Una aventura para disfrutar solo o con niños: desde el Golfo de Morbihan hasta la península de Crozon

El viaje comienza en la península de Rhuys, una extensión de tierra entre el golfo y el océano, una paraíso para los senderistas y los amantes de la ornitología. Inicia el día disfrutando del encantador Castillo de Suscinio, un lugar ideal para los aspirantes a princesas y caballeros. Descubre una multitud de actividades, como el tiro con ballesta y la exploración de los fosos en barca. Además, hay un guardarropa ducal accesible para todos. ¡Risas y recuerdos garantizados para toda la familia vistiendo trajes de la Edad Media!

Continúa tu día con un paseo por la península para disfrutar de sus playas, seguido de una parada gastronómica en la quesería de Suscinio, donde podrás degustar el Tome de Rhuys, el queso bretón por excelencia.

Luego, dirígete a Vannes, donde la oficina de turismo ofrece varios circuitos temáticos, como el street art o la gastronomía, para descubrir la ciudad.

Para cenar, visita el barrio de Saint-Patern, el más antiguo y popular de la ciudad, conocido por sus numerosos restaurantes, terrazas y bares nocturnos.

A solo 15 km de Vannes, encontrarás una experiencia de alojamiento única en los Jardins de Coët-Kra, donde podrás hospedarte en alojamientos insólitos. ¿Lo mejor? ¡La cabaña en altura! Además, podrás disfrutar de la venta de productos ecológicos procedentes de la granja.

«Mor bihan» significa «pequeño mar» en bretón… ¡y el golfo cuenta con unas cuarenta islas! Solo tendrás que elegir por cuál empezar, tienes varias opciones.

Puedes embarcarte en uno de los navíos de la Compagnie du Golfe y disfrutar de sus cruceros comentados con una o dos escalas.

Para los más aventureros, te recomiendo dirigirte a la encantadora Île d’Arz, con su molino de marea y su museo «Marins et Capitaines», que narra la historia de los marineros de la isla. Podrás explorar la isla a pie y detenerte en una de las ocho playas para relajarte.

Al caer la tarde dirígete a la Reserva Natural de Séné, donde se encuentran tres casas rurales típicas. A los niños les encantarán estas casas junto al agua, con estufa de madera y decoración retro.

Comienza tu día dando un paseo por Larmor-Baden, Locmariaquer (con sus sitios megalíticos) y La Trinité-sur-Mer, donde se entrenan grandes nombres de las carreras oceánicas.

También puedes explorar Sainte-Anne d’Auray, el primer lugar de peregrinación católica de Bretaña. Además de las visitas guiadas, la Oficina de Turismo ofrece a los niños la oportunidad de explorar estos lugares a través del juego «A la recherche des Clés du Temps».

Al llegar a Carnac, te encontrarás en una localidad costera de ensueño para una estancia en familia, con sus villas señoriales, sus tranquilas bahías y sus marismas saladas, pero sobre todo, con su increíble campo de megalitos. Descubre el lugar donde parece que los menhires han crecido como las setas, pues llevan más de 3000 años en esta tierra, ocupando una extensión de casi un kilómetro.

Para desvelar los misterios de estos megalitos, visita el Museo de Prehistoria que también ofrece talleres familiares y donde podrás aprender a encender un fuego y fabricar herramientas o ropa.

Para dormir, te recomendamos el Dihan en Ploemel: podrás elegir entre quedarte en un lov’nid, una casa en el árbol o una cabaña de lujo con baño nórdico. ¡Una experiencia muy placentera!

Dirígete hacia la península de Quiberon, un tramo de tierra bordeado por el mar, con playas de arena fina, acantilados y arcos esculpidos por las olas.

Una parada obligatoria es la punta de Beg-er-Goalennec, que ofrece unas magníficas vistas de Belle-Ile-en-Mer y el océano Atlántico.

Aprovecha para pasear por los encantadores pueblos y capturar bonitas fotos en familia, con las casas blancas rodeadas de hortensias como telón de fondo. Además, será la ocasión perfecta para probar las creperías y otras especialidades locales como los niniches, el salidou o las galletas de Quiberon.

Haz una escala en Lorient, que irradia una encantadora energía marina. Da un paseo por los muelles de Lorient La Base, donde puedes disfrutar de una copa en una terraza, asistir a conciertos o recorrer los pontones para admirar los imponentes barcos XXL.

