quimper es simplemente una obra maestra arquitectónica. Su historia se remonta a los tiempos más antiguos, ya que el territorio estaba habitado ya desde los siglos IV y III AC. A lo largo de las orillas tranquilas del río Odet, la catedral Saint-Corentin parece velar por sus habitantes. Está considerada como una joya del arte gótico bretón. Otra particularidad de la ciudad: la decena de pasarelas floridas que permiten pasar de una orilla a otra el Odet. Capital histórica de Cornualles, Quimper es hoy una capital cultural. Lo atestiguan sus numerosos grandes museos:
- Museo de bellas artes, instalado en un palacio de arte italiano, construido en el s. XIX
- Museo departamental bretón albergado en el antiguo palacio de los Obispos de Cornualles.
Esta ciudad es también la de la cerámica, con sobre todo la fábrica de cerámica Henriot famosa por sus tazones “nombres”. La encontrarás en el barrio Locmaria.
Antaño, rodeada de murallas, el viejo Quimper que rodeaba la catedral, da a la ciudad su carácter. No dejes de visitar desde la catedral, su caso antiguo con sus casas de madera y sus calles empedradas, cuyos nombres recuerdan los antiguos oficios: la calle Kéréon (zapateros) y la plaza del Beurre (de la mantequilla) que debe su nombre a que antaño se reunían en esta plaza los granjeros para vender la mantequilla, la calle des Boucheries (carnicerías)… Quimper ha sido siempre una ciudad comerciante y de negocios. Hoy conserva todavía ese ambiente.
El saber-hacer bretón: la firma de ropa Armor Lux especializada en ropa y tejidos marineros
Es en esta ciudad donde nació la casa de ropa Armor Lux más conocida por sus polos y jerseys marineros. En 1938, Walter Hubacher creó La Bonneterie (fábrica de géneros de punto) d’Armor en Quimper, con el objetivo de producir piezas de ropa interior de calidad bajo la marca Armor lux. Las primeras colecciones de prêt-à-porter aparecieron en 1970 y se sumaron así a la fabricación de ropa interior y jerséis de estilo marinero de la marca. En 1982, Armor Lux abrió una red de tiendas. Nueve años más tarde los industriales Jean-Guy Le Floch y Michel Gueguen tomaron las riendas de la empresa. Actualmente La Bonneterie d’Armor trabaja para el servicio de correos, la empresa ferroviaria SNCF, Aeropuertos de París y la policía nacional, y produce líneas de productos fabricados con algodón biológico y conforme a los estándares del comercio justo. La calidad de las telas y la habilidad de las costureras disfrutan de una excelente reputación internacional.
Además es la única fábrica que lo hace todo de principio a fin:
- Creación de artículos textiles: crean cada año más de 1.500 nuevos modelos.
- Fabricación integrada desde el hilo hasta el producto terminado: esta empresa tiene uno de las últimas herramientas de producción textil integrada verticalmente distribuidos en dos edificios. Los talleres de tricotado y de tinte así como el laboratorio de análisis. Posee 85 oficios de tricotar circulares de varillas y de diámetros diferentes que le permite producir en grandes cantidades los principales tipos de tricots unidos o a rayas. Dispone también de un taller de tintura que cuida la salud. Una vez tejido, también cortan y confeccionan. Se encargan ellos mismos también de la logística de almacenamiento y transporte para su entrega. Y por supuesto disponen de un control de calidad que garantiza una calidad irreprochable.
Este saber-hacer ha sido reconocido por el Ministerio de Economía y de Industria que le dio el sello de “Entreprise de Patrimoine Vivant” (Empresa del Patrimonio vivo). Al lado de la fábrica, tienes dos tiendas, una para comprar las prendas de la temporada actual y el outlet con prendas de otras temporadas a precios muy interesantes.
Por María Jesús Tomé - Juan Coma
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