¿Te acuerdas del juego-concurso que organizamos en verano para celebrar la apertura de la línea Valencia-Niza con Iberia Regional Air Nostrum? Nuestra ganadora Bea nos cuenta su fin de semana en la capital de la Costa Azul. Glamour, cultura, tradición y arte de vivir...
Día 1 – Primera toma de contacto y glamour
Decidimos hacer el viaje los primeros días de septiembre lo que significó una forma fantástica de alargar el verano y recargar las pilas para la “vuelta al cole”.
Nuestro viaje comenzaba un miércoles por la tarde con un vuelo directo desde Valencia a Niza con Iberia Regional Air Nostrum. Todo perfecto, el vuelo fue más rápido de lo previsto y llegamos antes de tiempo lo que nos permitió disfrutar de la tarde en Niza.
Conforme íbamos en el tranvía desde el aeropuerto ya veíamos que Niza es una ciudad para pasear; tranquila, muy cuidada, con grandes bulevares, con muy poco tráfico, silenciosa y apacible.
Una habitación con vistas
Nos alojamos en el hotel West-End 4*. Un hotel histórico en la ciudad, de hecho, fue primer hotel que se construyó en la Promedade des Anglais, con unas maravillosas vistas a la playa de Niza, ubicado a 15 minutos de centro histórico y 5 de las calles comerciales, así que para aprovechar la tarde y a pesar de que las vistas de la habitación nos incitaban a quedarnos, nos pusimos en marcha para aprovechar el bien tiempo. Del hotel disfrutamos sobre todo de las vistas, pero el desayuno en la terraza también lo echaremos de menos. Además, el personal siempre atento y encantadores nos hizo la estancia muy agradable.
Primera toma de contacto con la ciudad: paseo por las calles peatonales cercanas al hotel que están llenas de terrazas para tomar algo y cenar. Destacaría la calle Massena que desemboca en una plaza con el mismo nombre que por la noche es especialmente bonita con sus estatuas iluminadas, el Mercado nocturno de artesanía en Cours Saleya, muy cercano, el Boulevard Jean Jaurès con espacio central ideal para el paseo o la Calle de la Ópera. De ahí al "Vieux Nice" (casco antiguo de Niza) a cenar platos locales de la “Cuisine Nissarde”.
Día 2 - Mañana de paseo y playa
Comenzamos pronto el día para evitar las horas de calor. Hicimos una primera parada en la Oficina de Turismo de Niza que está en ese mismo Paseo de los Ingleses, en el número 5, para conocer las principales zonas y visitas imprescindibles de Niza. Allí recogimos las tarjetas “French Riviera Pass” que permiten disfrutar de infinidad de atracciones de forma gratuita. Nosotras la utilizamos para museos y degustaciones de vino y comida local, pero ofrecen también el bus turístico, alquiler de bicicletas, Tours a pie por la ciudad... ¡una oferta que no la acabas!
El paseo marítimo es muy agradable. Son cerca de 7 Km al borde del mar con unas vistas inmejorables. A pesar de que es muy frecuentado, es muy amplio por lo que no hay sensación de agobio en ningún momento. Además, está lleno de las típicas sillas azules mirando al mar para disfrutar de las vistas y que le da al paseo una personalidad propia.
Caminamos hasta el Puerto de Niza. A mitad del camino podrás encontrar el mirador del castillo al que se puede subir en ascensor, en el tren turístico o si prefieres hacer ejercicio por escaleras. Desde ahí disfrutarás de las mejores vistas de la ciudad.
Después de este paseo, vuelta a nuestro hotel West End para poder disfrutar de un rato de la playa. ¡Tiempo de Relax! Aviso: es de piedra por lo que conviene llevar calzado apropiado.
Tarde con Matisse y Hockney
Por la tarde, un plan completamente diferente. Visita al Museo Matisse situado en la parte alta de la ciudad y junto a unas ruinas romanas (Arènes de Cimiez) y el museo arqueológico. Subimos en el autobús que se puede coger en el centro, cerca de la plaza Masséna y que te lleva allí en 15 minutos. La visita, aunque esté algo alejada del centro vale la pena tanto por la exposición permanente como las temporales. Nosotras tuvimos oportunidad de ver una muestra temporal que establecía un paralelismo entre las obras de Matisse y las del artista contemporáneo David Hockey. Muy interesante.
