De la Costa Azul a la Provenza siguiendo los pasos de Emily en París

El periplo de Emily en París por la Costa Azul comienza en la preciosa estación de Villefranche-sur-Mer, fácilmente accesible desde París tras un cambio en Niza. Esta localidad, donde viven poco menos de 5.000 habitantes, es un punto de partida ideal para descubrir la región. De hecho, ofrece magníficos panoramas del Mediterráneo gracias a las Trois Corniches, las carreteras que unen Niza con Menton. Al tomar la Basse Corniche, podrás ver el famoso puerto de Villefranche, conocido en todo el mundo y visto en múltiples películas y series. Tómate el tiempo de detenerte allí para echar un vistazo a su ciudadela y empaparte de los colores alegres de sus edificios.

Al llegar a Beaulieu-sur-Mer, donde las villas te transportarán a la Belle Epoque, verás la península de Saint-Jean-Cap-Ferrat y, en particular, su legendario Grand Hôtel , donde se alojará Emily. Antes que ella, la reina Victoria, Winston Churchill y los actores Charlie Chaplin y Elizabeth Taylor se hospedaron en este legendario hotel de categoría Palace, construido en 1908 para los familiares del rey Leopoldo II de Bélgica. El Grand Hôtel se someterá a varios proyectos a lo largo de su historia, incluida la construcción en 1939 de una piscina y de un club de natación llamado Club Dauphin. Es aquí, frente al horizonte azul del Mediterráneo, donde Emily disfruta del sol y trata de gestionar mejor sus desventuras románticas en compañía de Mindy. El Grand Hotel ofrece varios restaurantes, incluido Le Cap, dirigido por Yoric Tièche, chef con estrella Michelin. Su carta, una reinvención de platos tradicionales provenzales y mediterráneos, extrae su materia prima de los jardines del establecimiento. Un deleite para saborear mientras disfrutas del atardecer.

Durante esta escapada por la Costa Azul, Emily y sus amigas van al club Laurent G, o más bien Paloma Beach, su nombre real. Idealmente situada en una cala, la playa de la Paloma debe su nombre a la hija de Picasso, que la llevó aquí de vacaciones con él. Dos James Bond, Roger Moore y Sean Connery, también vinieron a pasar algunos momentos. Y lo entendemos perfectamente: la vista de las aguas turquesas del Mediterráneo y el pueblo de Eze a lo lejos hacen de esta playa una de las más bellas de la región. Sentado en una tumbona o en el restaurante Paloma Beach, continúa disfrutando de este día cenando con pescado a la parrilla en un entorno paradisíaco.

Tampoco pierdas la oportunidad de caminar por el Promenade des Fossettes y disfrutar de la vista desde la Pointe du Colombier.

Al regresar a Villefranche-sur-Mer, no olvides otro lugar legendario: la capilla de Saint-Pierre, situada en el muelle del Amiral Courbet. Aquí es donde Emily se encuentra con su amiga Camille al amanecer para escuchar sus confesiones, pero también para recopilar información sobre este edificio tan singular. Si el exterior sugiere un edificio románico completamente tradicional, el interior hipnotiza inmediatamente, y con razón: fue el poeta Jean Cocteau quien lo redecoró a partir de 1957. Inspirándose en el arte abstracto y figurativo, el artista rinde homenaje al Mediterráneo, a las figuras bíblicas, como Saint-Pierre, y a los habitantes de la región. Uno de los paneles permite admirar a Las señoritas de Villefranche "con los atuendos que llevaban antes de que la gran ola de despersonalización viniera a barrer los encantos del lenguaje y el vestuario", según las palabras del poeta. Una parada lírica y romántica que no te puedes perder, perfecta para terminar el día.

Después de la Costa Azul, el viaje de Emily en París por el sur de Francia prosigue por la costa de Provenza, cien kilómetros más al oeste, en una ciudad que se podría pensar que fue imaginada por Emily: Saint-Tropez. Pasea por el puerto, admira los yates, cada uno más impresionante que el anterior, y siéntate en el Café Sénéquier, donde Emily y sus amigos se toman una foto juntas. 

Una elección muy acertada: fundada en 1930 y reconocible entre miles de personas gracias a su terraza y a sus mesas triangulares rojas, Sénéquier es un toda una institución. Probamos la clásica e inigualable tarta tropézienne y el nougat blanc (turrón blanco), cuya receta se mantiene en secreto desde su creación en 1887. Y si aún no quedas satisfecho, quizás el bar de ostras Chez Madeleine, situado a pocos pasos del puerto, te seduzca como lo hizo con Emilie. Situado en la Place aux Herbes, también se pueden degustar caracoles, ostras Gillardeau o finos de claire. Un bienvenido descanso marino antes de lanzarse a la carretera, o a las vías de tren, hacia el norte...

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Después de Saint-Tropez, pon rumbo a Vaucluse. En la tercera temporada, Emilie regresa al sur de Francia para descubrir el corazón de Provenza junto a Alfie y Gabriel durante un fin de semana profesional. Fácilmente accesible en coche desde Saint-Tropez o desde la estación de tren de Aviñón, el Parque Natural Regional de Luberon regala algunos de sus paisajes más bellos para las escenas de la serie.

Podemos verlo en Gordes, y en particular en su famosa Bastida de piedra blanca, que domina el acantilado. Además de una vista impresionante sobre el macizo del Luberon, esta antigua casa señorial rodeada de hiedras y pinos ha sido renovada para ofrecer todo el lujo necesario a sus visitantes: piscinas, spa, bares, hoteles, boutiques... Pero se distingue especialmente gracias a su restaurante Trébol Gordes. Bautizado en la serie L'esprit du Luberon, este establecimiento dirigido por el chef multiestrella Jean-François Piège ofrece una experiencia culinaria incomparable a Emily y Gabriel. El pueblo en sí es una obra maestra de arte e historia. Artistas como Victor Vasarely, Marc Chagall y el fotógrafo Willy Ronis dejaron allí sus maletas, encantados por los colores inigualables de Provenza.

Durante tu último día en Provenza, es imposible no detenerse un momento en los campos de lavanda para admirar sus tonos malva y, a veces, azul pálido. Un escenario que descubrimos con Alfie, pasando por la destilería de su jefe en la Maison Lavaux. En la vida real, se trata de Les Agnels, productor y destilador de plantas aromáticas de todo tipo, situado entre Buoux y Apt. Desde 1895, esta casa ofrece aceites esenciales, aguas florales, cosméticos y productos locales. Suficiente para regresar de la región con las maletas repletas de regalos y recuerdos.

Un par de extras: te recomendamos dos pequeños desvíos fuera de los caminos habituales antes de volver a emprender el ruta. Los primeros en disfrutar del increíble sendero de los Ocres, cuya tierra roja recuerda ciertos escenarios del gran oeste americano. Y el segundo en el elevado pueblo de Lacoste, que te ofrecerá un panorama impresionante del Luberon y del Monte Ventoux.

¡Disfruta explorando Francia siguiendo los pasos de Emily en París!

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