A primera vista, Marsella despliega un folclore singular en el corazón de la región Provenza-Alpes-Costa Azul: con sus pintorescas calas, su mítico club de fútbol el Olympique de Marseille, su acento cantarín, calles impregnadas de aromas y vistas despejadas del resplandeciente azul del Mediterráneo, donde emergen las islas del archipiélago de Frioul. Sin embargo, Marsella también encapsula las influencias fronterizas de Italia, la modernidad del arte y estilos alternativos y coloridos. Te invitamos a explorar los encantos de esta bonita ciudad foceana, donde el extraordinario patrimonio se entrelaza con la poesía moderna.
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Barrio de Bonneveine
Ubicado en el octavo distrito de Marsella, en la desembocadura del río Huveaune, Bonneveine es una pequeña ciudad dentro de Marsella que ofrece playas resguardadas ideales para relajarse y practicar deportes acuáticos. En el siglo XIX, Bonneveine estaba dedicado a las primicias y la horticultura para la ciudad de Marsella. Aunque el castillo de Borely preside la zona, te recomendamos explorar los atractivos contemporáneos, especialmente el MAC (Museo de Arte Contemporáneo). Este extraordinario museo se encuentra fácilmente gracias a la estatua «Le Pouce» de César, a escasos veinte metros del edificio. En la zona destaca esta impresionante escultura de 6 metros de altura, un dedo pulgar de bronce. Tras su presentación en los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988, la escultura se instaló en Bonneveine durante la inauguración del museo en 1994. Permanece allí como un homenaje al famoso escultor nacido en la ciudad.
Notre-Dame-de-la-Garde
La basílica, construida con un estilo románico-bizantino en el siglo XIX, es una joya arquitectónica que alberga una rica colección de tesoros. En su interior, podrás admirar innumerables mosaicos traídos desde Venecia, integrados magistralmente en la arquitectura.
La Cité Radieuse Le Corbusier
Conocida como la «Maison du fada», la Cité Radieuse es el icónico proyecto arquitectónico de Le Corbusier, llevado a cabo entre 1947 y 1952, que sigue el principio vanguardista de una ciudad vertical. Este complejo arquitectónico abarca viviendas, calles interiores, un centro comercial, oficinas, una pastelería, un hotel e incluso un espacio artístico en su tejado. Con sus siete plantas, la Cité Radieuse está declarada Patrimonio Mundial de la ’Unesco. Explora este edificio como si de una búsqueda del tesoro se tratase, identificando las marcas en el hormigón y la pequeña vidriera que representa la secuencia de Fibonacci. Le Corbusier diseñó meticulosamente cada uno de los espacios habitables.
El barrio de Panier
Explorar este barrio es sumergirse en sus estrechas callejuelas y perderse entre sus encantadoras esquinas. Aunque en el pasado tuvo una reputación turbia, hoy en día, este es el barrio más antiguo de Marsella, situado a dos pasos del Vieux Port, y conserva su encanto original. Caminar por sus calles te lleva a descubrir escenas cotidianas, como la ropa limpia colgando de las ventanas, escaleras en forma de laberinto y puertas que decoran con plantas sus habitantes. Girar una esquina puede llevarte, de repente, a una plaza despejada e histórica, como la Plaza de Moulins, donde tiendas de creadores se mezclan con las acogedoras terrazas de los bares. Es el momento de sentarse y observar el famoso arte callejero en las paredes de este barrio convertido en un auténtico museo al aire libre. Para explorar más arte, puedes visitar La Vieille Charité, un lugar emblemático del barrio que alberga un tesoro de obras arquitectónicas e históricas, como L’Hôtel Dieu, La Maison Diamantée, la Eglise des Accoules o el Pavillon Daviel.
El Palacio Longchamp
Ubicado en el cuarto distrito, el Palacio Longchamp es una joya arquitectónica que alberga dos museos fascinantes. A la izquierda, el Museo de Bellas Artes de Marsella y, a la derecha, el Museo de Historia Natural. Ambos conectados por espléndidas columnatas que transportan a los visitantes a la época del Segundo Imperio. Frente a este magnífico edificio neoclásico del siglo XIX, un jardín invita a los visitantes a soñar con tiempos pasados. Entre estanques, cascadas y espacios verdes, se encuentran estatuas alegóricas, cada una con su propia historia. En la parte trasera del edificio, el Parque Longchamps ofrece un jardín botánico y un peculiar parque zoológico. Desde 2013, todas las criaturas han sido reemplazadas por creaciones artísticas, proporcionando una alternativa mágica y necesaria.