Experimenta emociones intensas al visitar Flore, un impresionante submarino, y atrévete a dar un gran salto en tirolina sobre el mar, entre la Tour des Vents y los pontones del puerto.

Para dormir, disfruta a bordo de un SeaLoft, un apartamento flotante amarrado en el puerto de Kernevel y con ventanales que ofrecen vistas de la ensenada y los veleros.

Por la mañana, tienes varias opciones para empezar el día: puedes optar por un enfoque más relajado en Larmor-Plage, disfrutar de un paseo en barco-autobús en la ensenada o bien, sumergirte en actividades deportivas en el West Wake Park, donde podrás practicar cable esquí y wakeboard en un lago (ideal para los adolescentes).

Después, dirígete a Pont-Aven, un bonito pueblo situado en el estuario del río Aven, cuyas aguas parecen un torrente y aún mueven las ruedas de los molinos.

Da un paseo por el Bois d’Amour, donde los pintores solían montar sus caballetes: un agradable sendero te permitirá descubrir sus lugares de inspiración. Luego, puedes disfrutar de la playa de Port-Manech con sus características cabinas blancas, o llevar a los niños a L’Aven Parc, una granja pedagógica junto a un parque de ocio donde encontrarán diversas actividades como pistas para deslizarse en flotador, tirolina, bubble-foot y recorridos de redes.

Una vez en Concarneau, una ciudad de arte e historia situada entre fortificaciones, los niños pueden hacer un recorrido por la ciudad siguiendo el camino de ronda. Además, se ofrecen visitas guiadas para descubrir el patrimonio arquitectónico.

Después de las 22:00 h, puedes pasear por los muelles para presenciar el desembarco del pescado de los pescadores, o bien, visitar la lonja al día siguiente a partir de las 6:30 h, una experiencia típica e instructiva.

Por la noche, sumérgete en el ambiente acogedor del Kermoor, un hotel insólito donde prácticamente todo el mobiliario proviene de buques de carga desde 1910 hasta nuestros días.

Comienza tu nuevo día con una visita al Parque Botánico de Cornouaille, que alberga en un magnífico parque de estilo inglés con una flora excepcional de 4.000 especies procedentes de todo el mundo.

Luego, dirígete hacia la magnífica punta de Penmarc’h, conocida por sus tres faros: el antiguo faro transformado en Centro de Descubrimiento Marítimo, la torre iluminada de la capilla Saint-Pierre y el famoso foro de Eckmühl, decorado con opalina y bronce pulido.

Después, admira la punta de Raz y sus increíbles vistas del faro cuadrado de la Îlot de la Vieille, la Île de Sein y, si el clima lo permite, el faro de Ar-Men.

Continúa tu jornada con un recorrido por Pont-Croix, que ha sabido conservar un bonito patrimonio medieval, antes de llegar a Douarnenez, situada al final de una bahía y conocida por sus cuatro puentes, todos ellos en activo.

En Douarnenez, no te pierdas la colección de barcos del Port-Musée, y si la marea lo permite, visita la Île Tristan durante la bajamar para disfrutar de una visita guiada. Esta isla alberga un jardín botánico y una casa de princesas donde se esconde un tesoro.

Para dormir, sumérgete en un paréntesis poético en el Ty Mad, un hotel junto al mar que mantiene el espíritu de una casa de artistas con suelos de madera y muebles antiguos.

Empieza el último día de esta aventura en familia disfrutando de una de las playas de la ciudad. Te recomendamos la playa de Dames, ideal para familias, o la magnífica playa de Sables Blancs.

En tu ruta por la península de Crozon, aprovecha para disfrutar de unas vistas impresionantes subiendo hasta Menez-Hom, uno de los puntos más altos de Bretaña, desde donde podrás admirar la ensenada de Brest, la bahía de Douarnenez y los Monts d’Arrée.

Visita el pintoresco puerto de Camaret-sur-Mer, con sus animados muelles bordeados de casas de colores. Los niños disfrutarán explorando las maquetas de barcos que se encuentran en la capilla Notre-Dame de Rocamadour.

En el extremo sur de la península, encontrarás la Maison des Minéraux, dedicada a las maravillas geológicas del Macizo Armoricano. Los más pequeños quedarán impresionados por su tesoro único: la mayor colección de minerales fluorescentes de Europa. Esta es una bonita manera de concluir este viaje familiar por el sur de Bretaña.

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