Delicado fruto del océano, el sol, el viento y la habilidad tradicional de los salineros, la sal de Guérande se recolecta a mano en las salinas desde hace miles de años. Ponemos rumbo al sur de Loira Atlántico para descubrir esta sal marina excepcional.
Una historia de oro blanco
La península de Guérande y la sal cuentan con una larga historia. Ya se recolectaba sal en la Edad de Hierro, en el nacimiento de las primeras ciudades y estados celtas. Las primeras salinas que aprovecharon la capacidad de almacenamiento de la laguna datan del siglo III, poco después de la conquista romana. Las salinas actuales datan del siglo X. El comercio de la sal, auténtico oro blanco, aseguró la prosperidad de Guérande durante varios siglos, convirtiéndose en el Eldorado de la antigua Bretaña, antes de pasar a ser una ciudad de la región Loira Atlántico. - 4 escapadas en la naturaleza en Loira Atlántico
Las marismas saladas
La producción de sal en las salinas de Guérande es un proceso 100% natural. Gracias a una sucesión de estanques que favorecen la evaporación del agua, la sal contenida en el agua de mar se concentra hasta cristalizar y poder recolectar. Bajo el efecto del sol, el calor y el viento, el agua de mar se evapora progresivamente y la concentración de sal aumenta.
Salinero, un oficio muy exigente
Los paludiers (salineros) son los herederos de un saber hacer ancestral y los guardianes de un patrimonio natural único (de hecho, "palus" en latín significa marisma). La sal se recolecta en verano, pero los salineros cuidan de las salinas durante todo el año. En primavera, vacían las salinas donde se ha acumulado el agua de lluvia y retiran el limo y las algas. En otoño, hay que proteger la sal de las grandes mareas, así como de futuras heladas, mientras que el invierno puede ser un buen momento para acondicionar el fondo de los estanques.
Sal gorda, sal fina y flor de sal
La sal gorda se reconoce por sus cristales grises. La sal fina se obtiene después de secar, triturar y tamizar cuidadosamente la sal gorda. La flor de sal de Guérande, muy apreciada por su fragancia de violetas, es naturalmente blanca. Se recoge delicadamente de la superficie del agua en las salinas, si el tiempo lo permite. Muy apreciada por los grandes chefs, aporta un toque especial a numerosos platos e incluso postres. No debe utilizarse para cocinar, sino en el momento de servir.
Una calidad reconocida
Aunque la sal de Guérande es 100% natural, la normativa vigente no permite concederle la etiqueta ecológica. Es la única sal marina de Francia a la que se ha concedido el Label Rouge por sus cualidades gustativas y nutritivas. Si compras sal Label Rouge de Guérande, puedes estar seguro de que ha sido recolectada a mano, no está refinada, no contiene aditivos y es rica en magnesio. Y el hecho de que la "sal de Guérande" y la "flor de sal de Guérande" obtuvieran una Indicación Geográfica Protegida (IGP) en 2012 ofrece a los consumidores una garantía de su origen y calidad.
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Por France.fr
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