¡Como capital mundial del vino, Burdeos es una gran amante de las celebraciones y del deporte! En 2024, los aficionados al fútbol estarán bien atendidos con 7 encuentros del torneo olímpico femenino y masculino de fútbol organizados en el Estadio Matmut Atlantique. Por su parte, los hinchas tendrán la oportunidad de descubrir los secretos de esta campeona del estilo de vida francés, entre patrimonio antiguo, nuevos barrios de arquitectura espectacular y las rutas de los vinos.
Acudir al estadio y movilidad sostenible
Desde el centro de la ciudad o la estación de Saint-Jean, puedes llegar directamente al estadio de Burdeos con la línea C del tranvía. Cuando hay partido y durante los grandes eventos, hay lanzaderas especiales para llegar al recinto deportivo desde las otras dos líneas de tranvía. Un aparcamiento vigilado y gratuito permite acudir al recinto en bicicleta.
En Burdeos, se prioriza la movilidad sostenible para desplazarse fácilmente de un barrio a otro. Además de las 3 líneas de tranvía y los múltiples autobuses, la red de transporte urbano incluye bicicletas y vehículos de autoservicio, lanzaderas fluviales e incluso catamaranes híbridos para cruzar de una orilla a la otra con el mismo billete de autobús o tranvía.
Para facilitar el día a día a los visitantes, un City Pass incluye acceso ilimitado al transporte en tranvía, autobús, lanzaderas fluviales y entradas a los monumentos.
Seguir el partido en la ciudad
No digas "Houses of Parliament", sino simplemente "Hop", el apodo de este pub ineludible en Burdeos las noches de partidos. Situado en el barrio de Saint-Pierre, en el casco antiguo de Burdeos, puedes degustar (con moderación) una increíble variedad de ginebras, cócteles y cervezas, incluso locales, en botella o de grifo, acompañados con tablas de charcutería o quesos para ver el partido en una pantalla gigante y pantallas de alta definición. En la calle Cours d’Albret, el Connemara Irish Pub acoge a los hinchas a lo grande cuando hay partido. Y en el moderno barrio de Bassins à Flots, te acoge un ambiente californiano en el Café Oz, entre tablas de surf, pinturas aborígenes y cocodrilos gigantes, sin perder de vista a tu equipo preferido en la pantalla grande.
Saborear los productos locales y la gastronomía francesa
Para disfrutar de una buena selección de especialidades: Brasserie Bordelaise, una institución que cultiva los sabores del suroeste, desde la lamprea a la bordelesa hasta la paletilla de cordero de Quercy, pasando por las ostras de Arcachón, con una selección de vinos que supera las 700 referencias. A dos pasos del Mercado de los Capucins, el epicentro de Burdeos, Chez Gauta (que significa "boca" en occitano) cuenta con la certificación Green Food y el galardonado chef Vivien Durand rinde homenaje a la cocina casra con casquería del día (pero también menús vegetarianos) y postres de temporada. En pleno centro del Ecosistema Darwin, nada mejor que el Magasin Général, el mayor bistró-refectorio de Europa con una carta flexitariana y una política de 0 residuos; o bien la terraza con vistas al río Garona de Belle Saison, creado por el antiguo medio scrum Jérôme Fillol, para degustar platos deliciosos 100 % locales.
¿Te apetece un brunch para recargar pilas al día siguiente del partido? En una antigua iglesia de la plaza Camille Jullian se encuentra el café-restaurante Utopia (también Green Food) que propone delicias locales: trucha ahumada de los Pirineos, huevos ecológicos de Dordoña, tartas caseras para acompañar con un café Rainforest o un té ecológico. Para disfrutar de placeres dulces, hay que ir a Chez Baillardran o bien a Maison Lemoine para degustar los famosos cannelés.
Visitar la ciudad
¿Sabías que…? Burdeos posee uno de los mayores patrimonios declarados por la UNESCO: 1810 hectáreas, es decir, la mitad de la ciudad (¡y 350 monumentos históricos!). Un nuevo itinerario señalizado en el suelo con clavos de bronce permite seguir el hilo, desde la plaza de la Bolsa (siglo XVIII) construida como un balcón sobre el río Garona y su monumental espejo de agua (3450 m²) hasta los palacetes, como el de Laubardemont (siglo XVII), uno de los pocos testimonios de la época de Enrique IV. En un par de pedaladas, en tranvía o lanzadera fluvial, cambiamos de categoría con los nuevos barrios de arquitectura contemporánea: Bacalan y Bassins à Flots, donde tres lugares emblemáticos invitan a la visita: la Ciudad del Vino, para disfrutar de un recorrido lúdico y sensorial por los viñedos del mundo entero, Bassins des Lumières, el primer centro de arte digital en el mundo y el Museo Mer Marine. En la orilla derecha, hay que explorar los recursos del Ecosistema Darwin, un antiguo cartel convertido en una zona cultural, deportiva y gastronómica.
Explorar los alrededores
Si buscas emociones más deportivas, a 70 km de Burdeos, a una hora y media en tren de cercanías TER y en bus, podrás subir a la famosa duna de Pilat, la más alta de Europa con sus 110 metros. En la cima, la panorámica de la bahía de Arcachón es un trofeo que recompensa el esfuerzo. Sin salir de la aglomeración urbana, también puedes calzar las zapatillas deportivas para recorrer el primer sendero GR metropolitano de Francia: 160 km por bosques y lugares patrimoniales y ecológicos. Y para surcar la ruta de los vinos de Burdeos, nada más fácil como visitar, a las puertas de la ciudad, una docena de castillos vitícolas a los que se puede llegar en tranvía, bus urbano o bicicleta. Otra posibilidad es explorar la región Saint-Émilion-Pomerol-Fronsac y sus prestigiosas denominaciones de origen en la orilla derecha del río Dordoña, cerca de Libourne. También puedes sudar la camiseta probando la bicicleta acuática en las aguas de Moulin de Porchères, declarado Natura 2000 y reserva de la biosfera por la UNESCO, para disfrutar de sensaciones inéditas.
Encontrar alojamiento
Frente al lago y la «playa» de Burdeos, a dos pasos del jardín floral y un bosque de 87 hectáreas, a 3 paradas de tranvía (y bicicleta) del Estadio de Burdeos, el reciente Live Hotels cuenta con 88 habitaciones y apartamentos con decoración contemporánea, así como una azotea con piscina y vistas al lago. En cuanto a su cocina, dispone de un restaurante de inspiración mediterránea que apuesta por la gestión ecorresponsable: circuitos cortos, reciclaje de residuos, política de cero plásticos, compras a granel, etc.
Por Anne-Claire Delorme
Periodista y viajera.