De septiembre de 1659 a junio de 1660, Luis XIV viaja por el Languedoc y la Provenza para hacer tiempo y casarse con la infanta española Maria Teresa de Austria. De Sète a Montpellier en Hérault, te proponemos una ruta en coche siguiendo la huella del Rey Sol y los "savoir-faire" de Hérault.
Este segundo itinerario en coche por Languedoc empieza en Sète, a menos de 400 km de la frontera española y termina en Montpellier. Su cercanía con España hace de ella un destino perfecto para una escapada en coche de 3/4 días.
1 - Sète
Sète, France
Louis XIV no visitó la ciudad de Sète durante su viaje prenupcial. De hecho, Sète no existía en 1660. Pero fue gracias a él y la construcción del Canal du midi que Sète existe.
La ciudad nació en 1666 por decisión real y la voluntad de tres hombres: Paul Riquet, Louis XIV y el Caballero de Clerville. Paul Riquet buscaba una salida al Mediterráneo para el Canal du Midi, que había empezado a excavar. Luis XIV dio instrucciones a su ministro Colbert para que encontrara un puerto para las galeras reales y creara un puerto de exportación para los productos del Languedoc. Colbert confió esta tarea al Caballero de Clerville, quien identificó el Cap de Sète como el lugar más apropiado para la creación de un puerto. Las obras del puerto comenzaron en 1666 con la construcción del muelle de St. Louis. Este muelle de 650 metros de largo protege la entrada del viejo puerto y ha proporcionado refugio a los barcos desde el siglo XVII.
Para que conste, fue Luis XIV, el mismísimo Rey Sol, quien aprovechó la Grande Foire de Beaucaire para crear el primer evento en Sète. Pidió al intendente de Languedoc que construyera en 3 semanas un trozo de la ciudad en trampantojo de madera con lienzos gigantescos pintados y una maqueta a escala 1 de edificios con incluso una iglesia dedicada a San Luis, patrón del puerto. El día D, 29 de julio de 1666, se organizó un gran torneo de justas náuticas. El primero de una larga serie... ¡Una buena acción de marketing adaptada a aquellos tiempos!
Sète combina brillantemente la herencia de sus arraigadas tradiciones marítimas con su patrimonio culinario. Desde sus muelles con sus coloridas fachadas hasta sus pintorescos barrios, desde sus museos hasta su rico programa cultural, es un pequeño sur en sí mismo.
Qué ver en Sète
Canal Real: El Canal Real es la identidad de la ciudad. Uniendo la laguna de Thau al Mediterráneo, era en ese momento para los barcos mercantes la etapa final del Canal des Deux-Mers o Canal du Midi, después de haber "conquistado" sus 240 kilómetros y 63 esclusas y después de haber cruzado la laguna. Centro neurálgico de Sète durante el verano, el "Cadre Royal” es una parte bordeada de edificios esculpidos del siglo XVIII que unen los puentes de la Civette y la Savonnerie, alberga los muy populares torneos de justas náuticas.
El viejo puerto y la lonja: Hasta finales del siglo XIX, el muelle “quai de la Consigne” también se llamaba "cul-de-boeuf" porque los barcos, especialmente los llamados "bateaux-boeufs", solían atracar allí. Los "bateaux-boeufs" se llamaban así porque pescaban en pareja tirando de una red como hacen los bueyes con el arado. Esta red de arrastre, dio más tarde el nombre al arrastrero, un barco de pesca que formaba parte de la flota de Sète junto con los atuneros y los pequeños comercios. La lonja de Sète fue la primera computarizada en Europa, en 1967. Acoge cada día a una veintena de arrastreros que ofrecen más de 80 variedades de pescado. Su edificio fue recientemente premiado con la etiqueta de "Arquitectura Contemporánea Notable".
