Existe un tesoro frente a las costas de Vendée, en el Loira Atlántico. Un diamante natural con múltiples destellos: a veces páramos salvajes e imponentes acantilados, a veces calas de arena dorada o puertos pesqueros propicios al ensueño. Bienvenido a la isla de Yeu.
Una atmósfera atemporal y misteriosa
La sensación de estar en otro lugar se apodera de uno en cuanto pone un pie en Port Joinville, la puerta de entrada a la isla. Sus estrechas callejuelas se llaman rue de la fée, rue du secret ou au coin du chat (calle de las Hadas, calle del secreto o calle del Rincón del Gato).
Serpentean a lo largo de casas blancas con contraventanas de madera de colores abiertas al horizonte. Una invitación a la aventura que te llevará más allá de los límites del puerto para un cambio de aires garantizado.
¡Olvídate del coche! La bicicleta es el medio de transporte ideal para explorar los 23 km de páramos llenos de contrastes.
Un viaje de contrastes y sensaciones
En primer lugar, dirígete al este, donde la playa de Ker Chalon ofrece las aguas más cálidas de la isla, una invitación para darse un agradable chapuzón.
Al sur, dunas y... dunas
En el sur de la isla, la costa te espera para desvelarte sus encantos salvajes con acentos celtas: acantilados escarpados, paisajes agrestes, picos y cumbres que rompen en las aguas del Atlántico.
¿Tranquilidad absoluta?
Se encuentra en el suroeste de la isla. Más concretamente en el Port de la Meule, una falla rocosa, rica en colores y custodiada por 2 escarpados acantilados donde las pequeñas embarcaciones se refugian en caso de mal tiempo.
Ahora sumérgete tierra adentro. El ensueño te invade en las curvas de las carreteras arenosas que se recortan sobre un fondo de páramos cubiertos de hierba corta.
Libro de historia... al aire libre
El único contraste con esta naturaleza salvaje son las pocas aldeas floridas, pobladas por casas bajas encaladas...
Aquí, el tiempo se ha detenido como para sellar mejor 5.000 años de historia. La isla de Yeu es la más alejada del continente (de las 15 que forman el archipiélago de Ponant). Ofrece así, al aire libre, un testimonio de leyendas:
- La Prehistoria, a la vista de los dólmenes y menhires.
- El Castillo Viejo y sus vestigios son testigos de la Edad Media. Al igual que la iglesia románica de Saint-Sauveur, construida entre los siglos X y XI.
- La Citadelle, prisión de Estado, cuartel y más tarde lugar de detención del mariscal Pétain en el exilio (1945-1951), nos habla de los dos últimos siglos.
Volvemos al presente en el Puerto Joinville, donde los muelles bullen de actividad ante la inminente llegada de los atuneros. Antes de cruzarnos con ellos durante el viaje de regreso, echamos un último vistazo a esta tierra llamada "la perla del océano".
Por France.fr
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