Inaugurada en 1968, la estación de Les Arcs, con sus 425 km de pistas frente al majestuoso Mont Blanc, cautiva a los entusiastas del esquí y el senderismo, así como a los amantes de la arquitectura. Durante dos décadas, la visionaria diseñadora Charlotte Perriand lideró el desarrollo de esta incomparable estación. Ahora, su hija, Pernette Perriand-Barsac, y su yerno, Jacques Barsac, nos invitan a adentrarnos en el corazón de los Alpes para una fascinante lección de arquitectura.
Sin coches
En 1967, Charlotte Perriand y Roger Godino, fundador de Les Arcs, comenzaron a desarrollar, mano a mano, este lugar destacado de los deportes de invierno, guiados por un enfoque humanista de las vacaciones en la montaña. Libre de coches y con una arquitectura que se integra en el paisaje, es la antítesis de las ciudades.
Compra o alquiler
Construida en Haute-Tarentaise, Les Arcs celebró hace algunos años su 50 aniversario. Si Arc 1600 fue creada mayoritariamente pensando en las residencias privadas, Arc 1800 optó por lanzarse principalmente al mercado del alquiler, con apartamentos más pequeños.
Pequeñas superficies, grandes espacios
Charlotte Perriand era una enamorada de la montaña. La arquitectura de Les Arcs está maravillosamente bien concebida: ¡es mecánica de precisión! Tenía un talento especial para las pequeñas superficies.
Interiores acogedores
Charlotte Perriand siempre concibió sus edificios desde el interior, contrariamente al diseño arquitectónico académico que daba preferencia a las fachadas bonitas. La relación con el exterior se expresa a través de un gran ventanal que separa el espacio habitado de la montaña. Con frecuencia, la gente afirma sentirse bien en estos apartamentos, pero sin saber explicar muy bien por qué.
Funcionales al milímetro
Charlotte Perriand nunca practicó la decoración, una noción que siempre denostó profundamente. Todo estaba pensado en función de las necesidades y de los usos. Para diseñar, prestaba atención a todo, a la altura de una pila de platos, de una jarra, etc. La última vez que visitó Les Arcs, observó que había que subir las baldas de los armarios porque las botas de esquí tenían más altura que antes.
Detalles con importancia
En las paredes, el enlucido rugoso blanco no es un detalle banal. Posee una función acústica precisa, lo mismo que la elección del suelo. Charlotte Perriand no dejaba nada al azar.
Provisional pero duradero
Para hacer frente a los retrasos en las obras, que siempre tenían plazos muy ajustados, Charlotte Perriand instaló en Les Arcs unos cuartos de baño prefabricados de poliéster. Tan vanguardistas como duraderos, actualmente son piezas de colección muy valoradas por los museos.
Innovadora
La cocina es abierta y separada de la sala de estar por un mostrador: ¡algo muy revolucionario para la época! y que sin embargo hoy en día nos parece evidente, pero fue una gran visionaria.
20 años de dedicación
Para circular, los planos inclinados sustituyen a los ascensores. Es uno de los numerosos principios de obra que aplica en la vivienda colectiva y a la arquitectura de vacaciones en los años 1930. Les Arcs son la culminación de todas sus ideas, la realización de su sueño. Es su proyecto más importante, al que dedicó 20 años de su vida, hasta los 86 años.
Las mejores vistas para todos
Los alojamientos se yuxtaponen para disfrutar siempre de vistas totalmente despejadas de la montaña. Es un complejo excepcional y único, aunque tras la marcha de Charlotte Perriand, el desarrollo de la estación prosiguió sin control.
Charlotte Perriand, una referencia
La obra de Charlotte Perriand ha servido y sigue sirviendo como referencia en el ámbito de las viviendas de vacaciones populares. Es el único ejemplo de ciudad en el mundo donde una mujer lo supervisó todo, desde el urbanismo hasta la selección de las cucharas de café. Les Arcs es una soberbia lección de arquitectura.
Por Maryse Quinton
Periodista y escritora especializada en arquitectura en París.