El muelle de Saint-Louis y el faro de Saint-Louis: Inaugurado al mismo tiempo que el puerto, en 1666, y completado en 1680, este muelle de 650 metros fue construido con piedras extraídas del acantilado de Souras. Inicialmente dedicada al comercio, la antigua dársena del puerto junto al muelle ahora alberga el puerto de recreo. Al final de los adoquines del muelle de Saint-Louis, corona el majestuoso faro de Saint-Louis que, gracias a su luz roja, señala la entrada al canal. Ahora está abierto al público, que desde lo alto de sus 126 escalones descubre un panorama de 360 grados.
El mercado central (Halles centrales): Epicentro de la ciudad, es el escaparate ideal para los productos locales como el atún, el salmonete, la lubina, la dorada, el rape, o los mariscos de la laguna de Thau. No hay mejor lugar para probar la cocina local que el mercado de Sète abierto todos los días.
Una playa de ensueño: El Lido, esta larga cinta de 12 km de arena rubia que va de Sète a Marseillan, es una de las playas más bellas de Francia. De 2007 a 2012, un proyecto titánico de salvaguardia de esta costa, el más grande jamás realizado en el Mediterráneo, ha permitido desplazar la carretera y reflotar su barrera dunar.
El sitio de Saint-Pierre: Situada al pie del Teatro del Mar, esta vasta área de 1,2 hectáreas es ahora un lugar de paseo y contemplación dispuesto en tres terrazas conectadas por escaleras. Un verdadero balcón suspendido sobre el mar Mediterranéo donde tomar un helado o unas ricas ostras de Thau.
Monte Saint-Clair: A 183 m de altura, el punto más alto de Sète siempre ha sido un lugar de ermita para rezar a San-Clair en la capilla de Notre-Dame-de-la Salette. También es uno de los más bellos miradores sobre la ciudad y sus alrededores desde la terraza panorámica del edificio de los misioneros de Notre-Dame-de-la-Salette. Situado en la cima del Monte Saint-Clair, el bosque estatal de Pierres Blanches, con sus 27 hectáreas de pinar, ofrece un paseo jalonado de paneles didácticos que permiten descubrir ciertas especies vegetales y admirar el paisaje hasta la cadena montañosa de los Pirineos con un día despejado.
El Cementerio Marino: El cementerio Saint-Charles, rebautizado como Cementerio marino en 1945 en honor al poema de Paul Valéry, fue creado para los primeros trabajadores empleados en la construcción del muelle Saint-Louis en 1680. Ampliado con el tiempo, también se conoce como "cementerio de los ricos", en contraposición al "cementerio de los pobres", el cementerio de Le Py situado frente a la laguna de Thau, donde está enterrado el cantante Georges Brassens. Si muchas tumbas nos recuerdan la vocación marítima de la ciudad, muchas personalidades también descansan allí, como Mario Roustan, Jean Vilar, Paul Valéry o el cineasta Henri Colpi.
Barrio Alto ("Quartier haut"): Ocupado en su día por los obreros napolitanos que trabajaron en la construcción del puerto, y luego por los pescadores, el Barrio Alto, con sus casas entrelazadas con fachadas coloridas, se ha transformado con el paso de los años, hasta convertirse hoy en día en el lugar preferido de los artistas de Sète, que abren regularmente sus estudios al público.
Eventos que rinden homenaje a las tradiciones marítimas de Sète
Las justas náuticas: Las justas nacieron aquí con el puerto el 29 de julio de 1666. Una antigua tradición marítima, una cultura viva en sí misma, que tiene sus propios códigos, su propio vocabulario, sus rituales, su música. Colocados en la tintaina en lo alto de los barcos, equipados con una lanza y un escudo, todos los jugadores aspiran a ganar el Saint-Louis, el más prestigioso de los torneos. Un deporte extremadamente espectacular donde la transmisión familiar está a la orden del día.
Escale à Sète: Desde 2010, Escale à Sète, un festival de tradiciones marítimas, da la bienvenida al mundo del mar cada dos años en torno a la Semana Santa. Una semana dedicada a la preservación del patrimonio marítimo y fluvial. Entre encuentros y visitas a suntuosos aparejos, el visitante admira los mayores veleros del mundo, réplicas de veleros históricos, barcos de trabajo de ayer y hoy, veleros de recreo, una armada de velas latinas, barcos de remos tradicionales y botes de carreras... Un increíble espectáculo náutico que atrae a más de 300.000 visitantes cada año.
