A un lado un bosque primario, destacado ejemplo de biodiversidad, y al otro unos cohetes a la vanguardia de la tecnología que pueden verse despegar en Kourou. Pegada a Amazonia, Guayana es una joya para los amantes de los descubrimientos. Remontar el río Maroni en piragua, asistir a la puesta de las tortugas o explorar los vestigios de la colonia penitenciaria, ¡las actividades en Guayana son tan variadas como los colores de los vestidos de las Touloulous, las reinas de un carnaval mestizo!
Lo que no debes perderte durante tu viaje a Guayana
Visitar Guayana permite conocer 400 años de un mestizaje único entre europeos, africanos, indios y amerindios.
Visitar Cayena
De entrada, uno se da cuenta de todas estas influencias en Cayena. Alrededor de la plaza de Palmistes, el corazón de la ciudad histórica, podrás pasear contemplando las hermosas casas antiguas de estilo criollo con balcones trabajados. Y en el mercado central, nadarás en un océano de colores y aromas de especias, entre frutas y verduras tropicales, ti’punch (cóctel a base de ron) y sopas laosianas.
Descubrir una fauna y una flora excepcionales
Entre Cayena y Kourou, la exuberante flora guyanesa entra en el jardín botánico de Guayana: a lo largo de tres hectáreas, podrás descubrir, entre otras, una magnífica colección con más de 740 especies de orquídeas. Al regresar hacia Cayena, puedes realizar un desvío por Roura para refrescarte en la catarata de Fourgassier, muy apreciada por las familias. A menos que prefieras desplazarte en velero a las islas de Salut, frente a Kourou. Hasta 1947, este archipiélago de tres islas albergó la siniestra colonia penitenciaria de Guayana. Pueden verse sus vestigios en la isla Saint-Joseph y en la isla Royale. Debido a las fuertes corrientes, no se puede acceder a isla del Diablo donde se encerraban los presos políticos.
Visitar Saint-Laurent-du-Maroni
El recuerdo de la colonia penitenciaria impregna también Saint-Laurent-du-Maroni, proclamado “municipio penitenciario” en 1880. Empezando por el campo de la Transportation construido por los propios presos. Sin embargo, este infierno también ha dejado un patrimonio arquitectónico único en la ciudad: el escritor Albert Londres, que denunció con fuerza la colonia penitenciaria, incluso apodó Saint-Laurent-du-Maroni “el pequeño París".
En Saint-Laurent-du-Maroni se abre también la desembocadura del río Maroni, el mayor de Guayana y que sirve de frontera con Surinam. Es una de las entradas al parque amazónico: un territorio de 30.000 km2 accesible únicamente en avión o en piragua.
Algunas actividades para descubrir Amazonia
Explorar la selva amazónica es uno de los momentos destacados de un viaje a la Guayana francesa. También se puede remontar el Maroni en piragua pasando una o dos noches en la hamaca de un bohío, cabañas tradicionales que a veces están encaramadas a los árboles. A menos que prefieras explorar las marismas de Kaw. Con una superficie de 94.700 hectáreas, es la tercera mayor reserva natural de Francia. En sus ríos se pueden contemplar ejemplares de ibis escarlata, garzas y sobre todo caimanes. Entre los ríos Maroni y Organabo, la reserva natural de Alama es el territorio de las tortugas marinas: en junio y julio se puede asistir a la puesta de las tortugas laúd. ¡Un espectáculo (nocturno) inolvidable!
¿Y si vivieses al ritmo del carnaval de Cayena? ¡Basta con dejarte llevar por el ritmo de las Touloulous! Durante entre seis y diez semanas, vestidas como en el siglo XVIII y XIX, las mujeres enmascaradas marcan el baile, como buenas reinas del carnaval.
Breve descripción de la cocina guayanesa
Al viajar por Guayana, se realiza un periplo a través de los sabores del mundo, por lo mucho que las influencias se entremezclan entre la cocina criolla, la india o la brasileña… Y muchas ves está acompañada de unas gotas del ron local para realzar el sabor.
Uno recorre el mundo como un pirata saboreando un pollo o pescado “boucané" (ahumado) y atraviesa los mares hasta la India con el colombo guayanés. El abundante pescado combina con todo tipo de salsas, en “pimentade” (caldo corto con salsa de tomate), en “rôti cougnade” (asado) e incluso puede mezclarse con el pollo en el caldo de Awara (nombre de un tipo de palmera). También pueden advertirse las influencias laosianas en las sopas chinas o en la ensalada de papaya: en el pueblecito de Cacao, una comunidad hmong se refugió allí tras huir de Laos en 1977.