Una ruta para sumergirte en la belleza y los saber-hacer de Córcega

Aterrizamos en Bastia, punto de partida de esta ruta en coche por Córcega. Ciudad de Arte y de Historia, tiene el encanto de las antiguas ciudades mediterráneas, con sus callejuelas bordeadas por altas casas y una discreta elegancia realzada por sus contraventanas pintadas.

Fue fundada en 1378 por los genoveses que la designaron capital de la isla, y su nombre procede del término francés bastille, que designa la Ciudadela, aunque el pueblo realmente se desarrolló en el siglo XV entorno a su marina, Porto-Cardo (hoy Vieux-Port). En Bastia se distingue dos zonas: la de la Ciudadela y la de Terra-Vecchia. Nada mejor para tomar el pulso de la ciudad que empezar la visita en la plaza Saint-Nicolas, lugar de encuentro de los bastienses, o por la plaza del Mercado, siempre viva y animada. Tras darse una vuelta por el antiguo puerto, se puede recorrer a pie la calle Napoleón y descubrir los comercios y las bonitas tiendas de la ciudad.

Una parada obligatoria son los Etablissements Mattei, creadores del famoso aperitivo Cap Corse.

No te pierdas la visita de la tienda histórica de la Maison Mattei, un concept-store clasificado monumento histórico, verdadero escaparate de la excelencia de los productos corsos. La tienda cuenta con 4 universos distintos: una bodega con amplia selección de vinos, cervezas y bebidas espirituosas de Córcega; el concept store; la barra de degustación y un espacio dedicado a las colaboraciones entre Mattei Concept Store y los diseñadores de la isla.

También destacan las iglesias levantadas en la ciudad en los siglos XVII y XVIII. Saint-Jean-Baptiste, la más grande de Córcega, el Oratoire de Saint-Roch, la iglesia Sainte-Marie o la capilla Sainte-Croix te deslumbrarán con sus suntuosos ornamentos barrocos.

Tras pasear por las estrechas callejuelas llenas de autenticidad, recomendamos subir a la Ciudadela de Bastia, a la cual se puede acceder por los senderos sombreados de los jardines del Romieu, el verdadero pulmón verde de la ciudad, o por las escaleras de los jardines del Romieu. La Ciudadela tiene su propia atmósfera llena de serenidad: aquí no hay coches, las estrechas calles están bordeadas de edificios con fachadas coloridas, un escenario ideal para disfrutar de este lugar cargado de historia y de bonitas vistas sobre Terra-Vecchia y el Vieux-Port. En el corazón de la Ciudadela, en la Plaza del Donjon, se encuentra el Palacio de los Gouverneurs, sede del Museo de Historia de la Ciudad, cuyas colecciones permanentes y exposiciones temporales invitan a una inmersión en el pasado de la ciudad. Verdadero remanso de paz, los jardines colgantes del palacio ofrecen un descanso agradable y una magnífica vista desde Terra-Vecchia a las islas del archipiélago toscano. Sin olvidar la Catedral de Santa María, cuyo interior revela muchas obras maestras, así como el oratorio de la Hermandad de San Roque, una verdadera joya de estilo rococó.

Si te apetece darte un baño, las playas están a las puertas de la ciudad: calas de guijarros al norte y arena al sur, entre las que se encuentra la magnífica playa Marana en la que existe la reserva ornitológica del estanque de Biguglia. Aprovecha también para descubrir la iglesia-catedral de Canonica, obra maestra del arte románico.

Situado al norte de Bastia, el Cap Corse es una abrupta cadena montañosa que se extiende a lo largo de 40 kilómetros hacia el Norte. Es una tierra de marinos y de pescadores. La carretera costera D80 la recorre ofreciendo unas vistas espectaculares en cada curva de este itinerrio en coche por Córcega. 