2 - Marseillan y la fábrica de vermut Noilly Prat
Marseillan, France
Después de la visita a Sète, seguimos esta ruta en coche por el Sur de Francia en dirección a Marseillan (a unos 30 min), concretamente para visitar la fábrica del vermut Noilly Prat.
En Marseillan es donde el Canal du Midi vierte sus aguas en la Laguna de Thau. Los Graus, pequeños canales naturales, unen la espectacular naturaleza salvaje de este lago de 75 km2 con el mar Mediterráneo. A las orillas de la Laguna podrás observar una fauna muy variada. Encontrarás incluso flamencos. Este curioso estanque que mezcla agua salada y agua dulce, permite la recolección de ostras, mejillones y almejas con un sabor muy especial. Disfruta de un plato de marisco en uno de los restaurantes de la laguna. Lo puedes acompañar con un vino de la tierra y puedes encontrar aquí por el clima excepcional de Marseillan las variedades de Merlot, Chardonnay e incluso Syrah.
El vermut Noilly Prat: un saber-hacer desde el siglo XIX
Te proponemos una visita en la bodega del vermut Noilly Prat para descubrir este "savoir-faire" del Languedoc. A un paso del Mediterráneo, a orillas de la cuenca de Thau, la Casa de Noilly Prat sigue haciendo el famoso vermut según la receta original ideada por su inventor Joseph Noilly. Durante más de dos siglos, la Casa de Noilly Prat ha perpetuado una experiencia única para producir el vermut francés más antiguo y famoso. Comerciante de especias y vino, Joseph Noilly desarrolló la receta del Noilly Prat Original Dry en 1813, en Lyon. Fue el hijo de Joseph, Louis Noilly, quien en 1850 eligió el sitio de Marseillan. En este pequeño pueblo del Languedoc, encontró las condiciones ideales para reproducir lo que el tiempo y el mal tiempo permitían durante las travesías marítimas: un color acentuado y un sabor más fuerte. Louis Noilly se siente seducido por el encanto de la región y sus muchos atractivos. Pronto descubrió que este entorno especial le da al Noilly Prat un sabor original con aromas florales, notas de limón y un sabor final muy especiado. Para encontrar las condiciones para envejecer el vino en los barcos, creó L'Enclos, un vasto espacio donde se almacenan al aire libre los barriles que albergarán al futuro Noilly Prat. Durante doce meses, el lento proceso de oxidación del vino tiene lugar bajo el cielo del Languedoc, tanto si está en calma como enojado. Antes de convertirse en un vermut de excepción, Noilly Prat sigue un recorrido muy determinado según una tradición centenaria, donde cada paso es esencial. Te proponemos venir a una visita donde te explicarán en castellano todo el proceso del vermut, un proceso artesanal y con mucha historia.
3 - El estanque de Thau
Étang de Thau, France
Tras esta interesantísima visita, toca comer. Justo al lado, te recomendamos acercarte a la Laguna de Thau y sentarte en la mesa de uno de los restaurantes (sencillos pero muy tradicionales) para comer ostras (crudas o preparadas) y mejillones. Nosotros nos sentamos en el restaurante muy típico y auténtico Chez Titin aunque hay muchos más.
La ostra de la laguna de Thau en el Mar Mediterráneo
¿De dónde vienen? Las ostras bebés vienen de la costa atlántica o de criaderos. La técnica del collage se utiliza mucho en la cuenca de Thau. Como no hay un sistema de mareas en el Mediterráneo, esta técnica consiste en pegar una por una, con cemento, las pequeñas ostras en cuerdas, y luego dejarlas crecer mientras están sumergidas.
