Playas, fondos marinos, grandes espacios... En pleno océano Pacífico, Nueva Caledonia ofrece al visitante una increíble diversidad de paisajes y actividades terrestres, submarinas y aéreas... France.fr te desvela las experiencias que seguro no querrás perderte.
Sobrevolar en ultraligero el corazón de Voh
El corazón de Nueva Caledonia no necesita presentación. Es el símbolo de este destino, inmortalizado por el famoso fotógrafo Yann Arthus-Bertrand. En la costa oeste, el corazón de Voh se formó de forma natural por los manglares que lo rodean. La mejor manera de admirarlo es sobrevolarlo en ultraligero. También se puede ver a pie. ¡Un momento mágico!
Bucear en la barrera de coral
¿Sabías que...? El archipiélago alberga la segunda barrera de coral más grande del mundo y su laguna es Patrimonio Mundial de la UNESCO. Poindimié, en la costa este, tiene fama de poseer los mejores puntos de inmersión. Una vez bajo el agua, te espera un maravilloso jardín de corales y peces multicolores.
Remar por el bosque ahogado
¡Es un espectáculo asombroso! En el corazón del Parque Provincial de la Rivière Bleue, al sur de Grande Terre, se encuentra el Forêt Noyée (Bosque Ahogado) y sus famosos troncos de roble blanco, surgidos del lago desde la creación de una enorme presa. El paisaje se vuelve incluso fantasmagórico cuando se explora el lugar en kayak a la luz de la luna. ¡Grandes sensaciones garantizadas!
Visitar el Centro Cultural Tjibaou
En las afueras de Numea se alza majestuoso el Centro Cultural de Tjibaou. La joya de la corona de la cultura canaca, diseñado por el famoso arquitecto Renzo Piano, este imponente edificio es un lugar de visita obligada para comprender y sumergirse en el mundo de Melanesia. El centro combina la historia del país, lugares tradicionales y exposiciones de artistas.
Nadar en aguas turquesas
Paisajes de postal. Ouvéa, apodada "la isla más cercana al paraíso", alberga una de las playas más bellas del país: Mouli. Con su arena blanca y sus aguas cristalinas, es la representación de la relajación y la ociosidad. Un poco más arriba, el puente de Mouli, el único que une el sur y el norte de la isla, también merece una visita. Aquí se pueden avistar rayas, tortugas y, a veces, incluso tiburones.
Comer un bougna
No te puedes ir de Nueva Caledonia sin haber probado su famoso bougna: un plato de tubérculos guisados en leche de coco. Nuestro consejo: pruébalo con los lugareños. Es una forma agradable de descubrir la milenaria cultura canaca.
Pasear en el Parque des Grandes Fougères
El Parque natural des Grandes Fougères es el lugar ideal para descubrir la increíble biodiversidad única de Nueva Caledonia. En el sur de la provincia, en el corazón de la cordillera, más de 4.000 hectáreas de selva tropical pueden recorrerse en bicicleta, en footbike, a caballo o simplemente a pie por los senderos señalizados.
Disfrutar de una piscina natural en la bahía de Oro
Un auténtico acuario natural de aguas translúcidas y peces multicolores te espera. En la isla des Pins, esta bahía coralina, protegida de las corrientes, se esconde en un entorno de pinos columnares y playa de arena blanca. Es fácil llegar desde un sendero que bordea una ensenada o tras un paseo en piragua por la bahía de Upi.
Llegar hasta la gallina de Hienghène
Es imposible pasar por alto esta imponente roca caliza negra de 47 metros de altura que surgió de las aguas del Hienghène. Su forma de gallina ponedora gigante deja huella entre las gentes y alimenta las leyendas tribales, que la han convertido en el guardián ancestral de la región y en uno de los símbolos del país. Para acercarse lo más posible, lo mejor es una excursión en kayak.
Por Céline Perronnet
Periodista especializada en viajes.