¿Existe una cumbre más emblemática que el Mont Blanc? A 4.809 m. el denominado Techo de Europa domina los Alpes y fascina a grandes y pequeños. Pero no hace falta ser un escalador experimentado para disfrutarlo. Descubre nuestras sugerencias de paseos, miradores y visitas... ¡accesibles sin crampones!
¡Silencio! Gallo lira hibernando
Es la reserva natural más alta de Francia y el único espacio protegido del macizo del Mont-Blanc. Culminando en una altitud de 1.000 a 4.000 m. el Parque Natural de Contamines-Montjoie ofrece todo tipo de paisajes, desde el bosque hasta el glaciar, así como una gran diversidad de especies. Entre ellos, el Lyrurus tetrix (gallo lira), un ave alpina bien representada en Contamines-Montjoie y que se deja enterrar en iglús de nieve para descansar durante el invierno. Para pasear sin arriesgarse a molestar a este ave emblemático de los Alpes, uno debe seguir la señalización así que evitar las zonas señalizadas.
En el balcón del Mont Blanc
Orgulloso e imponente, ¡el mont Blanc está presente en todas partes! Por eso no es raro verlo aparecer en el recodo de una calle, en Chamonix, Megève o Cordon, este último menos conocido, es un pueblecito de montaña, apodado el "balcón del Mont-Blanc", ofrece una vista panorámica del pico más alto de Europa y de la cordillera de Aravis. La oportunidad de pasear por este auténtico pueblo, entre campos, chalets tradicionales y artesanía.
El Mont Blanc desde el cielo
¿Qué tal si subimos a lo alto y tratamos de conocer a este gigante blanco? Nada más sencillo en Praz-sur-Arly, la capital montañesa de los globos aerostáticos. Desde su base de despegue permanente, se ofrecen vuelos durante todo el año para descubrir las montañas más altas de los Alpes. La estación también acoge en enero de cada año las Montgolfiades, un encuentro internacional de globos aerostáticos. Un evento que no debes perderte.
Pausa gastronómica
¿Esta gran bocanada de aire puro no te abre el apetito? Dirígete a Sallanches y a la fábrica de galletas Saint-Âgone. Bio, locales, sin aditivos ni colorantes químicos, estas galletas dulces y saladas lo tienen todo para gustar. Déjate tentar por las especialidades locales como el ecus de Savoie con queso Abondance o el croquant’y cîmes con sabor a tartiflette. A la hora de la merienda, los golosos caerán rendidos ante las galletas ecológicas con pepitas de chocolate o avellanas. Y para los amantes de la cerveza, hay que hacer una parada en la cervecería Le Badireau de Passy, que ofrece cuatro cervezas elaboradas artesanalmente con agua del Macizo de Fiz.
Por Constance Dive
Editora de France.fr.