Firme y fundente, destaca por un pequeño sabor a avellana y una carne fina y delicada. Más conocida por la denominación de ostras de Bouzigues, su cría en la laguna de Thau le permite beneficiarse de condiciones naturales únicas para su desarrollo. El clima mediterráneo es suave y permite a estos mariscos sumergidos en la laguna aprovechar la ausencia de mareas para extraer la quintaesencia nutricional del fitoplancton.
Hay dos tipos de producción:
- La tradicional: se cría en 18 meses
- La especial, que se cría exondando las ostras, un proceso que consiste en sacar las ostras en varias ocasiones, esto provoca que la ostra se contraiga y trabaje el músculo y por tanto son más carnosas. Para los amantes de las ostras, estas son una delicia.
Te proponemos que comas estas ostras y los mejillones (¡hechos a la brasa, deliciosos!) con un vaso de Vermut Noilly Prat, un maridaje perfecto en Chez Titin 3 Chemin de l´Étang - 34340 Marseillan (coordenadas GPS)
4 - La Península de Maguelone
Maguelone, Villeneuve-lès-Maguelone, France
De camino a Montpellier, merece una parada la península de Maguelone, a una hora de Marseillan. Esta península está rodeada de estanques, el mar y el canal del Ródano. En un entorno verde en el centro de la península, la Catedral de San Pedro de Maguelone, iglesia fortaleza y joya de la arquitectura románica, es un lugar único donde la historia y la tradición se mezclan. Un viñedo ocupa las tierras de la finca y sirve de escaparate para la Catedral. Una visita muy completa que combina historia (Catedral de Maguelone); enología (visita de los viñedos de Maguelone con degustación) y restaurante (puedes aprovechar tu visita y comer en su restaurante).
Un poco de historia sobe Maguelone
Este magnífico edificio encuentra su origen a finales del siglo VI, con la creación de un obispado. Entre la ocupación musulmana, su destrucción y su reconstrucción, la catedral vive al ritmo de los acontecimientos históricos que forjaron su identidad. En los siglos XII y XIII, en su apogeo, el edificio religioso se convirtió en una catedral-fortaleza, sede del obispado de Maguelone. Bastión del papado en el Languedoc, la prestigiosa catedral fue en muchas ocasiones el refugio de los papas de Roma. Después de un declive entre los siglos XIV y XV, fue finalmente abandonada en el siglo XIX. Los trabajos de restauración y las excavaciones arqueológicas siguen en curso. La catedral ha sido clasificada como monumento histórico desde 1840, y la gestión del sitio se ha confiado a la Asociación "Les Compagnons de Maguelone" desde 1969. Esta asociación tiene varias misiones: una misión social (acogida, acompañamiento, trabajo e integración social de las personas con discapacidad); una misión de protección y valorización del patrimonio y una misión cultural a través de festival musicales anuales y exposiciones de fotos y pinturas durante todo el año. El paraje de Maguelone (sitio protegido) así como la laguna y los estanques han sido clasificados como sitio Natura 2000.
Pero otras sorpresas esperan al visitante:
- pasear por el parque en compañía de los majestuosos pavos reales
- disfrutar de los conciertos del Festival de Música Antigua y del Festival de las Voces de Maguelone
- terminar la visita con una degustación, frente a los viñedos y al mar, en la terraza del restaurante, de platos caseros, basados en productos principalmente del dominio (vino ecológico, pescado capturado en el lugar, verduras de cultivo ecológico)
- y como colofón final puedes acercarte a la playa que da al Mediterráneo.
5 - Montpellier y el Castillo de Flaugergues
Luis XIV y la corte permanecieron en Montpellier dos veces durante el viaje prenupcial: en el viaje a Provenza y en el viaje de regreso de Provenza a San Juan de Luz: del 5 al 8 de enero de 1660, antes de continuar a Marsella, luego del 2 al 7 de abril de 1660 antes de continuar a Perpiñán.
