El pulso de la porcelana y el tapiz

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Limoges, en Nouvelle-Aquitaine
© Atout France / Phovoir - Limoges, en Nouvelle-Aquitaine

Tiempo de lectura: 0 minPublicado el 20 abril 2017, actualizado el 22 diciembre 2022

Saber y hacer. ¿Los seres humanos podemos definirnos con estos verbos? Los franceses tenemos la respuesta. Nuestro savoir-faire, elevado a la quintaesencia en la actual región de Nouvelle-Aquitaine, te permite comprender el alma de la porcelana y el tapiz.

La artesanía del tacto y el tiempo detenido resumen las excelencias de Limousin, integrada en la región de Nueva Aquitania, en el suroeste de Francia. No es un destino más. Es el encuentro con tu propio destino. La curiosidad y la creatividad son las dos caras de las ciudades de Limoges y Aubusson, patrimonios vivos del savoir-faire. Además, puedes pasear por el Parque regional de Périgord-Limousin y otros parajes naturales de los departamentos de Creuse, Haute-Vienne y Corrèze.

Museo Adrien Dubouché en Limoges
© M. Turisn / CRT Limousin - Museo Adrien Dubouché en Limoges

Limoges, capital francesa de la porcelana

Limoges es tu punto de partida. En 1768 nace su idilio con la porcelana al descubrirse en las proximidades de la localidad abundantes yacimientos de caolín, que, junto al feldespato, el cuarzo y la destreza de los artesanos, dan a la reina de las cerámicas su fina blancura de gran calidad. 

Capital de las artes del fuego, Limoges acoge el renovado Museo Nacional Adrien Dubouché, dedicado a la cerámica. 

La máquina de Faure, los aislantes de porcelana de Legrand para la electricidad, o el primer implante mundial de un esternón de cerámica, en el Hospital Universitario de Limoges, centran tu interés. Destacan también la colección histórica y las salas dedicadas a la porcelana de Limoges con 22 cavidades blancas inspiradas en el caolín.

El museo, con varias atmósferas, dispone de obras contemporáneas como “Bob´s bag”, de Marilyn Levine, que tiene la apariencia de un bolso de cuero olvidado. Para aprender los pasos de la producción de la porcelana, apúntate al completo circuito y a las demostraciones que te propone Bernardaud, un referente desde 1863. Sus creaciones están en las mesas de reconocidos restaurantes del mundo. 

En esta singular ruta de la porcelana, el horno de Casseaux, levantado en 1904 con más de 100.000 ladrillos y una altura de 19,5 metros, rinde un merecido homenaje a los trabajadores. Aquí también puedes comprobar las dos famosas cocciones (a veces son necesarias más para fijar la decoración) de la porcelana de Limoges. La primera, a unos 980º, y la segunda, a unos 1.400º. Las dos plantas de este gigante de fuego cumplían esa función. Pregunta por Thomas Hirat, uno de los estudiosos que rehabilitaron este monumento histórico, para una interesante visita guiada. 

Dos establecimientos para comprar porcelana o esmalte son La Salamandre, cerca de la catedral de Saint-Étienne, y Bruno Mercier, en el bulevar Louis Blanc y con talleres en Châlus y Séreilhac. Mientras Patrice Chauvel, el dueño de La Salamandre, además de vender su género, muestra en su trastienda cómo moldea las piezas, el diseñador Bruno Mercier y su socio Christophe Henocq exhiben su valiosa joyería en porcelana en una solemne comunión entre la moda y el savoir-faire. 

Aparte de este sosegado descubrimiento de la porcelana de Limoges, visita el Museo de Bellas Artes y su extraordinaria colección de esmaltes, la catedral de Saint-Étienne, la estación de tren Limoges-Bénédictins, el Museo de la Resistencia, el Mercado Central y su friso de porcelana, y el octogonal Pavillon du Verdurier.

Dirección Burdeos, tómate un respiro en localidades como Saint-Junien para ver su colegiata románica y la elaboración de sus famosos guantes; Angoulême, la ciudad del cómic; o Tulle, la capital francesa del encaje.

Aubusson, cuna del tapiz
© 2mots.fr / Tourisme de Limousin - Aubusson, cuna del tapiz y una de las localidades más acogedoras del centro de Francia.

