El Hotel Louvre-Lens ocupa un antiguo barrio minero transformado ahora en un rincón acogedor. En total, 26 antiguas casas de mineros han sido convertidas en un hotel de 4 estrellas confortable y contemporáneo donde sigue perviviendo de forma sutil el espíritu del pasado industrial de la región de Altos de Francia. Es el alojamiento ideal para descubrir el Museo del Louvre-Lens y, en los alrededores, el patrimonio histórico y cultural de Altos de Francia.
9h - Regreso al pasado
¡Nada que objetar! La silueta del Hotel Louvre-Lens se integra perfectamente en el paisaje. Y no es de extrañar: la antigua Cité 9, situada justo frente al museo del Louvre-Lens, es un antiguo barrio minero con una fachada típica de las viviendas de obreros. Desde la calle, el hotel de 4 estrellas anuncia sus intenciones: aquí se respeta al pasado. Lo que incita la curiosidad de descubrir enseguida el interior de este edificio original.
9h15 - Como en una casa familiar
Chimenea en el vestíbulo, grandes ventanales que dan al jardín, sofás mullidos y suaves moquetas… Ya en la recepción, uno se siente recibido como en una casa familiar. La decoración del hotel, llena de guiños, recuerda el pasado, pero sin ostentación, con paredes de color carbón, lámparas que evocan la mina, suelos con traviesas de ferrocarril y, por todas partes, ladrillo aparente de origen magníficamente realzado.
10h - Una habitación muy acogedora
El color negro muestra toda su elegancia en nuestra acogedora habitación "cosy", sobria como las otras 51. El ambiente sombrío invita al descanso, aunque los materiales elegidos aportan relieve. De entrada, nos gustan los pequeños ladrillos con algunos desperfectos, que contrastan con la línea pura de los muebles diseñados a medida. Este lugar está cargado de historia y será un placer entrar en ella, como en el claroscuro de una pintura flamenca.
10h15 - De la sombra a la luz
Del negro al blanco, de la sombra a la luz, del pasado hacia el presente… ¡No es momento para la pereza! Echamos un vistazo al cuarto de baño, deslumbrante en contraste con la habitación. En el suelo, los azulejos de cemento poseen el buen gusto de la tradición y lo auténtico. ¿Preparados para disfrutar de la jornada? ¡Sí!
11h - El Louvre es nuestro vecino
Lo hemos contemplado y anhelado desde la ventana de nuestra habitación. Es hora de acercarnos a este luminoso rectángulo de vidrio y aluminio construido sobre una antigua mina. Basta con cruzar la calle para descubrir el Museo del Louvre-Lens, hermano pequeño del Louvre de París. La majestuosa Galería del Tiempo nos abre, gratuitamente, sus 3.000 m2 con 200 obras maestras cedidas por el gran museo parisino. ¡Fantástico, mañana volveremos!
17h - Arte en el hotel
Desde la recepción hasta nuestra habitación, la sucesión de corons (hilera de casas mineras), jalonados por estructuras acristaladas que albergan pequeños salones y zonas de descanso, ofrece una nueva dimensión artística. Fotos, grabados... la colección privada del hotel bien merece una ojeada. También se organizan eventos regulares con el Louvre-Lens, incluidos preestrenos de sus exposiciones temporales. Es como formar parte de la familia...
18h - Un cálido descanso
Para terminar la tarde, hemos dudado entre una pausa de lectura en un rincón del salón, una partida de billar o una de futbolín. Después de todo, el fútbol es la gran especialidad local, con el RC Lens. Al final, hemos elegido una sesión de sauna con vistas al jardín. No es tan habitual y es tan reconfortante…
20h - Cita en el Galibot
Al ser unas antiguas viviendas de mineros, el bar-restaurante del hotel Louvre-Lens está fuertemente arraigado en las tradiciones locales. Es como un café típico y se comprende enseguida cuál es el estilo norteño: un ambiente relajado, un trato cálido y una cocina generosa servida bajo decenas de lamparillas, las mismas que los mineros llevaban bajo tierra. En los fogones, el chef Fabien Pascal reinventa algunas especialidades locales. ¿Y si probásemos su carbonade?
10h - Un desayuno para un día bien completo
Apostamos a que el desayuno en el Galibot nos alegrará… y el programa del día también. ¿Volvemos al Museo del Louvre-Lens? Sí, pero esta vez para un paseo por el parque. Y también para admirar las hermosas fachadas Art Déco de Lens y Béthune, el campanario de Arras... Y, más tarde, subir a lo alto de las más altas escombreras de Europa, en Loos-en-Gohelle y del Memorial de Vimy, por las vistas. ¿Tendremos tiempo? ¡Claro que sí! Nada está lejos del Hotel Louvre-Lens.
Por Pascale Filliâtre
Periodista y viajera.
A menudo, he ido hasta la otra punta del planeta para encontrar lo que Francia nos ofrece… justo al lado. filliatre.pascale@orange.fr