Las islas del archipiélago de Frioul
Las islas de Frioul son cuatro: Pomègues, la más grande; Ratonneau; Îlôt d’If e Îlot Tiboulen. Todas ellas son visibles desde el encantador barrio de Endoume. A pesar de su proximidad a la ciudad de Marsella, resulta difícil creer en sus playas de arena fina, la tranquilidad de sus calas con aguas turquesas y la vegetación salvaje y protegida. Uno de los lugares mágicos de Pomègues lleva el evocador nombre de «Plage de Tahiti». Los amantes del submarinismo tendrán la oportunidad de encontrarse con delfines, pulpos e incluso, tortugas. Tres de las islas son accesibles en barco. Îlot d’If destaca por su fortaleza francesa, construida por órdenes del rey François Iᵉʳ. Esta antigua prisión albergó al ficticio Edmond Dantès, el héroe de la obra literaria Comte de Monte Cristo de Alexandre Dumas. Es un destino ideal para revivir los clásicos a solo 30 minutos en barco desde Marsella.
El estadio Orange Vélodrome
Estar en Marsella significa abrazar el fútbol como un elemento esencial de la vida cotidiana y sumergirse en la atmósfera del famoso Vélodrome, un monumento del deporte francés y hogar del Olympique de Marseille. Inaugurado en 1937, el Vélodrome es el segundo estadio más grande de Francia y se encuentra en los barrios del sur de Marsella. Ofrece una experiencia auténtica y local para todos los aficionados del fútbol. Desde la histórica Liga de Campeones ganada por el Olympique de Marseille en 1993, hasta la Copa del Mundo de 1998 y los Campeonatos de Europa de 1986 y 2016, simplemente con poner un pie dentro podrás sentir las vibraciones, las esperanzas y los enfados que este icónico lugar emana. Visitar el Vélodrome es un peregrinaje casi obligatorio, una experiencia que puedes vivir durante un partido o en una visita organizada con reserva.
El Museo de las Civilizaciones de Europa y del Mediterráneo
El Museo de las Civilizaciones de Europa y del Mediterráneo, más conocido como el MUCEM, es un lugar de encuentro en Marsella, conectando épocas y arquitecturas entre el mar y la tierra. Desde su apertura en 2014, este edificio con una fachada inimitable se alza majestuosamente en la entrada del puerto, entre el muelle portuario y el fuerte Saint-Jean. No pierdas la oportunidad de disfrutar de la visita gratuita que ofrece unas vistas extraordinarias, una pasarela sobre el mar, terrazas sorprendentes, espacios infantiles y áreas protegidas por los antiguos muros del fuerte del siglo XII. Aquí podrás explorar la joven creación artística en un entorno único. El Mucem alberga una colección permanente y presenta exposiciones temporales conocidas internacionalmente. Además, si mientras te entra hambre, puedes disfrutar de la experiencia culinaria en el restaurante dirigido por Gérald Passédat, un chef con 3 estrellas Michelin. La terraza panorámica no solo te cortará la respiración, sino que también abrirá tu apetito.
La réplica de la gruta de Cosquer
El patrimonio de Marsella no solo abarca lo histórico, ¡sino también lo prehistórico! A decenas de metros bajo la superficie del agua de las calas, se esconde una cueva que alberga tesoros del Paleolítico. Descubierta en 1985 por el submarinista Henri Cosquer, esta cueva reveló más de 480 obras pintadas o grabadas, representando pingüinos, ciervos, bisontes y huellas de manos. Aunque las crecientes aguas han condenado la cueva y se ha prohibido la visita, el trabajo de investigadores e historiadores ha permitido una magistral reconstitución. Ahora puedes explorar este tesoro de los orígenes del hombre durante una visita de 2 h que te transportará 35.000 años en el pasado. La réplica de la gruta de Cosquer se encuentra en la Villa Méditerranée, en pleno centro de Marsella. Aquí realizarás un viaje a 37 metros bajo el mar, a bordo de una cámara de submarinismo que te llevará en un fascinante recorrido por el Paleolítico.
L’Ombrière del Vieux Port, diseñado por Norman Foster
Marsella es una ciudad fotogénica, y entre las numerosas fotografías que harás, asegúrate de capturar la extraordinaria creación de Norman Foster. Este artista británico, en colaboración con la agencia local Tangram, ha diseñado una obra maestra en el Quai des Belges del Vieux-Port: una inmensa estructura con techo espejo que abarca 22 metros por 48 metros. Alza la vista para apreciar estas vistas únicas, donde las actividades cotidianas se reflejan de manera sorprendente en esta obra arquitectónica. Te verás tentado a capturar imágenes raras y fascinantes.
Visita la ciudad de Marsella con el City Pass
Puedes aprovechar al máximo tu visita a Marsella con el City Pass Marseille, de 24, 48 o 72 horas. Tendrás acceso gratuito a los museos, excursión en barco al castillo de If o a las islas Frioul, degustaciones y muestras, tren y autobús turístico y tarifas reducidas. Además hay un City Pass Marseille que también incluye el transporte público.
Las actividades ineludibles en Marsella
Además de los monumentos y museos, Marsella ofrece actividades naturales, gastronómicas y culturales que no deberías perderte. Estas están orientadas tanto a la ecología como a lo sostenibilidad, por lo que la ciudad propone descubrir de manera respetuosa y lúdica sus tesoros más variados.