Las paradas ineludibles en la ruta del Cap Corse son: Erbalunga, un pequeño pueblo de pesca muy pintoresco, motivo de inspiración para muchos pintores en los años treinta; el puerto de Macinaggio con muchas actividades de recreo; Centuri, un precioso y pequeño puerto de aguas cristalinas famoso por sus langostas; Nonza que destaca por su torre y su playa de arena negra.

Promontorio sagrado de los romanos, el Cap Corse vivió durante mucho tiempo una tradición de marineros comerciantes y la vid jugó un papel importante. Siguiendo la ruta del vino podrás descubrir los viñedos del DOP Corse, Coteaux du Cap Corse y Muscat du Cap Corse con viñas plantadas en finas terrazas en terrenos vertiginosos.

• El DOP Corse Coteaux du Cap Corse cuenta con 5 bodegas privadas que producen vinos tintos de crianza y vinos blancos, elaborados con la variedad de uva Vermentinu.
• El Muscat de Cap Corse es un vino blanco dulce, que entra en la categoría de vino dulce natural y que solo se puede producir con una sola y única cepa: “Muscat à petits grains B”. ¡Uno de los mejores moscateles del mundo!

Visitas recomendadas

Visita por ejemplo el Domaine de Pietri en el pueblo de Morsiglia que vela por la preservación de las técnicas tradicionales de elaboración del vino, con el fin de preservar el legendario bouquet de sus vinos. Es el último productor en utilizar la técnica del pasaje sobre losas para producir su moscatel: los racimos de "granos pequeños" se extienden a mano sobre grandes plataformas viejas cubiertas de pizarras locales; luego se recogen después de un período de unos quince días. En esta fase, una vez que el sol ha dejado su huella, cada uva está tan concentrada en azúcar y sabores naturales que la vinificación no requiere ninguna operación de mutación. Una técnica que permite producir un néctar dulce y afrutado. 

Descubre también el aperitivo Cap Corse Mattei, creado por L.N. MATTEI en 1872. Su receta original a base de mistelas de Córcega, quina y muchas plantas exóticas está disponible en dos versiones, Cap Mattei Rouge y Cap Mattei Blanc. Y si quieres estar a la última, pide un Capo Spritz, 100% corso, ya que combina el legendario aperitivo con un brillante moscatel local. El molino Mattei en Centuri, que fue "restaurado" por Louis Napoléon Mattei a principios del siglo XX, se ha convertido en uno de los símbolos de la marca.

Situado al sur del Cap Corse, en el cruce de Bastia y Saint-Florent, el pueblo de Patrimonio invita a descubrir los viñedos más bellos de la Alta Córcega. Sus suelos calizos se extienden de Saint-Florent hasta los principios del Cap Corse. La cepa Nielluccio es la cepa reina de este caldo de excelente calidad. Sus viñedos fueron los primeros en recibir la DOC en la isla. El saber hacer secular de los viticultores garantiza la producción de vinos de alta calidad: bouquet blanco, rosados de sol y de frutas, tintos con cuerpo y robustos.

La D.O.P. Patrimonio está representada por 35 bodegas, que se descubren a lo largo de 60 kilómetros. No dudes en hacer una parada en estas bodegas, donde los viticultores, estarán encantados de darte a conocer con pasión (y a degustar) el fruto de su trabajo. Entre ellas, el Domaine Orenga de Gaffory se ha convertido en una de las referencias de la DOP Patrimonio y desde agosto 2016 las 56 hectáreas del viñedo han entrado en conversión biológica. La elaboración de los vinos se hace con material de vinificación moderno para que el saber hacer de los hombres y las características del viñedo expresen todo su potencial. Las cepas cultivadas en Domaine Orenga de Gaffory son las cepas tradicionales y emblemáticas de Córcega: Niellucciu, para los vinos tintos y rosados, Vermentinu, para los vinos blancos; Muscat petits grains para los Muscats. Cultivada desde la Antigüedad en Patrimonio y en el Cap Corse, esta cepa produce excelentes Muscats (Moscateles) con aromas de miel, tila, ceja de abeja, flores de limón y naranjo, rosa u anis; Minustelu, para la elaboración de un vino tinto fresco, afrutado y especiado llamado Scala Santa; Aleatico, una cepa muy afrutada, vinificada en vino dulce “le Rappo”.

