Molitor, antiguo templo del underground parisino, transforma las cabinas de su piscina de invierno en una inmensa galería de arte contemporáneo urbano. Hemos abierto para ti algunas de las 78 puertas azules que rodean la piscina para ofrecerte una visita privada.
Cerrada al público en 1989, Molitor fue durante cerca de 20 años un terreno de juegos privilegiado para los grafiteros, con sus piscinas de 46 y 33 m de largo. Un pasado que el recinto hace revivir exponiendo obras de arte callejero.
Abismos
Michael Beerens, grafitero apasionado por el mundo acuático, ¿habría podido imaginar un mejor soporte que las paredes de una piscina para expresar su arte?
Cada artista ha dado libre curso a su estilo y su universo. Resultado: una amplia muestra de colores, formas abstractas o figurativas, como aquí con la obra del panameño Cisco Morel, conocido por su estilo muy geométrico.
El personaje enigmático y lleno de colorido del grafista Alber vela sobre la piscina de invierno.
Azul piscina
En esta cabina, el artista Nasty parece haber terminado su obra justo antes de nuestro paso: una pared con nombres caligrafiados sobre un fondo azul.
El artista Joachim Romain trabaja a partir de materiales de recuperación que transforma y sublima.
Firmas
Año tras año, los grafiteros siguen dejando su huella en las paredes de la mítica piscina.
Enjambre
El artista Stom500 se inspira en el universo de las tiras cómicas con una predilección por la temática de animales, como estas abejas de forma redondeada que se perciben detrás de la puerta de una de las cabinas.
Además de sus piscinas interior y exterior, Molitor cuenta asimismo con un hotel de 124 habitaciones, un Spa Clarins, un restaurante et un bar-terraza sobre el tejado abierto en la época de buen tiempo.
Por France.fr
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