¿Te fascina el litoral de la Costa Azul, con sus playas, cabos y paseos marítimos que se extienden de Niza a Cannes? Entonces, te enamorarán también sus tierras interiores, donde pueblos encaramados parecen balcones naturales con vistas espectaculares al Mediterráneo y a los Alpes, a solo unos kilómetros de la costa. Disfruta del aire fresco en altitud, relájate en la terraza de un café, pasea por sus encantadoras calles a la sombra y descubre museos y joyas del patrimonio local. ¡Aquí tienes nuestra selección de nuestros pueblos preferidos!
Vence, la ineludible
Vence, France
Frente al mar, pegada a los baous, como se conocen aquí unos acantilados de cumbres llanas, Vence parece no haber sufrido el paso del tiempo. Uno pasea por unas pintorescas calles estrechas, de una casa medieval a una placita encantadora, entre tiendas y galerías. Al igual que Saint-Paul de Vence, sede de la Fundación Maeght, situada a unos kilómetros, esta pequeña localidad de la Costa Azul es la favorita de los artistas y artesanos. Matisse construyó aquí su Capilla del Rosario, conmovedor edificio blanco con sus tejas barnizadas de azul y sus vidrieras que filtran la hermosa luz de la Costa Azul.
Èze, el nido del águila
Èze, France
Es una pequeña localidad medieval encamarada como el nido de un águila sobre el Mediterráneo que alberga un jardín exótico situado en las ruinas de una antigua fortaleza. El lugar donde está situado el pueblo de Èze es uno de los más bellos de la Costa Azul y el panorama es sin duda el más extraordinario de la región, dominando el Mediterráneo hasta el golfo de Saint-Tropez. Tiendas, artesanos, fábricas de perfume, hoteles y restaurantes con estrellas Michelin completan el decorado. Más abajo, Èze Bord de Mer no desmerece: se trata de una pequeña localidad costera con coquetas mansiones de la Belle-Époque.
Gilette, un estilo de vida agradable
Gilette, France
Al acercarnos a este hermoso pueblo situado a 400 metros de altura destacan sobre todo lo demás. En su espolón rocoso, las ruinas del antiguo Castillo de la Aiguille velan como hace 800 años sobre Gilette y sus habitantes. Se accede por unas callejuelas apacibles y llenas de colorido, reflejo del estilo de vida agradable y el gusto por las tradiciones. Lavaderos, fuentes, molinos de aceite y un pequeño Museo de los Oficios de Antaño ofrecen otras tantas visitas refrescantes e interesantes. Desde el mirador y la explanada del castillo, las vistas espectaculares del pueblo, las montañas, los ríos de los alrededores e incluso del Mediterráneo, a lo lejos, recompensan a los valientes.
Cagnes-sur–Mer, la esteta
Cagnes-sur-Mer, France
En Cagnes-sur-Mer, está la playa y Polygone Riviera, el primer centro comercial al aire libre. También hay, en las alturas, un auténtico pueblo medieval con su Castillo-museo Grimaldi que domina el mar con todas sus almenas. Haut-de-Cagnes ha seducido a numerosas personalidades y artistas como el pintor Auguste Renoir, de quien puede visitarse la hermosa mansión en el Domaine des Collettes. En la gran plaza del pueblo, bordeada por calles peatonales con bonitas casas llenas de flores, resulta agradable asistir a una partida de petanca con los acentos del sur o admirar la puesta de sol.
Carros, el pueblo pintoresco
Carros, France
Con las cumbres del Parque Nacional del Mercantour como telón de fondo, su arquitectura medieval tradicional, sus viejas casas y su castillo que alberga el Centro Internacional de Arte Contemporáneo, el pueblo de Carros se ha hecho acreedor de ser incluido en el inventario de lugares pintorescos de los Alpes Marítimos. A 400 m de altitud, ofrece a sus visitantes unas sublimes vistas de la llanura del Var y del mar hasta las cumbres de los Alpes.
Tourrette-Levens, la blanca
Tourrette-Levens, France
A un lado el mar, al otro la montaña. Allí donde se posa la mirada desde las alturas de Tourrette-Levens, el panorama es excepcional. Extendiéndose alrededor de la torre cuadrada de su antiguo castillo que, según se dice, fue uno de los más prestigiosos de la región, el pueblo seduce nada más verlo. Murallas y viejas casas en piedra blanca se escalonan formando una composición perfecta. Tanta armonía hace que el visitante desee permanecer un rato. Una buena idea, ya que varios museos, de Historia Natural y Mariposas, de Oficios Tradicionales o de la Prehistoria reciben de forma gratuita a los visitantes.
Falicon, el fortificado
Falicon, France
Sobre una colina plantada con olivos e higueras, dominando la ciudad de Niza, Falicon parece velar sobre su gran vecina. Detrás de sus murallas que todavía cuentan con puertas fortificadas, el pueblo se descubre con esfuerzo, pero lo agradable del lugar permite olvidar la subida entre callejuelas con escalones, placitas adoquinadas, pasajes abovedados y casas barrocas con fachadas color pastel y sorprendentes frescos en trampantojo. Desde la meseta Bellevue, que lleva bien su nombre, “bella vista”, el panorama es sencillamente increíble.
Consejos y Recomendaciones
El descubrimiento itinerante de la Costa Azul, de pueblo en pueblo, te llevará también a Saint-Paul de Vence, Sainte-Agnès, Gourdon, Saorge, Coaraze, Mougins y Peillon. Los más aventureros pueden tomar el Train des Merveilles (Tren de las Maravillas) desde Niza hasta el pueblo de Tende.
Por France.fr
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