Hemos tenido la oportunidad de recorrer en la región de Loira Atlántico, durante cuatro días, la Vendée, un departamento de Francia totalmente desconocido para nosotros. Un viaje en familia que han hecho que volvamos aún más enamorados de nuestro país vecino.
Durante nuestro viaje, hemos vivido una nueva forma de viajar en familia: conduciendo por carreteras secundarias, sin prisas, atravesando pueblecitos, disfrutando del increíble paisaje, deleitándonos de la espectacular gastronomía francesa, cuidando que las actividades sean lo más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente posible y con una elección de alojamientos impecable.
Terragora lodges, el alojamiento más original y sostenible
Nada más llegar a Terragora Lodges alucinamos, es como trasladarte a un mundo mágico. Situado en un terreno agrícola sin explotar y junto a un pequeño arroyo, el entorno invita a descansar, desconectar del mundo y conectar con la naturaleza. Pero sin duda lo que más llamo nuestra atención fueron sus habitaciones. Todas están inspiradas en el hábitat animal, por eso es posible dormir en una madriguera, en un nido o como nosotros, ¡en una crisálida!
Además, en sus terrenos puedes pasear con sus animales, ovejas, cabras, incluso alpacas. Cuentan también con una bañera exterior, en la que sumergirte en agua caliente y relajarte.
Como familia valoramos mucho todos los espacios dedicados a que los niños jueguen.
Es un proyecto en el que se ha cuidado mucho el tipo de construcción y los materiales usados, respetando y cuidando al máximo el medio ambiente.
Nuevos descubrimientos gastronómicos de cocina local y de temporada
La reputación de la gastronomía francesa es insuperable, desde grandes restaurantes a pequeños bistrós y superando los clichés más conocidos hemos disfrutado de una gastronomía enfocada en los productos ecológicos, de proximidad y de temporada.
Desde la refinada cocina del restaurante l’Orangerie en el Castillo de Barbinière, con sus exquisitos platos elaborados y con una presentación excepcional, o el bucólico Le Pont de Senard donde probamos el pescado local más delicioso, la lucioperca a la mantequilla blanca, pasando por un foodtruck donde disfrutamos de una hamburguesa de carne ecológica de productores de la zona.
Y si estamos en Francia, no podemos irnos sin degustar sus quesos, en el restaurante de Terragora lodges, probamos una variedad de quesos de la zona, algunos elaborados por ellos mismos.
Ruta ecológica en bicicleta entre los viñedos de Mourat
La región de Mareuil alberga una extensa ladera de viñas, es un placer recorrerla de una de las formas más sostenibles, ecológicas y divertidas que hay, ¡en bicicleta!
Desde la bodega parte esta ruta que nos llevará durante 13 km a recorrer las viñas que desde bodegas Mourat cultivan con mimo.
Un paseo por la naturaleza, recorriendo caminos, pequeños pueblos y por supuesto viñedos. Tranquilo que no lo harás a la aventura, dispones de un dispositivo con la ruta o un mapa en papel.
Después de recorrer estos 13 km llegaremos al Molino Blanco en Rosnay, donde nos espera un picnic preparado con mimo. Cuentan con bicicletas de todos los tamaños, incluso para los niños, ya que esta es una actividad de enoturismo perfecta para realizar en familia.
Mouchamps, un pueblo único y con carácter
Mouchamps es un pequeño y precioso pueblo que ha sabido conservar toda su personalidad y carácter, y además en conocido por sus talleres de artesanía.
En el precioso patio del antiguo castillo feudal se encuentra un taller de cerámica lleno de encanto, en el que pudimos presenciar una clase de cerámica. Compartir estos momentos con los lugareños es lo que hace que el viaje fuera algo único y más personal.
Además de fomentar el consumo local y de artesanía de la zona. No te querrás perder ninguno de sus pequeños talleres, cada uno cuenta una historia.
Por último, visitamos un taller de ilustración y escritura con pluma, en el que comprobamos la enorme dificultad de esta técnica.
Movilidad ecológica, una ruta en Mehari
Si algo hemos disfrutado en este viaje, es apreciar nuevas formas de conocer las distintas zonas de una manera más ecológica y sostenible. Sin lugar a duda nuestra actividad favorita fue nuestra ruta en Mehari.
Esta replica, eléctrica, del icónico Mehari, es un medio de transporte muy divertido e ideal para recorrer sin prisa sus caminos y pueblos llenos de encanto, saliendo de los caminos más trillados.
Con un roadbook con el que no nos perdimos detalles, disfrutamos de los sinuosos caminos a través de los prados, pequeñas y medianas iglesias, pueblos y pequeñas ciudades. Además, el circuito es accesible para todo el mundo y el Mehari es muy fácil de conducir.
Por @Viaja_tu
Elena, Juan Carlos & Amelia, familia viajera. Viajes y planes para espíritus libres, descubre más en su cuenta Instagram.