Escuchar el Trou Souffleur
Adentrarse en la vía cordata para un viaje al centro del cañón del Trou Souffleur en el corazón de Les Calanques. Esta excursión, entre senderismo y escalada sencilla, ofrece el sentimiento de una gran aventura salvaje en un paisaje deslumbrante, entre calas de aguas turquesas y acantilados, siendo accesible para principiantes y niños a partir de 9 años.
Hacerse pasar por Indiana Jones
Sumérgete en la piel de exploradores urbanos en el corazón de Marsella durante una búsqueda del tesoro que abarca el pasado y el presente. Gracias a un cuaderno de juego y enigmas diseñado para adultos, pero también accesible a partir de los 6 años, podrás descubrir elementos en los monumentos, detalles en las fachadas, nombres de las calles y mobiliario urbano que te servirán como pistas. Explorarás el casco antiguo, desde Panier hasta Belsunce, en una experiencia enriquecida con anécdotas y datos proporcionados por un guía.
Regalarse una velada íntima
Embárcate en el universo del Gran Gastby en un piano bar que recuerda los años 20 y con el evocador nombre de La Groupie du pianiste. Este establecimiento de la calle Saint-Anne, abierto de martes a sábado, destaca por su decoración, su gastronomía y música de calidad en un ambiente íntimo. Aquí encontrarás bebidas y tapas sorprendentes, cócteles a medida y actuaciones en vivo. Aunque el piano sigue siendo la estrella del lugar, los viernes están reservados para la música electrónica con presentaciones de artistas locales e internacionales. Consulta la programación.
Mirar bajo el agua
Si buscas una forma original, distendida y emocionante de explorar el Parque Nacional Les Calanques y su naturaleza salvaje y protegida, el esnórquel te está esperando. Descubre los fondos marinos únicos con aguas cristalinas y sus peces tornasolados, los pepinos de mar y los crustáceos. Una magnifica excursión para realizar en familia a partir de los 7 años. El único requisito es saber nadar.
Cenar en un velero
¿Qué hay mejor que un atardecer en el mar? ¡Un atardecer desde el mar! El velero de dos palos tradicional e histórico, Le Don du Vent, invita a una experiencia natural y gastronómica «retour du marché» a lo largo de las islas del archipiélago de Frioul para una cena inolvidable. Dependiendo de los gustos, la propuesta puede ser un brunch en Frioul, una tarde de navegación o un día de baño en las calas.
Descubrir lugares alternativos
La Friche Belle de Mai, situada en el magnífico barrio con el mismo nombre, ha sido durante unos diez años el epicentro de la cultura alternativa en Marsella. Ofrece exposiciones gratuitas en espacios insólitos, conciertos, festivales, actuaciones, patinaje, una terraza en la azotea de 8000 m2 y un gran bar-restaurante con periódicos disponibles para leer. No dudes en visitar este lugar para disfrutar de buenos momentos y apreciar la efervescencia cultural que ofrece.
Comer de manera responsable
Marsella fomenta las iniciativas ecológicas y sostenibles, especialmente en el mundo de la gastronomía. Para combinar sabor y responsabilidad, te recomendamos una comida en el restaurante Lottie, ubicado a escasos metros de la Ópera, donde puedes degustar delicioso arenque o pulpo. Después, puedes dirigirte a un bar de copas con Julien en Livingston para disfrutar de bebidas en un entorno también sostenible. Productos locales, de temporada, de circuito corto y de pequeños productores te están esperando en un ambiente acogedor.
Pedalear por el paseo marítimo
Disfruta de una combinación entre lo útil y lo agradable, renuncia al coche y opta por la bicicleta para recorrer el carril bici que conduce a las calas. Este magnífico recorrido te recompensará con una pausa de relajación y un café en la playa Les Catalans, con vistas al archipiélago de Frioul. Para los más valientes, hay otros carriles con un mayor nivel de dificultad, desde rutas más extensas y de más tiempo, hasta un sencillo paseo con BTT.
Escuchar La Criée
La antigua lonja, transformada en el mercado de pescado del Vieux-Port, sigue siendo el escenario central de Aube donde acudir por las noches. Este teatro nacional de Marsella, dirigido por Robin Renucci, presenta un repertorio exigente y accesible al mismo tiempo, con frecuencia vinculado con la ciudad. Visitar una ciudad también implica apoyar su creación cultural. En La Criée, puedes disfrutar de música, marionetas, danza, lectura, cuentos, festivales, actuaciones gratuitas y teatro. La elección de tu experiencia cultural depende de tus gustos y tu presupuesto. Y hablando de gustos, el restaurante del teatro, Les Grandes tables, ofrece productos frescos, tanto a mediodía como por la noche, antes y después de las representaciones.
Por France.fr
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