La centenaria tradición de la porcelana de Limoges, el legado patrimonial y los bucólicos paisajes de la campiña de Haute-Vienne alimentarán tus ganas de descubrimiento.
4.000 kilómetros de senderos
El suave paisaje de pastos y verdes colinas de Haute-Vienne invita a descubrirlo con calma a través de más de 4.000 km de senderos señalizados que se pueden recorrer a pie, a caballo o en bicicleta de montaña.
Un escenario bucólico en el que asoman pueblos con mucho encanto donde pararse a saborear las carnes locales: vaca lemosina, cerdo de culo negro y cordero baronet.
Limoges: ciudad de la porcelana
Tomarse el tiempo para disfrutar de los escenarios bucólicos de Haute-Vienne conecta con los tiempos pausados de la porcelana que hizo famosa a Limoges, su capital. Declarada Ciudad de Arte y de Historia, forma parte de la red de ciudades creativas de la UNESCO y en ella podrás empaparte del savoir-faire de la porcelana en la Fundación Bernardaud o en el Museo del Horno de Casseaux, por ejemplo. Sin olvidar otros rincones de Limoges: el barrio La Cité, la catedral, las casas de entramado de madera del barrio de la Boucherie...
Entre castillos e iglesias fortificadas
El paisaje de Haute-Vienne está salpicado de fortificaciones levantadas durante la Guerra de los Cien Años, como Chalucet, Bonneval y Fraisse. Descúbrelas paseando por la región, y párate en el castillo de Chalus-Chabrol, en la Ruta Ricardo Corazón de León, donde murió en combate el rey inglés.
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Por Nuria Cortés