Un lago para terminar una excursión en los Pirineos

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Lago de Gaube, en los Pirineos.
© Alphatest74 / Adobe Stock - Lago de Gaube, en los Pirineos.

Tiempo de lectura: 0 minPublicado el 26 julio 2019

Para refrescarse, para hacer un picnic o simplemente para contemplar el paisaje… ¿Qué mayor motivación en verano que encontrar un lago al final de una excursión? Y en los Pirineos no es lo que falta: ¡más de 2.500 lagos de montaña a más de 700 metros de altitud en todo el macizo! Síguenos para descubrir nuestros lagos preferidos.

El lago de Gaube: reflejos en las cumbres

Lago de Gaube, en los Pirineos.
© HPTE CRT VIET - Lago de Gaube, en los Pirineos.

En los Altos Pirineos, el lago de Gaube se encuentra situado a 1.725 metros de altitud, sobre el pueblo de Cauterets. Para acceder hasta él hay dos soluciones: el telesilla de Gaube, abierto en verano, permite subir hasta el nivel del lago sin esfuerzo, ya que luego quedan unos 20 minutos de marcha, en bajada, para llegar a él. Los más motivados partirán del Puente de España y caminarán 1h30 a través de los pinos. Allá arriba, el lago revela sus aguas transparentes en las que se reflejan las cumbre del Vignemale, que culmina 3.298 metros de altura.

El lago de Suyen: para toda la familia

Lago de Suyen, en los Pirineos.
© PierreMeyer - Agence Touristique des Vallées de Gavarnie - Lago de Suyen, en los Pirineos.

Hay que dirigirse al pequeño valle del torrente de Arrens, muy cerca de la presa de Le Tech, para una excursión accesible para toda la familia hasta el lago de Suyen. Desde la Casa del Plan d’Aste, se toma un sendero que serpentea entre los pinos, y el lago surge al cabo de media hora de marcha. Los más curiosos pueden seguir el paseo pasado el lago para descubrir una catarata y un refugio de pastor construido bajo una gran roca: la Toue de Doumblas.

El lago de Le Pourtet y el lago Nère: pasamos a un nivel superior

Lago Nère, en los Pirineos.
© Lago Nère, en los Pirineos. - Lago Nère, en los Pirineos.

Esta es una excursión más exigente, reservado a los senderistas expertos: hay que que contar alrededor de 6h30 de marcha, con un desnivel positivo de 1.200 metros, para realizar la vuelta a los lagos alrededor del macizo de la Cardinquère. En medio de un sublime paisaje rocoso, se descubre el lago de Le Pourtet (a 2 420 metros de altitud) antes de bajar hacia el lago Nère, a 2.309 metros de altitud. ¡Con un poco suerte, te podrás cruzar con unos íbices! Una experiencia inolvidable.

El lago Ayous: una vista impresionante

 Lago Ayous, en los Pirineos.
© Christophe Migeon - Lago Ayous, en los Pirineos.

Esta es una excursión más exigente, reservado a los senderistas expertos: hay que que contar alrededor de 6h30 de marcha, con un desnivel positivo de 1.200 metros, para realizar la vuelta a los lagos alrededor del macizo de la Cardinquère. En medio de un sublime paisaje rocoso, se descubre el lago de Le Pourtet (a 2.420 metros de altitud) antes de bajar hacia el lago Nère, a 2.309 metros de altitud. ¡Con un poco suerte, te podrás cruzar con unos íbices! Una experiencia inolvidable.

Bucle de los lagos del Carlit: para aquellos que quieren siempre más

 Bucle de los lagos del Carlit, en los Pirineos.
© Les Angles - Bucle de los lagos del Carlit, en los Pirineos.

11 lagos en una única excursión: ¿quién da más? La salida se realiza desde el lago de Bouillouses, cerca de la estación de Les Angles, en el Capcir. El sendero está bastante concurrido en verano, ya que conduce hasta el pico del Carlit, la cumbre más alta de los Pirineos Orientales. Varias opciones se ofrecen a los senderistas para descubrir esta serie de lagos: un pequeño circuito de alrededor de 3 horas o una vuelta más exigente para unas 5 horas de marcha.

El lago de Aumar: pinos y aguas

Lago de Aumar, en los Pirineos.
© HPTE – JG SOULA Photographe - Lago de Aumar, en los Pirineos.

En el corazón de la reserva natural de Néouvielle, en el valle de Aure, el lago de Aumar se esconde a 2.192 metros de altitud. El sendero sigue primero las orillas del lago de Orédon antes de adentrarse entre los pinos, siguiendo un torrente y sus cataratas. Una vez llegado al lago de Aumar, se descubre el macizo del Néouvielle y su reflejo en las aguas cristalinas bordeadas de pinos: ¡mágico!

Por Caroline Revol-Maurel

Periodista apasionada de la naturaleza salvaje, de los viajes y del rock, escribo igualmente sobre los quebrantahuesos que sobre Lou Reed. A menudo voy acompañada por dos niñas pequeñas con un agudo sentido crítico.

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