Capital de Languedoc, con más de 1.000 años de historia, Montpellier es una de las ciudades más soleadas de la costa mediterránea con 300 días de sol al año. Entre viñedos y estanques, su proximidad al mar ofrece la posibilidad de una estancia en la ciudad y un fácil acceso a las playas o a los viñedos. Desde el inicio de su historia en 985, la ciudad de Montpellier se desarrolló alrededor del barrio Ecusson, con su epicentro en la plaza de la Comédie, el centro neurálgico de la ciudad. Su centro histórico es un verdadero laberinto de callejuelas medievales con mucho carácter. Sus muchas plazas animadas son ideales para un almuerzo en la terraza o para pasar hermosas tardes. Montpellier es también conocida internacionalmente por su arquitectura atrevida.
Un poco de historia sobre Montpellier
La toma de Montpellier en 1622 convirtió a la ciudad en la verdadera capital administrativa del Languedoc, título que le quitó a Pézenas, sede de los Estados del Languedoc durante un tiempo. El período de paz y prosperidad se extendió a lo largo del reinado de Luis XIV y más allá, favoreciendo la aparición de la arquitectura civil clásica que se extendió a las ciudades de la región: Montpellier, Nîmes, Narbona, Pézenas. Todos los grandes funcionarios del Estado, los notables, los administradores o profesores, los ricos comerciantes, tenían "palacetes" por su estatus social. El siglo XVIII verá la continuación de esta tendencia, con además la aparición, alrededor de las ciudades y en particular de Montpellier, de las "folies", pequeños castillos-palacetes de campo donde uno viene a instalarse con la llegada de los primeros calores. Montpellier tiene una decena de ellos y el más antiguo es el castillo de Flaugergues. Hasta la Revolución, la provincia de Languedoc (que se extendía más o menos sobre el mismo territorio que la región que hoy se conoce como Occitania) tenía su propia organización, cuyo órgano esencial era la asamblea de los "Estados". Los Estados de Languedoc reunían a los representantes de los tres órdenes (o "Estados") de la provincia: el clero, la nobleza y los Terceros Estados. Antes de 1736, el lugar de reunión de los Estados de Languedoc podía variar de un año a otro. Después de esta fecha, se reunían siempre en Montpellier, ciudad en la que residía también el intendente de la provincia, el gobernador o el comandante en jefe, y donde se encontraba el Tribunal de Cuentas, Ayudas y Finanzas (el Parlamento, tenía sede en Toulouse). Los Estados del Languedoc han desempeñado un papel en el dinamismo económico de la provincia (Canal du Midi, puerto de Sète, pero también carreteras y puentes), así como en el desarrollo de Montpellier, especialmente la explanada de Peyrou.
Qué ver en Montpellier
Los barrios de Montpellier, diferentes entre sí, ilustran los 1000 años de la ciudad. Una ingeniosa mezcla de arquitectura antigua y contemporánea, que puede llevarte desde los callejones medievales hasta las proezas arquitectónicas de Ricardo Bofill, Jean Nouvel o Zaha Hadid...
Si visitas Montpellier aquí va una lista de imprescindibles:
Pasar por la Place de la Comédie, el corazón palpitante de Montpellier. Llamada antiguamente Place de l'oeuf por su forma ovalada, es una de las mayores zonas peatonales de Europa, dominada por la ópera de la Comédie. En el centro, está instalada con orgullo "las 3 gracias", una estatua-fuente creada en 1773.
Visitar el museo Fabre de Montpellier Méditerranée Métropole, considerado como uno de los más bellos museos de Bellas Artes de Europa. Un monumento excepcional que combina la arquitectura antigua y moderna, que alberga obras europeas desde el Renacimiento hasta la actualidad, y un ala enteramente dedicada al artista contemporáneo Pierre Soulages.
Piérdete en las calles medievales y haz un viaje en el tiempo: Rue de la Valfère, rue du bras de fer, rue de l'argenterie. Hay tiendas de diseño, tiendas de antigüedades y salones de té, el carré Saint-Anne (espacio cultural) o la galería de arte Saint-Ravy.