En el pueblo de Patrimonio, destaca la iglesia parroquial Saint-Martin, del siglo XVI, que se alza en medios de los viñedos y donde se celebra cada 11 de noviembre la San Martín patrón de los viñadores. Patrimonio acoge también un festival de guitarra que recibe cada año a artistas mundialmente famosos, a principios de julio.

Nuestra próxima etapa en nuestra ruta en coche por el norte de la isla de Córcega es Saint-Florent, a 15 minutos de Patrimonio.

Punto de salida del sendero del litoral que sigue la costa de Agriates, Saint-Florent es un pueblo que se ha convertido en un lugar de moda. Es muy agradable pasear por sus muelles para disfrutar del ambiente permanente del puerto de recreo situado en el corazón del pueblo. Pasear por el casco viejo, descubrir la ciudadela del siglo XV, monumento ineludible de la época genovesa, visitar la catedral de Santa-Maria d´Assunta, tomar un aperitivo en la Plaza des Portes, son algunas recomendaciones. 

Hoy en día la ciudadela de Saint-Florent acoge exposiciones de pintura, foto, escultura. La plaza de la Ciudadela es un lugar de encuentros culturales a través del Festival de música Porto Latino que se celebra a principios de agosto. El interior de la ciudadela solo se puede visitar en julio y agosto. En la catedral de Santa-Maria d´Assunta, destacan el fresco del siglo XV que representa los doce apóstoles, el altar de estuco y sobretodo el relicario que contiene Saint-Flor, soldado del Cristo del siglo III, venerado con motivo de la trienal de Saint-Flor que se celebra el fin de semana de Pentecostés. También es un lugar ideal para escuchar cantos sagrados, conciertos de polifonía y cantos tradicionales, descubriendo así los sonidos múltiples de la cultura corsa.

Dejamos Saint-Florent para poner rumbo a Île-Rousse, otra ciudad costera que alcanzaremos en una hora de coche, atravesando el desierto de Agriates, una región salvaje con un ecosistema sorprendente de colinas pedregosas cubiertas de matorrales y entrecortadas por torrentes.

Île Rousse es un centro balneario de la costa de la región de Balagne, zona conocida como el “Jardín de Córcega”.

Antiguo mercado romano cuyo desarrollo impulsó Pascal Paoli, quién construyó un puerto y unas murallas para competir con el tráfico marítimo entre Genova y Calvi. Nada más agradable que deambular bajo la sombra de los plátanos centenarios de la Plaza Paoli o jugar a la petanca en la Grande Place rodeada de palmeras datileras. En Île Rousse, da una vuelta por el mercado de las 21 columnas, recorre el paseo A Marinella, a orillas de la playa Napoleón que lleva hasta la isla Pietra y sus islotes que son un símbolo de la ciudad. Estas rocas de pórfido de color rojizo dieron su nombre a la ciudad. Pueden verse de lejos, pero a medida que te acercas, las perspectivas son diferentes y muestran una nueva cara en la isla de la Pietra.

En esta etapa de nuestra ruta en coche por Córcega, abandonamos la costa para adentrarnos en el interior de la isla de la Belleza, siguiendo la Ruta de los artesanos y descubriendo pueblos con encanto además de artesanos apasionados.

La ruta de los artesanos de Balagne, entre Calvi e Île Rousse permite descubrir los pueblos del interior de Balagne, a través de unos 60 artesanos que abren la puerta de sus talleres para acercarte a los "savoir-faire" corsos: el cristal resplandeciente del soplador de vidrio, las notas musicales del fabricante de violines y las cajas de música, la tierra girando en las manos del alfarero, sin olvidar los gestos ancestrales transmitidos de generación en generación para la fabricación de canistrelli y sus aromas con los olores de la tierra de Córcega.

