A tan solo 25 minutos del aeropuerto de París, Chantilly es la escapada ideal para una parada de lujo. Rodeada de majestuosos pinos y robles, pero situada a las puertas de la capital, esta joya natural ofrece un refugio perfecto para quienes buscan desconectar del bullicio urbano. Además, podrás disfrutar de una exclusiva visita guiada de la mano del propietario.
Explora el Corazón del Dominio de Chantilly
Espejos de agua, jardines cosmopolitas, estanques que reflejan el cielo, elegantes caballos de carreras y una inmersiva visita al alma del castillo.
Elevándose sobre el agua desde el siglo XVII, el Dominio de Chantilly combina la majestuosidad principesca con el clasicismo, asentado sobre los cimientos de un antiguo castillo medieval. A lo largo de su historia, varias familias francesas lo habitaron, pero fue Henri d'Orléans, duque de Aumale e hijo del rey Luis Felipe, quien lo transformó en una joya patrimonial. En 1886, lo legó generosamente al Instituto de Francia, asegurando que su legado permaneciera intacto para las generaciones futuras. Esta es una oportunidad única para descubrir los tesoros que quiso preservar y compartir con el mundo.
La excepcional colección de pinturas
Desde el primer momento, destaca la impresionante colección de cuadros que cubre las paredes de las galerías. Están por todas partes: arriba, abajo, a izquierda y derecha. No hay ni un solo rincón sin arte.
"Las galerías de pintura fueron concebidas para ser el escenario perfecto de las excepcionales colecciones del duque de Aumale."
Esto explica por qué esta deslumbrante colección ocupa el segundo lugar en Francia, solo superada por la del Louvre. Entre las 85 obras expuestas se encuentran verdaderas joyas, como "La Virgen de la casa de Orleans" de Rafael, así como obras maestras de Botticelli, Delacroix y la monumental pieza de Nicolas Poussin, "La Matanza de los Inocentes."
Otra maravilla que cautiva la vista son los grandes apartamentos de los príncipes de Bourbon-Condé. Aquí es inevitable encontrar similitudes con la opulencia de Versalles: tanto la decoración como el mobiliario son grandiosos. Situadas en el primer piso, las salas fueron reorganizadas por el duque tras los saqueos de la Revolución, dando lugar a una ambientación temática. El Salón de Música, la Habitación de Monsieur le Prince, la Gran Singerie y el Gran Gabinete de Esquina reflejan los gustos y estilos del siglo XVIII en todo su esplendor.
La maravillosa Biblioteca
Una última joya por descubrir: la biblioteca. Diseñada por el arquitecto Honoré Daumet a finales del siglo XIX, el "Gabinete de Libros" alberga en sus estanterías 1.500 valiosos manuscritos. Es un verdadero museo en sí mismo. Destaca especialmente por contener la segunda colección más importante de libros iluminados de Francia, solo superada por la Biblioteca Nacional de Francia. Entre sus tesoros más preciados, expuesto con orgullo sobre la mesa central, se encuentra Les Très Riches Heures du Duc de Berry, considerado uno de los manuscritos más hermosos del mundo.
Elegancia y armonía en los jardines de Chantilly
El recorrido comienza con los jardines a la francesa, de estilo geométrico y simétrico, diseñados a finales del siglo XVII por André Le Nôtre, el paisajista de Versalles. A estos se suman los jardines anglo-chinos, añadidos en el siglo XVIII, con formas suaves y curvas, y finalmente el jardín inglés, que vino a completar la composición en el siglo XIX. Amar Chantilly es también tener un gusto por una naturaleza "limpia" y "sofisticada".
Como símbolo del triunfo de "la cultura sobre la naturaleza y de lo deliberado sobre lo espontáneo", el gran parterre a la francesa de Le Nôtre es uno de los mayores atractivos del dominio. Sus cuidados bosquecillos, juegos de agua y pequeñas esculturas dispersas por el camino lo convierten en una experiencia inolvidable.
Caballos y grandes establos: un palacio para equinos
Más allá de los jardines, no es raro ver trotar a algunos de los más prestigiosos caballos del lugar. La singularidad del dominio se refleja también en sus Grandes Écuries (Grandes Caballerizas). Situadas detrás del castillo, estas impresionantes instalaciones son un verdadero palacio para los caballos, acompañadas por un hipódromo. Fueron construidas en el siglo XVIII por el arquitecto Jean Aubert para uno de los príncipes de Condé y hoy en día se consideran las más grandes de Europa. Además, a lo largo del año se celebran numerosos espectáculos ecuestres, deleitando a los visitantes con la majestuosidad de este arte ancestral.
Por France.fr
El equipo editorial de France.fr sigue de cerca las tendencias y noticias del destino para mostrarte una Francia que innova y renueva sus tradiciones. Nuestra pasión es contar historias y descubrir los talentos que te inspirarán a explorar nuestros territorios.