Descubrir los patios de los palacetes, verdaderas joyas escondidas. Montpellier tiene cerca de 80 de ellas, construidas en el período clásico.
4 experiencias relacionadas con Luis XIV en Montpellier
1. Paseo de Peyrou: uno de los lugares preferidos de los locales
Última plaza real construida en Francia, la Place du Peyrou (Paseo de Peyrou) es un lugar emblemático de Montpellier. En 1685, Luis XIV designó a Montpellier para recibir una estatua ecuestre suya. Construir una plaza real, la expresión más completa del discurso de gloria del monarca, significa crear un escenario digno de la estatua del soberano. Situada a las afueras del barrio de Ecusson es uno de los lugares favoritos de los habitantes de Montpellier. El arco de triunfo y la torre de agua que extiende el acueducto son modelos de la arquitectura clásica. Varios escultores han participado en la decoración del jardín: se observa en particular las obras de Injalbert "les enfants aux lions" que hacen guardia a la entrada del jardín frente al arco de triunfo. Todos los domingos por la mañana, se monta un mercadillo en el Parque Peyrou.
La larga historia de la Place du Peyrou: La historia de la Plaza Real de Peyrou de Montpellier comienza el 31 de octubre de 1685 con el voto de los Estados del Languedoc a favor de erigir una estatua ecuestre a la gloria de Luis XIV. Los trabajos de excavación y extensión comenzaron en 1689. No fue hasta 75 años después, bajo el reinado de Luis XVI en 1766, que comenzaron los trabajos de embellecimiento. Terminada en 1775, la Plaza Real de Peyrou es considerada entonces como una de las plazas más bellas del reino, gracias a su ubicación y a la excepcional vista que ofrece.
La Plaza Real de Peyrou está a 52 metros sobre el nivel del mar. Por edicto real, Luis XIV prohibió la construcción de edificios sobre esta elevación en la ciudad de Montpellier. El testamento real fue “olvidado” en el siglo XIX cuando se construyó la iglesia de Sainte-Anne, ¡pero ha sido restituido hoy y el arquitecto Ricardo Bofill tuvo que cumplirlo cuando hizo los planos del barrio de Antigone! Hay que señalar que el eje de Antigone, desde el Polígono hasta las orillas del Lez, está en la continuidad del realizado por la plaza real de Peyrou, la calle Foch y la plaza de los Mártires de la Resistencia.
2. Contemplar Montpellier desde la cima del Arco de Triunfo
El arco de triunfo honra el reinado de Luis XIV, como lo indica la inscripción que lleva: "Ludovico magno LXXII annos regnante dissociatis repressis conciliatis gentibus quatuor decennali bello conjuratis pax terra marique parta 1715", que se traduce como : "Luis el Grande, cuyo reinado duró setenta y dos años, trajo la paz a la tierra y al mar después de haberse separado, contenido y unido a los pueblos aliados en una guerra de cuarenta años". Cuatro medallones alegóricos dan gloria al "Gran" rey, entre ellos el que representa la revocación del Edicto de Nantes (que había asegurado cierta libertad religiosa a los protestantes entre 1598 y 1685, luego fue suprimido), un episodio trágico y doloroso tanto a nivel local como nacional. La oficina de turismo ofrece una experiencia inolvidable para toda la familia: sube los 90 escalones que llevan a la cima del Arco del Triunfo para disfrutar de una magnífica vista de Montpellier y sus alrededores, y déjate contar la historia de la Place du Peyrou y la impresionante estatua del Rey Sol.
3. Descubrir la ciudad en tranvía
Una buena manera de descubrir la ciudad es desplazándose en tranvía. Montpellier cuenta con 4 líneas de tranvía con diferentes diseños, el de la línea 4 siendo un guiño al Rey Sol. Los tranvías se refieren en realidad a los cuatro elementos: aire para la línea 1 con un diseño de golondrinas blancas sobre un fondo azul; tierra con las flores en la línea 2; agua con el paisaje submarino en la línea 3; fuego con los trenes en la línea 4 dedicada al Rey Sol.