Primera parada en nuestra ruta en coche por el interior de Córcega, Pigna, un pueblo encaramado con vistas al valle del Nervia, que seduce a primera vista con sus casas rubias y sus persianas azules. Es también un activo centro artesanal. Dos alfareros pusieron allí sus maletas a finales de los años 60, luego un escultor y un flautista. El antiguo presbiterio ha sido convertido en viviendas para artesanos. Se pueden descubrir talleres de alfarero, grabador, ebanista, luthier, vidriero, escultor, albañil, pintor, músico y cantante, creador de instrumentos musicales. 

El pueblo de Pigna es también uno de los pueblos más musicales de la isla. La Scola di Cantu e di Strumenti, la escuela de canto y música tradicional más antigua de Córcega, ha formado a generaciones de niños, adolescentes y adultos en los talleres de la Casa Musicale en el arte del canto y los instrumentos tradicionales. Cada verano, los días de Estivoce se celebran en plazas, en la fuente, en los jardines, en las escaleras, en la iglesia o en el auditorio, durante los cuales se alternan talleres gratuitos (todas las noches durante el festival), y conciertos de grupos corsos y otros.

La reputación de los cantantes corsos ha cruzado las costas de la isla. Varios pueblos de la mitad norte de Córcega siguen encarnando esta tradición y este arte. Patrimonio único, el cant' en paghjella es una canción masculina interpretada a capella que se caracteriza por la entrada sucesiva de tres voces (seconda, bassu, terza), el arreglo por alicatado y el uso de adornos (sobre todo, la morfología de la lengua y las propias palabras deciden el ritmo). Un detalle: Ponerse la mano en la oreja le permite llevarse mejor para sanar los armónicos.

A media hora de Pigna en coche, nuestra próxima parada será el pueblo medieval de Sant´Antonino, uno de los Pueblos Más Bonitos de Francia. Riqueza patrimonial, vistas suntuosas sobre el mar y la región de Balagne, un carácter preservado, son solo algunos de sus atractivos. Un lugar donde te sentirás como en casa.

A media hora de Sant´Antonino, y antes de llegar a Calvi, paramos en Calenzana, un pueblo situado a los pies de Montegrosso, punto de partida del famoso GR20 que atraviesa Córcega de norte a sur. Aquí podemos visitar la galletería artesanal E Fritelle Perrin, situada en las antiguas calles del pueblo, donde se elabora la especialidad de Calenzana "E Cjulelle", galletas elaboradas con vino blanco de la zona, así como "E Fritelle", buñuelos de azúcar, aromatizados con limón o naranja, "Canistrellu" con anís, una galleta típica de Córcega y muchas otras delicias...

Nuestro itinerario por la Ruta de los artesanos acaba en Calvi, a 20 minutos de Calenzana.

Con su inmensa bahía, su playa de cinco kilómetros, la cadena montañosa cubierta de nieve hasta mayo, los muros de la ciudadela que se adentran en el mar, es difícil imaginar un decorado tan bello.

Para conocer Calvi, te recomendamos dar un paseo por las murallas de esta noble ciudad cuya divisa “Semper Fidelis” le ha valido una historia tormentosa. Baja hasta la marina y el puerto deportivo, uno de los más apreciados de Córcega, y a unos pasos más te espera la playa.

En Calvi, no te pierdas la bella iglesia barroca de Saint-Jean Baptiste, en la que se encuentra el Cristo de los Milagros apoyando, según se dice, el levantamiento del asedio de la ciudad por los turcos en 1553. Visita también la iglesia Sainte-Marie-Majeure, toda rosa, y el Oratorio de la Cofradía Saint-Antoine.

No te pierdas la península de la Revellata, con sus rocas imponentes, su faro y sus playas intimistas. Y desplázate hasta Notre Dame de la Serra, el lugar preferido de los locales para disfrutar de vistas extraordinarias sobre la bahía.

