En los valles del Dordoña y el Vézère se ocultan secretos cuidadosamente guardados. Entre cuevas y simas se despliega un mundo subterráneo por descubrir, donde estalactitas, estalagmitas y otras formaciones han esculpido auténticas catedrales de piedra. Nos equipamos con linternas frontales para emprender un viaje hacia las profundidades de la Tierra. ¿Te unes a nosotros?
La Cueva de Lascaux, la más famosa
Es una de las cuevas decoradas más importantes del Paleolítico, y las obras maestras pintadas en sus paredes le han valido el apodo de "la Capilla Sixtina de la Prehistoria". Aunque la cueva original, inscrita en el Patrimonio Mundial de la UNESCO, está cerrada al público, se puede admirar su reproducción en el Centro Internacional de Arte Rupestre "Lascaux IV". También podrás (re)descubrir el arte rupestre a través de la imagen y las tecnologías virtuales en los espacios adyacentes.
La Sima de Padirac, la más profunda
Es una de las mayores simas que se pueden visitar en Europa, y la mayor de Francia. Situada cerca del pueblo de Rocamadour, a más de 100 metros bajo tierra, parte de la visita se realiza en barco, por un río subterráneo que permite admirar la Grande Pendeloque, ¡una estalactita de más de 60 metros de altura! Más de 130 años después de su primer descubrimiento, la sima acoge regularmente actos culturales: espectáculos de inmersión, veladas de exploradores...
La Cueva de Carbonnières, la pequeña novedad
Abierta al público desde julio de 2018, en el corazón del Parque Natural Regional de Causses du Quercy, esta cueva se encuentra cerca de Rocamadour y de la Sima de Padirac, en la comuna de Lacave. Presenta notables formaciones geológicas: estalactitas, estalagmitas, columnas, fístulas, excéntricas y otras formaciones resaltadas con efectos de luz y sonido.
La Cueva de Lacave, la más pintoresca
Inesperado: ¡se accede a la cueva en tren eléctrico! Un recorrido de 400 metros antes de iniciar la visita guiada por 12 salas. La primera de ellas, llamada Sala del Caos, acoge conciertos en temporada alta. La última, la Sala de las Luces Negras, es donde la roca brilla. Entre las dos salas, te espera un viaje mágico y pintoresco.
Las Cuevas de Presque, la más puntiaguda
En Saint-Médard-de-Presque, en el departamento de Haut-Quercy, cerca de Saint-Céré, estas cuevas poco conocidas albergan increíbles estalagmitas, una de ellas de 9 metros de altura. Se han ganado el apodo de Grottes des Colonnes (columnas). Se encuentran cerca del Gouffre de Padirac, en el Valle del Dordoña.
Las Cuevas de Cougnac, el dúo perfecto
Descubiertas en 1949 y 1952, estas dos cuevas han estado abiertas al público durante aproximadamente sesenta años. Aquí, a media hora en coche de Sarlat-la-Canéda, se puede admirar, por un lado, una vegetación mineral impresionante y, por otro lado, auténticas pinturas prehistóricas. Las dataciones directas sugieren que las primeras figuras fueron creadas hace 30,000 años y la última presencia humana data de hace 18.000 a 20.000 años. En las paredes, cobran vida los encuentros realizados en la antigüedad por los habitantes del Valle del Dordoña.
La Cueva Préhistorique des Merveilles, la más sencilla
Situado en lo alto de un acantilado, el pueblo de Rocamadour es conocido mundialmente por su santuario de la Virgen Negra. Sin embargo, menos famosa es su cueva, la Grotte Préhistorique des Merveilles, que alberga pinturas rupestres con una antigüedad de 20.000 años. Esta cueva de una sola sala permite contemplar las pinturas originales. Una visita breve pero imprescindible, ideal para tomar un respiro refrescante mientras se explora Rocamadour.
Por Caroline Revol-Maurel
Periodista apasionada de la naturaleza salvaje, de los viajes y del rock, escribo igualmente sobre los quebrantahuesos que sobre Lou Reed. A menudo voy acompañada por dos niñas pequeñas con un agudo sentido crítico.