¡En marcha para ascender a la cumbre del Canigó!

Impresionante ascenso

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El pico del Canigó desde el mar, en los Pirineos.
© Michel Castillo - El pico del Canigó desde el mar, en los Pirineos.

Tiempo de lectura: 0 minPublicado el 19 mayo 2019, actualizado el 12 marzo 2024

Es la montaña sagrada de los catalanes: desde sus 2.785 metros de altitud, la Pica del Canigó domina la llanura del Rosellón y el mar Mediterráneo. Declarado Gran Sitio de Francia, el macizo del Canigó ofrece kilómetros de senderismo y bicicleta. Te damos 5 buenas razones para intentar coronarlo.

Contemplar el mar… desde lo alto

Vistas desde el Canigó
© Thomas Dulac - Vistas desde el Canigó

¿Has visto muchas veces el mar desde 2.785 metros de altura? Verdadera vigía sobre el Mediterráneo, la Pica del Canigó ofrece desde su cima unas vistas incomparables de 360° sobre los alrededores.

Para contemplar el mar, se puede, por ejemplo, subir hasta la cima de la Pica del Canigó desde el refugio de Cortalets: situado a 2.150 metros de altitud, es un refugio vigilado que puede acoger hasta 100 personas. Desde el refugio, se accede a la Pica del Canigó mediante un sendero a pie de 8 km con 650 m de desnivel positivo.

Cruzarse con la Troubade

La Cruz del Canigó, decorada para la Troubade.
© Michel Castillo - La Cruz del Canigó, decorada para la Troubade.

Si subes a la Pica del Canigó en junio, es probable que te cruces con una curiosa procesión. El fin de semana anterior al día de San Juan (mediados de junio), los catalanes llevan hasta los pies de la Cruz del Canigó pequeñas gavillas de madera, rodeadas de papel en la que escriben un deseo.

A pie, en ocasiones con burros de carga, esta alegre procesión se denomina la Troubade. A mediados de junio a medianoche, todas las gavillas de madera son encendidas con la “llama del Canigó”, que arde todo el año en Perpiñán y es subida a la cumbre una vez al año a través de un relevo. Posteriormente, la llama vuelve a bajar para encender las hogueras de San Juan de 350 pueblos de los alrededores. ¡Una fiesta popular inolvidable!

Calentar las piernas en bicicleta

Bicicleta con asistencia eléctrica bajo la torre de Batère, en los Pirineos
© Michel Castillo - Bicicleta con asistencia eléctrica bajo la torre de Batère, en los Pirineos

La pista de Balaig, que permite acceder a la Pica del Canigó en bicicleta todoterreno, ¡existe desde hace más de 100 años! Con salida desde el pueblo de Fillols, esta pista supera el puerto de Milleres (934 m de altitud) antes de subir hasta el refugio de Cortalets, a 2.150 m de altitud: ¡a buen seguro que los gemelos se pondrán duros como piedras! Aquí es donde hay que dejar la bicicleta para terminar los últimos 600 metros de subida a pie.

Hay establecimientos que alquilan bicicletas todoterreno por un día o varios días: ¡pero la subida está reservada a los ciclistas experimentados!

Superarse de refugio en refugio

Esquerdes de Rotja, en los Pirineos
© SMCGS - Esquerdes de Rotja, en los Pirineos

¿Te apetece disfrutar de un verdadero paréntesis en la montaña? Realiza el Tour del Canigó: un circuito exigente de cinco días a pie, con 4.450 metros de desnivel positivo sobre un total de 84 kilómetros de marcha.

Cinco refugios vigilados ofrecen alojamiento para pasar la noche: los refugios de Cortalets, Mariailles, Batère, Les Conques y Sant Guillem. Este circuito ofrece unos paisajes muy variados, más mediterráneos al norte y más verdes al sur. En Esquerdes de Rotja, como en el Pla Guillem, tendrás la impresión de estar lejos de todo el mundo.

Simpatizar con los burros

Recorrido con un burro alrededor del Canigó
© Caravanigou - Recorrido con un burro alrededor del Canigó

Forman parte del paisaje: en las pendientes del Canigó, los burros catalanes son los reyes. Esta raza autóctona, en ocasiones reivindicada como símbolo catalán, recorre los senderos del macizo del Canigó para acompañar a los caminantes y llevar su equipaje.

Es posible alquilar burros, con o sin mulero, tanto para ascender a la Pica del Canigó como para hacer el Tour completo en cinco días. La excursión no sólo será menos agotadora, sino también más divertida, ¡y a los niños les encantará!

Por Caroline Revol-Maurel

Periodista apasionada de la naturaleza salvaje, de los viajes y del rock, escribo igualmente sobre los quebrantahuesos que sobre Lou Reed. A menudo voy acompañada por dos niñas pequeñas con un agudo sentido crítico.

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