Ilustres personajes están vinculados con Calvi. Aunque las pruebas históricas estén un poco confusas en cuanto al lugar de nacimiento de Cristobal Colón… La ciudad de Calvi está orgullosa de enseñar su historia. En la ciudadela se puede ver las ruinas de la casa que albergaba la familia Culombu. Otro personaje ineludible vinculado con Calvi es Napoleón Bonaparte. La casa de su padrino Laurent Giubega en la ciudadela y el famoso castillo de su sobrino el Príncipe Pierre han permitido a Calvi entrar en el muy reducido club de Ciudades Napoleónicas Europeas.

Nuestra ruta en coche por Córcega nos lleva ahora a unas de las joyas naturales de Córcega, el Golfo de Porto, que descubriremos en barco, saliendo de la marina de Porto-Ota, a 1h45 de Calvi.

El Golfo de Porto, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1983, es uno de los golfos más bellos de Córcega y alberga sitios excepcionales como la Reserva Natural de Scandola, el Golfo de Girolata y las Calanques de Piana.

Una manera ideal de descubrir las joyas naturales del golfo de Porto es haciendo una excursión en barco, saliendo de la marina del pueblo de Porto Ota. Situado en un valle dominado por acantilados y desnudas crestas, este pueblo de granito situado frente al mar, es un bello ejemplo de un típico pueblo corso con pintorescas callejuelas.

Un barco híbrido de la empresa Via Mare nos lleva en un paseo para descubrir la reserva natural de Scandola y el pequeño pueblo típico de Girolata.

La reserva natural de Scandola, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, esconde espléndidos paisajes compuestos de cuevas, fallas, aguas turquesas y una vegetación rica y variada. Su origen es un antiguo volcán que colapsó en el mar, lo que generó paisajes únicos en la península de Scandola. Es una meca de la biodiversidad y un referente en materia de protección del medio ambiente: 900 hectáreas de tierra y 1.000 hectáreas de mar están protegidas. Un pequeño tesoro corso que solo se puede descubrir en barco. Muchas empresas ofrecen excursiones desde Porto, Galéria o Calvi. Para preservar esta zona excepcionalmente salvaje, la Reserva Natural de Scandola está sujeta a una estricta reglamentación. La pesca, la caza, el vivac, etc. están prohibidos.

La excursión hace una parada en el pueblo de Girolata, al cual solo se puede acceder en barco o a pie. Aldea del municipio de Osani, Girolata está situado en un golfo delimitado al sur por el Monte Seninu, el cabo marino más alto de Europa y la emblemática reserva natural de Scandola al norte.

En Girolata, no viven más de 15 habitantes durante todo el año. Girolata se encuentra en el corazón de un enorme sitio protegido, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. El Golfo de Girolata también forma parte del club muy cerrado de las bahías más bellas del mundo. El paseo en barco puede alargarse con la visita de las Calancas de Piana, llegando hasta el Capo Rosso.

Después de maravillarnos con sus paisajes costeros y marítimos, Córcega nos va a sorprender con su faceta montañosa. En nuestra ruta en coche para volver a Bastia, ponemos rumbo a la ciudad de Corte, que fue la antigua capital de Córcega a mediados del siglo XVII.

A 10 minutos en coche de Corte, en el bonito pueblo de montaña de Soveria, no podemos resistir a una última parada golosa en esta road-trip por Córcega. Desde 1985, la confitería Saint-Sylvestre, creada por Marcel Santini, está especializada en la producción de turrones de diversos tipos, frutas confitadas, caramelos y pastas de frutas. El "savoir-faire" adquirido ha permitido ampliar la oferta para incluir la producción de materias primas para pastelería fina y chocolates: fruta confitada, cremas de frutas y turrones. Con la incorporación en 2010 de Alexia Santini, la empresa amplió su oferta con chocolates. Hoy día la confitería trabaja en colaboración con los mejores maestros chocolateros y pasteleros para perfeccionar la calidad de sus productos e innovar constantemente en la búsqueda de nuevos sabores.