Con 8 millones de hectáreas de selva virgen y más de 5.000 especies animales y vegetales, la Guayana francesa es un paraíso verde, el mayor territorio francés de ultramar. Senderismo por la selva amazónica, paseos en canoa por el río Maroni, encuentros con las etnias locales, coloridos mercados, pernoctaciones en carbets, navegación por las Islas de la Salud... Muchas experiencias que harán que tu viaje sea inolvidable.
Observar el desove de las tortugas laúd en las playas de Guayana
¿Lo sabías? Las playas de la Guayana francesa se encuentran entre las más importantes del mundo para la observación de tortugas marinas, y en particular de la tortuga laúd, una especie con ejemplares que pueden llegar a pesar ¡500 kg! Para presenciar este espectáculo único del desove, basta con dar un paseo nocturno por las playas de Cayena o Remire-Montjoly entre abril y agosto. Seguro que te encuentras con una futura madre cavando afanosamente su agujero en la arena y poniendo luego sus huevos en tandas, como si fueran pelotas de ping-pong. La discreción es necesaria, pero la emoción está garantizada.
Explorar la marisma de Kaw
Durante el día, garzas, garcetas, hoacin, martines pescadores, jacanas, agachadizas o gallinetas ponen la banda sonora y el espectáculo. Por la noche, las ranas y los sapos toman el relevo, mientras los caimanes se deslizan silenciosamente entre dos aguas. Todo este pequeño mundo convive en buena armonía en las marismas de Kaw, una amplia franja pantanosa al sureste de Cayena. La mejor manera de acercarse a este fascinante ecosistema es en canoa. ¿La mejor idea? Pasar la noche en un ecolodge flotante. Una oportunidad adicional de ver una familia de capibaras, unos roedores tan grandes como los cerdos, o unos cebúes de Kaw, habituales del lugar.
Remontar el río Maroni en piragua
Es una larga cinta marrón de 520 kilómetros que atraviesa Guayana de sur a noreste marcando la frontera con el vecino Surinam. El río Maroni es el camino principal para un viaje acuático al corazón de la selva amazónica. En 4 o 5 días, de Saint-Laurent du Maroni a Maripasoula, o viceversa, la expedición en piragua motorizada es de las que marcan toda la vida. En medio de todo ello y de la exuberancia de la omnipresente vegetación, te encontrarás con las poblaciones indígenas, Wayanas o Bushi Nengue, asentadas en las orillas del gran río. Y también nos podemos animar a realizar emocionantes incursiones en el dorsel del bosque, oliendo los cambiantes aromas de la selva, el perfume de una flor o la estela de un mono.
Dormir en plena selva amazónica en un carbet
Para una noche bajo las estrellas en la selva amazónica, elige un carbet, pequeñas casas típicas de madera. El campamento de Cariacou, en un recodo del río Kourou, o los 3 ecoalbergues de Oyack, a orillas del río Oyack, no lejos de Cayena, son famosos por su acogida y su bello entorno natural. Accesibles únicamente en piragua, podrás dormir en una hamaca, bajo la magnífica Vía Láctea, rodeado de los fascinantes sonidos del entorno. ¡Y qué concierto! Las aves, los murciélagos y los anfibios, acompañados por los saltamontes, las cigarras y los monos aulladores, lo dan todo. Al amanecer, exploramos con el corazón palpitante el gran y frondosa selva con más de 1.200 especies de árboles con un guía. En el camino, tras la curva, siempre encontrarás una poza o una cascada. Para un baño refrescante como si fuera la primera mañana del mundo.
Navegar alrededor de las islas du Salut
A 14 km de la costa de Kourou, se puede llegar a las Islas du Salut en transbordador o catamarán y maravillarse con su belleza salvaje. La Isla Royale, la Isla Saint-Joseph y la Isla du Diable tienen, sin embargo, un pasado siniestro, ya que albergan los edificios de la antigua colonia penal, donde estuvieron encarcelados Alfred Dreyfus y tantos otros convictos políticos. Hoy en día, el archipiélago puede descubrirse con total libertad en los pequeños senderos de Isla Royale y Isla Saint-Joseph. La fauna y la flora conservadas gustan a los bañistas y a los paseantes. Aquí se pueden ver unos cuantos agutíes apurados. Por allí, pequeños monos revoltosos. Los guacamayos y las iguanas también forman parte de este infierno convertido en paraíso.
Participar en el Carnaval de Guayana
Entre la Epifanía, en enero, y el Miércoles de Ceniza, en febrero o marzo, toda Guayana vive y vibra al ritmo de su famoso carnaval. Es el momento de ir a los pueblos y aldeas para conocer los coloridos ritos y costumbres de una fiesta muy mezclada, que refleja toda la diversidad étnica del territorio. Entre las curiosidades, los Touloulous no pasan desapercibidos. Es imposible pasar por alto a estas damas vestidas y enmascaradas, de incógnito con sus magníficos trajes brillantes. Todos los sábados por la noche, estas reinas del carnaval dirigen el baile en los salones de Cayena y otros lugares. ¡Que empiece la fiesta!
Por France.fr
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