Aubusson, cuna del tapiz

Aubusson, a una hora y veinte minutos de Limoges, es otro enclave del savoir-faire y uno de los rincones más acogedores del centro de Francia. Si vas por la verde carretera D-941, tendrás de compañeras a las vacas lemosinas, de color rojo alazán. Transitando entre los departamentos de Haute-Vienne y Creuse, detente en poblaciones medievales como Saint-Léonard-de-Noblat o Bourganeuf, donde se ubica el Museo de la Electrificación. Aubusson va ligada a la historia del tapiz, con momentos pletóricos y crisis agudas. Desde que en 2009 la Unesco incluyera el tapiz de Aubusson en su lista de patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, la localidad ve reconocido su empeño en la promoción de su labor artesana. Emmanuel Gérard, director de la Cité internationale de la tapisserie, recuerda que en Aubusson “una mosca se convierte en un portaaviones”. Hay emoción y mucho ímpetu.

Ve primero a la Casa del Tapicero, a la que se accede desde la Oficina de Turismo. Allí te muestran la laboriosa creación de un tapiz. Todo es un juego entre la urdimbre, la trama, las flautas (varas de madera), los hilos de lana u otro material, el invertido cartón de pintura al que el tapicero (lissier o montador de lizos) imita y el telar horizontal. Nadia Petkovic, artesana del Atelier de la Lune, define su pasión como “una resistencia del ser humano contra la rapidez”. Si hay una puerta entreabierta en alguno de los diez talleres de Aubusson, por favor, echa un vistazo. 

Cerca del puente de la Terrade, excepcional enclave que cruza el río Creuse que, con la lana, constituye la materia prima ideal para la industria del tapiz, se alza el Museo de los Cartones. El matrimonio Chirac ofrece recorridos guiados por un taller de restauración de cartones, el embrión de los tapices, y pondera un elemento frágil que solo tiene de ocho a diez usos. No te pierdas el biombo del muestrario de Oudry, que ilustró las fábulas de La Fontaine. 

Al otro lado del puente, hay una subida de diez minutos a la Torre del Reloj, desde donde se divisa el paisaje natural y arquitectónico de Aubusson, con su moderno edificio de la Cité internationale de la tapisserie, inaugurado en julio de 2016. Integra un museo, un centro de formación y documentación, una biblioteca y un taller de restauración de tapices. En este museo además de aprender la técnica y el poso que dejaron Elías Maingonnat, Antoine-Marius Martin o Jean Lurçat, descubre la Nave de los Tapices, una puesta en escena con trampantojos. Desde “Milflores y el unicornio”, posiblemente del siglo XV, hasta “Teseo y el Minotauro”, la colección sorprende. La obra contemporánea respira también con “Confluencia” o “Piel de unicornio” que reúne en una sola obra la porcelana y el tapiz: dos de los savoir-faire de Nouvelle-Aquitaine. 

Sería imperdonable no ir a Felletin, localidad cercana a Aubusson, y no visitar la hilandería Terrade, que produce hilos de lana u otras fibras para la elaboración de tapices o ropa. Ver funcionar una rueca múltiple o una máquina de quince metros que ajusta el tamaño de los hilos tras el cardado de la lana no tiene precio, aunque los artesanos siempre son necesarios en el secado y tinte de las madejas. En Terrade se demuestra que el factor humano resulta totalmente vital en el savoir-faire francés.

Cité internacionale de la tapisserie en Aubusson
© Eric Roger - Cité internacionale de la tapisserie en Aubusson.

Alojamientos sabrosos

El hotel ecológico Best Western Richelieu, en Limoges, tiene un buffet con leche y otros productos locales. Para comer aconsejamos la brasserie Le Versailles, Les Petits Ventres y Le Relais des Tuileries (Séreilhac). En Aubusson disfruta Les Maisons du Pont, en el entorno del Puente de la Terrade. Con 13 confortables apartoteles, Olivier y Corinne Kaulek han revitalizado dos casas del siglo XVI y XVII. Alberga un spa y dos sabrosos restaurantes: À la Terrade y  Côté. En el Hotel de France, las habitaciones llevan el nombre de artistas del tapiz. La cocina del chef René Jean Hawai es suprema. No te pierdas la carne bovina de Limousin, el cerdo cul noir, las manzanas y los postres de castañas.

Alas a Burdeos

Para descubrir Limousin, coge un vuelo Madrid-Burdeos y alquila un coche en el aeropuerto de Merignac para llegar a Limoges (a 230 km). Iberia Express, compañía low cost del grupo Iberia, ofrece dos frecuencias/semana (tres en verano) además de alto estándar de calidad y precio: sistema digital de entretenimiento a bordo, amabilidad, carta adaptada a la temporada y puntualidad incluidos. Air Nostrum vuela entre Madrid y Burdeos todos los días de la semana (dos frecuencias el miércoles) con un reactor CRJ1000 que realiza el trayecto en 1h20. Air Nostrum es líder del mercado de las rutas entre el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas y los destinos franceses.

Por France.fr

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