A menos de 70 km de Lyon, en Saint-Uze, en la región de Drôme, la familia Revol se ha consolidado como un referente mundial en cerámica culinaria. Con una impecable maestría artesanal, sus creaciones fusionan tradición y modernidad, dejando su sello tanto en mesas exclusivas como en el día a día. Adéntrate entre bastidores para descubrir el proceso creativo de estas porcelanas excepcionales y conoce a los talentosos artesanos que dan vida a la magia de Revol.
Tazas arrugadas
¿Te apetece un café? Seguro que alguna vez te has topado con una de estas tazas de porcelana, arrugada como si fuera de plástico. Es el resultado de la creatividad combinada con un savoir-faire que se remonta a 1768. La calidad de las porcelanas, tanto para cocinar como para la mesa, atrae desde hace tiempo a cocineros de todo el mundo, y cada día conquista a un público más amplio.
Una fábrica en el Valle de la Gastronomía
Nos encontramos en Saint-Uze, a pocos kilómetros del Valle del Ródano. A lo largo y ancho de este valle, hoy conocido como el «Vallée de la Gastronomie», los productos alimentarios han sido los reyes desde la Antigüedad: vino, aceite de oliva, frutas y verduras... Pero, ¿cómo conservarlos y transportarlos? Este desafío dio lugar a una arraigada tradición de ceramistas en los alrededores de Lyon, donde Revol es uno de los últimos en preservar y mantener viva en la región.
Miles de moldes fabricados en el lugar
Aquí, todo se elabora in situ, ¡incluso los moldes! En el taller abovedado se fabrican y utilizan miles de moldes desde 1768. Revol es también uno de los pocos ceramistas que fabrica sus propias pastas: las materias primas (caolín, feldespato y sílice) llegan sin transformar, y las pastas se trabajan aquí. El objetivo es conseguir un grano incomparablemente fino. Artesanía hasta la médula...
Tazas de porcelana vaciadas a mano
Céline Bourret se encarga de la unidad de vaciado tradicional: todas las tazas arrugadas se vierten a mano, una a una. Aquí, los moldes se llenan con una pasta líquida, después se espera unos minutos para que el yeso poroso del molde absorba la humedad y se solidifique el exterior de la taza. A continuación, Céline vierte el líquido restante en los moldes, antes de desmoldar cada taza.
Una artesanía de presición
Esta etapa se denomina tournasage y la realiza Yvan Frachon. Consiste en cortar a mano los rebordes que sobresalen de la parte superior de la taza. Es un trabajo de precisión, sin margen de error. ¡Yvan puede cortar hasta 1.200 biseles al día!
Piezas icónicas que han forjado la reputación de Revol
Ahora es el turno de Annick. Su trabajo consiste en dar los últimos retoques: se asegura de que cada taza esté perfecta, raspa las pocas irregularidades que puedan quedar y luego las pasa, una a una, por su soplador para eliminar el último resto de polvo. Detrás de ella se ven las jarras Ricard: otra pieza emblemática, fabricada en Revol desde 1936.
Inmersión en la pasta de esmalte
Ahora viene el momento de esmaltar las tazas, para darles su aspecto brillante, y color si es necesario. Este proceso se hace por inmersión: a mano, Sandrine sumerge cada taza en la pasta de esmalte y luego las coloca en un secador.
Tazas Revol: ¡pide la original!
Ahora ya están listas para el horno. Pasarán de 8 a 10 horas en un horno a 1.380 °C antes de estar listas para servirse en las mesas de todo el mundo. Diseñada en la década del 2000, la taza arrugada Revol ha sido imitada a menudo: pero la original es la que se fabrica aquí, en la Drôme. Para reconocerla, la marca Revol está escrita en la parte inferior. En septiembre de 2019 se lanzó una nueva gama de tazas arrugadas, 100% recyclay, fabricadas a partir de los lodos industriales de la planta.
Platos para hornear, moldes para soufflé, soperas...
Si bien la taza arrugada es uno de los artículos más conocidos por el gran público, el savoir-faire de Revol se expresa en mucha mayor medida en sus artículos de cocina tradicional francesa: platos para gratinados, moldes de soufflé, platos de tarta y soperas se elaboran en la misma fábrica, que emplea a 230 personas.
¡A la mesa!
Desde hace varios años, Revol aplica su saber hacer a todos los aspectos de la vajilla, en particular al servicio de mesa: sus platos se encuentran en las mesas de los mejores restaurantes de todo el mundo. No se puede visitar la fábrica, pero hay una tienda en el pueblo de Saint-Uze, a una hora de Lyon.
Por Claire Munoz