4. El castillo de Flaugergues, una de las “Folies” de Montpellier
Les “Folies” situadas en las afueras de Montpellier, residencia de recreo de la aristocracia del Languedoc, son parte integrante del paisaje cultural e histórico de Montpellier. Estas residencias, pertenecientes a los consejeros del Tribunal de Cuentas y Finanzas de Languedoc, tuvieron una edad de oro en el siglo XVIII. Diseñadas al margen de los palacetes urbanos, más cerca de los círculos de poder, las “Folies” eran pensadas para el entretenimiento: recepciones, salas de música o círculos de reunión. En su distribución interior, se prefieren las habitaciones esenciales: salón de baile, galería para los músicos, dormitorios y tocadores. La decoración es tan refinada como lujosa. La arquitectura de las “Folies”, ligera y delicada, contrasta con la austeridad de estas mansiones urbanas, los jardines son muy cuidados. Las primeras folies de Montpellier aparecen hacia finales de la década de 1690, en la última parte del reinado de Luis XIV. Las folies montpelliéraines tuvieron su edad de oro en el siglo XVIII, bajo el impulso de los arquitectos locales, en particular de la dinastía Giral. El Château de Flaugergues es la primera de estas "Folies".
Castillo de Flaugergues
Adquirido y transformado por Etienne de Flaugergues en 1696, el castillo, rodeado de un jardín y de producción agrícola, sigue siendo hoy en día una residencia familiar, habitada por la familia Colbert, descendientes de Etienne de Flaugergues y Jean-Baptiste Colbert, ministro de Luis XIV. El Château es también una finca vinícola. Hace dos mil años, en la época romana, ya se cultivaban viñas aquí. Hoy en día Flaugergues es un ejemplo del patrimonio local, animado apasionadamente por Henri y Brigitte de Colbert que no dudan en compartir el arte de "lo bello y lo bueno". El Château de Flaugergues es un lugar excepcional, en el que se pueden alternar paseos por los jardines, visitas guiadas al Château o a la bodega, terminando con una degustación de los vinos del château, pero también disfrutando de eventos culturales como una obra de teatro bajo las estrellas o un apero-ópera. El castillo de Flaugergues fue ampliado y decorado entre 1696 y 1730 por Etienne de Flaugergues, consejero en el tribunal de cuentas de Montpellier. Una escalera de una extraña elegancia y de diseño único (con una clave de bóveda sobre los tres niveles) ocupa un tercio del castillo. Cuenta con un importante mobiliario del siglo XVIII, cinco tapices flamencos del siglo XVII (vida de Moisés), una colección de porcelanas y cerámicas de gran calidad, y diversos documentos sobre la historia de Montpellier (tribunal de cuentas) y archivados desde el siglo XVIII. Los jardines y parques fueron clasificados como Monumentos Históricos en 1986, y recibieron la etiqueta de "Jardin Remarquable" (jardín notable) en 2004.
Colbert y Louis XIV en el Château de Flaugergues
El castillo de Flaugergues es un lugar que no puedes perderte por su patrimonio histórico propio de Montpellier. Si Jean-Baptiste Colbert no ha estado nunca en Flaugergues, su importancia le viene por la presencia de numerosos objetos en el castillo. Entre ellos, podremos descubrir la mesa de las muestras de mármol que preside el hall de entrada. Compuesta por 177 mármoles de estética y origen diferentes, esta mesa pedida por Colbert tenía como uso servir de catálogo a Louis XIV para elegir los mármoles de Versalles. El hall de entrada del castillo deja ver un magnífico busto en escayola del ministro, presente desde ya algunos años, después de que Henri de Colbert se convirtiera en propietario de la finca. Asimismo, las armas de la familia Colbert marcan la omnipresencia de Jean-Baptiste Colbert en numerosos cuartos de estar del castillo. Folia, el restaurante de Flaugergues está abierto para almuerzos de lunes a viernes y propone una cocina de mercado.
Por France.fr
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