Ponemos rumbo al corazón de la Borgoña con Mathieu Mouillet, que nos invita, durante una ruta en bici, a descubrir la región bajo un nuevo prisma, místico y natural.
Durante los días más cálidos del verano, en Tonnerre, el canal de Borgoña invita a dar paseos en barca.
A finales de agosto, en los viñedos, la vendimia se acerca. Recolecto algunas uvas de Chardonnay… ¡Todavía no están maduras!
Puesta de sol entre los viñedos de Borgoña.
En Saint-Bris-le-Vineux, las escaleras de las bodegas del siglo XII descienden hasta los arcanos del tiempo.
En el atrio de la basílica de Vézelay, los peregrinos toman el camino en dirección a Compostela.
A orillas del Yonne, Alain Renaudin del restaurante Les Tilleuls me desea «buen provecho y sed abundante».
Geometría campestre desde la cesta de un globo aerostático.
En la gran travesía del Morvan, paseo silvestre a la sombra de los bosques.
En los bordes del camino, musgos y ramilletes de setas contemplan el paso de los senderistas.
Es el fin de semana de inicio de la temporada de caza. Un zorro se desliza a hurtadillas entre los setos, en los alrededores de Anost.
Por Mathieu Mouillet
Mathieu Mouillet recorre el planeta desde hace más de 15 años.Tras dar una vuelta al mundo en bici y visitar más de 45 países, este trotamundos se ha lanzado a un viaje exótico… por Francia. Durante 18 meses, ha visitado los lugares menos poblados, lo que los geógrafos denominan la diagonal del vacío.