Una de las cosas que más nos impresionó de Niza es que siendo una ciudad de tamaño medio, de playa, tiene una oferta cultural de museos y galerías propia de una capital. Nosotras solo pudimos ver dos museos, el de Chagall y el de Matisse, pero nos dejamos otros muy interesantes como es el de Beaux Arts, el Massena, el de Arte Naif, el de Arte Moderno, el de Arqueología, o el de fotografía Charles Nègre. Habrá que volver a completar la visita.
Una vez visitada la muestra, volvemos al centro: paseo y vinos por el Vieux Nice y cena. Esta zona está llena de restaurantes y todos con mucho ambiente y muy buen género. Nosotras fuimos a “Le Romarin” en la place de la Halle Aux Herbes especializado en comida local.
Día 3 – Un día cultural
La primera visita fue a la Catedral de San Nicolás que es la catedral ortodoxa. El edificio es muy colorido e imponente. Con sus típicas cúpulas rusas es un edificio muy llamativo y diferente a las iglesias católicas y protestantes a las que estamos habituados. En el interior encontrarás una decoración policromada muy viva y algunos de los frescos son de gran calidad. Vale la pena acercarse.
De ahí continuamos con el Museo Chagall. Está situado en Cimiez, un barrio residencial pero muy cercano al centro. Las obras que alberga son de temática religiosa pero muy originales como es la obra de Chagall. Todo el entorno invita a la paz. Además, después de la visita puedes tomar un café o comer en la cafetería del jardín que es muy agradable.
Nosotras optamos por tomar solo un café para ir a comer en "A Buteghinna", un restaurante tipico con sello "Cuisine Nizarde", ubicado en el casco antiguo. Un restaurante de comida local muy auténtico, con muy poquitas mesas y una carta solo con unas pocas especialidades, pero muy rico. Nosotras tomamos ratatouille, frites de Panisse (una especialidad de patatas de polenta), surtido de tortas saladas (farsis niçoises) y recomendamos la tarte aux pommes de postre.
Tradición y arte de vivir
Después de la comida, un paseo para estirar las piernas. Esta vez fuimos por la rue Boucherie que es una de las calles principales del “Vieux Nice”. En esta calle aun quedan algunas de las antiguas carnicerías y tiendas tradicionales, así como alguna tienda especializada en socca (un tipo de crepe especialidad de Niza). La calle desemboca en la plaza Garibaldi que está llena de cafeterías y bares para tomar algo así como las calles de alrededor como la Rue Bonaparte.
La tarde la dedicamos a comprar algunos productos locales. Paseando por la ciudad encuentras tiendas tradicionales, especialmente pastelerías donde es imposible no parar. Nosotras fuimos a “La Maison Auer” una confitería y chocolatería abierta hace 200 años y cuyas frutas confitadas, especialmente de naranja y limón y bombones son sublimes.
Para comprar vino, nos llamó especialmente la atención Cave Bianchi que según nos dijo el dueño es la segunda cava más antigua de Francia después de Nicolas, de hecho, fue abierta en 1860 y nunca ha cerrado. Nuestros French Riviera Pass incluían una cata allí que no desaprovechamos. En esta tienda puedes encontrar infinidad de variedades de vino, así como algun producto gourmet a la vez de tomar una copa de vino. Ambos establecimientos están muy cerca, en los alrededores de la Place Massena. También es muy recomendable visitar el mercado de las Flores y el mercado nocturno de Cours Saleya, muy cercano a la Place Massena también.
Día 4 – Último paseo por Niza
Teníamos el vuelo de vuelta a Valencia al mediodía así que, para despedirnos de la ciudad, madrugamos y dimos un último paseo por la ciudad. Descubrimos el mercado de libros de Niza que ponen los sábados en la Place de la Justice (Vieux Nice). En este mercado puedes encontrar sobre todo libros dedicados al arte, al cine y a la cultura en general e incluso posters de películas.
Últimos paseos por la Promenade des Anglais con sus sillas azules que miran al mar y vuelta al aeropuerto. ¡El tranvía conecta el centro de la ciudad al aeropuerto en tan solo 30 minutos!
Au revoir Nice!
El viaje acaba y destacaría la sorpresa de encontrar una ciudad que sobrepasó nuestras expectativas sobre todo por la alegría que ves en sus calles, la calidad de vida con el buen clima, las calles peatonales que invitan a pasear y disfrutarla, la gran oferta cultural que hace que no sea solo una ciudad de playa si no un lugar donde llenar tu día de actividades y cultura y la buena gastronomía que hace que donde vayas a tomar algo disfrutes. La recomiendo totalmente para una escapada o una estancia más larga para conocer también los alrededores, como por ejemplo sus pequeños pueblos con encanto con vistas al Mediterráneo.
Por France.fr
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